Fin de ciclo
Hasta aqu¨ª hemos llegado, amigos. Y la verdad, con la lengua fuera. Alfredo Rela?o me propuso hace tres a?os y medio que escribiera en este diario sobre el l¨¦xico del deporte, y desde entonces han aparecido 202 art¨ªculos.
Hace unos meses, el piloto de la reserva se encendi¨® para avisarme del peligro de repetirme y despistarme, as¨ª que le coment¨¦ al nuevo director, Vicente Jim¨¦nez, que hab¨ªa llegado el momento de cerrar etapa, o al menos el compromiso de publicar cada domingo. En este tiempo, algunas de las propuestas planteadas aqu¨ª han arraigado. Me quedo por ejemplo con ¡°estad¨ªa¡±, que en este peri¨®dico sustituye con ventaja a ¡°stage¡± a la hora de designar las estancias de pretemporada.
Otras, en cambio, no han alcanzado ¨¦xito alguno. Por ejemplo, el defectuoso ¡°medirse a¡±: ¡°El Madrid se medir¨¢ al Arsenal¡±, ¡°Nadal se medir¨¢ a Federer¡±. Ojal¨¢ alg¨²n d¨ªa los periodistas deportivos se sumen al espa?ol general y hablen de ¡°medirse con¡± (¡°midi¨® sus fuerzas con su primo¡±, ¡°se midi¨® con su rival¡±).
Tampoco he alcanzado el objetivo de que mejoren las concordancias de los verbos condicionales. Podemos decir ¡°si me invitas a cenar, ir¨¦¡± y ¡°si me invitaras a cenar, ir¨ªa¡±. En los dos casos cenamos gratis, si bien en el primero la posibilidad se ve m¨¢s cercana y posible que en el segundo. Es una riqueza de nuestra lengua de la que no disponen otras. Pero en el periodismo deportivo leemos continuamente ¡°si el Atl¨¦tico gana, se pondr¨ªa l¨ªder¡±; o ¡°si el Atl¨¦tico ganase, se pondr¨¢ l¨ªder¡±; es decir, mezclando las dos posibilidades, incurriendo en un fallo de concordancia y arruinando ese recurso del espa?ol.
He puesto una vela a San Pedro y a San Pablo, patronos de Burgos, para que arreglen esos asuntos por v¨ªa de milagro, ya que me voy sin mejorarlos. Y tambi¨¦n, de paso, la pronunciaci¨®n de ¡°PSG¡± (¡°pe-es-ye¡± o ¡°pe-ese-ge¡±, pero nunca ¡°pe-ese-ye¡±) y de Paris Saint Germain (¡°San Yerm¨¢n¡±, en vez del err¨®neo ¡°San Yerm¨¦n¡±).
Llegu¨¦ de la mano de un amigo, Alfredo Rela?o, y salgo chocando los cinco con otro, Vicente Jim¨¦nez. Dos amistades firmes y sinceras que datan respectivamente de 1975 y de 1992, y que en ambos casos han pasado por muchas horas juntos: de periodismo en El Pa¨ªs y tambi¨¦n de f¨²tbol apasionado: tanto ante el televisor como con las botas puestas sobre el terreno de juego.
Pero el AS es mi peri¨®dico desde que lo compraba de ni?o, y procurar¨¦ no andar muy lejos. As¨ª que, como dicen en mi tierra, ?hasta la pr¨®xima, si no es antes!