Dejar el f¨²tbol
Dejar el f¨²tbol es una maniobra delicada. Su complejidad se esconde. A simple vista puede parecer sencillo retirarse tras una larga carrera, como acaba de ocurrir con Mascherano. Al fin y al cabo, ya no est¨¢s en tu mejor momento, y, visto por el lado bueno, vas a dejar de someter el cuerpo a esfuerzos terribles, ya no sufrir¨¢s patadas de los rivales, ni recibir¨¢s abucheos, a veces de tu propia afici¨®n, ni tendr¨¢s que viajar, pongamos, a Rusia para jugar contra el Lokomotiv, ni llevar una dieta estricta, ni bla bla bla. Pero a¨²n as¨ª, la decisi¨®n de dejarlo es una soluci¨®n temida porque implica que, en cierto modo, los mejores d¨ªas de tu vida han quedado atr¨¢s. Asimilar una idea as¨ª requiere fortaleza.
Seguramente despu¨¦s de ser futbolista te queden grandes cosas por ser, por vivir, con sus d¨ªas felices, que sin duda desprender¨¢n una gloria distinta. De hecho, ya no ser¨¢ gloria, lo m¨¢s seguro, lo que desprendan, mientras sientes que el mundo dej¨® de ser genuino, salvaje, para convertirse en serio, formal, posiblemente aburrido. Tal vez, tras la retirada, hagas buenos negocios, si aciertas a mover bien tu dinero. Tal vez no sean grandes negocios, sino medianos, incluso modestos. Tal vez te arruines. Tal vez sigas vinculado al f¨²tbol como entrenador. Tal vez desempe?es profesiones que no sab¨ªas que exist¨ªan. Tal vez bla bla bla. Hay una infinidad de caminos abiertos, aunque todos tendr¨¢n algo en com¨²n, es decir, ser¨¢n iguales al menos en un sentido: no resultar¨¢n tan apasionantes como jugar al f¨²tbol.
Por otra parte, contra lo que suele creerse, la vida de futbolista es lo contrario a una vida corta. Esa es una idea a la que se recurre para justificar que, en la ¨¦lite, se cobren sueldos alt¨ªsimos: porque a los treinta y pico las carreras se acaban y hay que empezar de cero, lejos de los terrenos de juego y bla bla bla. Ja. No hay ya tantos empleos que puedan desempe?arse a lo largo de quince a?os, incluso m¨¢s, como ocurre con los futbolistas. Much¨ªsima gente se reinventa cada poco. Y total, para estar casi siempre sin blanca.