El oro de una familia numerosa
A 1:22 del final del partido, con 72-95 a favor de Espa?a y con Argentina ya entregada a su suerte, Sergio Scariolo efectu¨® un cambio m¨²ltiple para dar salida a Quino Colom, Javier Beir¨¢n y Xavi Rabaseda. Era un merecido premio a un tr¨ªo que ha jugado en China a la sombra de las estrellas, que apenas ha participado, pero que tuvo?un rol definitivo en este Mundial. No ser¨ªa justo olvidarlo. Porque este campeonato no empez¨® el 31 de agosto, sino hace m¨¢s tiempo, en noviembre de 2017, cuando arrancaron las Ventanas, ese pol¨¦mico invento de la FIBA que obligaba a los pa¨ªses a clasificarse en pleno curso, sin la NBA y la Euroliga presentes. Colom, que disput¨® los 12 partidos, es el mejor abanderado en ese podio en representaci¨®n de los 29 jugadores que lograron el pasaporte. Ellos tambi¨¦n son campeones del Mundo.
Este oro no habr¨ªa llegado sin ellos. Ni tampoco sin Sergio Scariolo, que supo engranar aquellas piezas con tanta precisi¨®n como ha engranado las actuales. As¨ª se mide el calibre de un entrenador. El italiano ha sacado el m¨¢ximo rendimiento a un grupo que no empez¨® inspirado, que no era el mejor del torneo, que no resist¨ªa un uno contra uno frente a selecciones como Serbia, Francia o Estados Unidos, pero que ha sabido exprimir sus cualidades y compensar sus defectos, para conquistar el segundo oro mundial. La final es otro buen ejemplo de su influencia. Scariolo volvi¨® a sacar la varita m¨¢gica para introducir en el quinteto inicial a Oriola con el encargo de secar al azote rival, Scola. Otro acierto. Espa?a es doble campeona del Mundo. Ricky Rubio, el MVP. Un oro tan inesperado como merecido. Un oro de una familia numerosa.