El presidente sancionado no dimite
Pedro Romero Ocampo dio positivo en 2018?en una carrera de mountain bike con darbepoetina alfa, una EPO de larga duraci¨®n, la misma de Johann Muehlegg en los Juegos de 2002. Romero ten¨ªa derecho a apelar, y lo hizo. El TAD dio la raz¨®n a la AEPSAD y el ciclista ha sido suspendido cuatro a?os. La resoluci¨®n ya es firme en la v¨ªa administrativa. Romero tiene ahora el derecho a recurrir a la justicia ordinaria, y ha anunciado que lo har¨¢. Este camino es m¨¢s largo y m¨¢s costoso, pero tambi¨¦n m¨¢s f¨¢cil para encontrar una gatera de escape, por defectos de forma o de procedimiento. Es conocido el caso de Roberto Heras. Y esta semana se hizo p¨²blica la absoluci¨®n de Diego Tirilonte por anomal¨ªas en la cadena de custodia. Romero se va a agarrar a eso, con documentos que confirman frascos ¡°sin precinto¡±. Hasta aqu¨ª, l¨®gico. Lo chirriante es que Romero, adem¨¢s de biker, tambi¨¦n es el presidente de la Federaci¨®n Extreme?a de Ciclismo. Y como alza la voz para defender su inocencia, ha decidido que no dimite de un cargo que conlleva la limpieza del deporte en sus competencias. Un error.
El caso de Romero, y esto es ajeno a sus decisiones, evidencia algunas lagunas y ciertas incoherencias en la legislaci¨®n deportiva espa?ola. Por un lado, una sanci¨®n por dopaje deber¨ªa acarrear una inhabilitaci¨®n tambi¨¦n autom¨¢tica para cualquier puesto de responsabilidad en el deporte. Y, por otro, resulta contradictorio y discutible que un presidente de una federaci¨®n pueda tramitar una licencia y competir en alguno de los deportes que est¨¢n bajo su paraguas. Actualmente, en Espa?a, cada federaci¨®n regula este asunto en sus estatutos a su antojo: unas permiten la ficha, otras s¨®lo para ciertos supuestos, y otras la proh¨ªben. Es m¨¢s, dentro del mismo deporte, tambi¨¦n se reglamenta de manera diferente, seg¨²n la territorial y las normas auton¨®micas. Un sinsentido.