25 a?os de Spyro the Dragon, la primera mascota de Insomniac Games

A poco m¨¢s de un mes del estreno de Marvel¡¯s Spider-Man 2, el nuevo juego de Insomniac Games para PlayStation 5, es buen momento para regresar al origen de la colaboraci¨®n entre Sony y este estudio californanio. Un veterano del medio que antes de asumir la responsabilidad de adaptar varias licencias del comiquero universo Marvel ¡ªtanto por los juegos del hombre ara?a como por otro ya en desarrollo con Lobezno de los X-Men¡ª ya ten¨ªa en su historial juegos tan variopintos como los plataformas Ratchet & Clank, la saga de First Person Shooters Resistance o el juego de mundo abierto Sunset Overdrive, resultado de un breve escarceo con Microsoft antes de que en 2019 Sony al fin materializase su compra y lo convirtiese oficialmente en equipo first party. Pero antes de todo ello, estaba Spyro the Dragon.

Obra clave definiendo el cat¨¢logo de la primera PlayStation, Spyro quiz¨¢ no marc¨® el debut de Insomniac, que ya antes lanzara un FPS llamado Disruptor, pero s¨ª fue el juego que los puso en el mapa. Y el que garantiz¨® su continuidad, logrando vender cerca de cinco millones de copias despu¨¦s de que aquel primer intento pasara desapercibido. Su ¨¦xito llevar¨ªa a dos secuelas directas, tras las cuales la saga cambi¨® de manos y empez¨® a saltar entre diferentes estudios mientras Insomniac pasaba a otros proyectos. La chispa inicial, no obstante, fue imposible de recapturar. Al menos hasta que Activision lanz¨® un recopilatorio con la trilog¨ªa original rehecha: con diez millones de copias reci¨¦n superadas, Reignited Trilogy ha evidenciado hasta qu¨¦ punto el peque?o drag¨®n morado dej¨® huella en toda una generaci¨®n de jugadores.

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La batalla de las mascotas

Claro que recordar la importancia de Spyro requiere recordar primero el contexto de su estreno. La semana pasada, al celebrar el aniversario de Metal Gear Solid, ya comentamos que gran parte del atractivo de PlayStation se construy¨® sobre juegos de perfil m¨¢s adulto y/o con mayor carga narrativa que las dem¨¢s consolas. Nombres como Final Fantasy, Gran Turismo, Tomb Raider o Resident Evil ¡ªadem¨¢s del citado Metal Gear¡ª fueron esenciales para cultivar una imagen de marca propia, fuerte y diferenciada. Porque PlayStation no multiplic¨® varias veces las ventas de Sega Saturn y Nintendo 64 ganando una batalla a tres bandas contra mascotas como Sonic y Mario; lo hizo convenciendo a los usuarios de que hab¨ªa llegado para evolucionar el medio hacia su siguiente etapa, una menos centrada en el p¨²blico infantil.

Es una historia resumida, pero incompleta. Porque a pesar de estrenarse entre 1994 y 1995 seg¨²n la regi¨®n, PlayStation no empez¨® su mete¨®rica carrera hacia los cien millones de consolas hasta 1997, ni escap¨® completamente de Nintendo 64 hasta 1998. Durante una temporada, el ¡°ganador¡± estuvo en el aire, y durante esa ¨¦poca Sony tambi¨¦n jugaba al juego de las mascotas: en 1996, Crash Bandicoot se promocion¨® tomando notas de Sega, con anuncios donde Crash acud¨ªa a la sede americana de Nintendo para decir, altavoz en mano, que la peor pesadilla del fontanero hab¨ªa llegado. Crash y sus secuelas, por supuesto, fueron grandes ¨¦xitos de ventas, haciendo tanto por el nombre de Naughty Dog como Spyro har¨ªa por el de Insomniac. Pero a la hora de la verdad, dif¨ªcilmente eran competencia para Super Mario 64, al menos cuando se trataba de la propuesta jugable.

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Aunque los niveles eran densos en obst¨¢culos y ricos en detalles, ocuparon un espacio intermedio entre la linealidad de la era 2D y las nuevas posibilidades que brindaban las tres dimensiones. Cuando concibieran la saga, no hab¨ªa una f¨®rmula establecida sobre c¨®mo hacer plataformas en 3D ¡ªNintendo a¨²n estaba promocionando juegos como los Donkey Kong Country o Yoshi¡¯s Island¡ª, as¨ª que en Naughty Dog tuvieron que crear su propio camino y colocaron la c¨¢mara detr¨¢s del personaje para acompa?arlo por niveles encorsetados. Pero la casualidad quiso que el primer Crash se estrenase casi al mismo tiempo que Super Mario 64 en Am¨¦rica, y la secuela llegara desde que Banjo-Kazooie sorprendiera en el E3 de 1997. As¨ª que en el terreno de los plataformas, era dif¨ªcil no tener la sensaci¨®n de que Nintendo 64 seguir¨ªa a la vanguardia.

Parte era la experiencia y los medios ¡ªNaughty Dog a¨²n no pertenec¨ªa a Sony y los juegos fueron publicados por ella debido a la mediaci¨®n de una divisi¨®n de Universal capitaneada por Mark Cerny¡ª. Parte era la propia PlayStation que, si bien m¨¢s accesible para desarrollar, impon¨ªa ciertas limitaciones a la hora de gestionar mundos de cierto tama?o. Adem¨¢s, de inicio sus juegos se dise?aban para una cruz de control digital, puesto que durante el primer par de a?os era la ¨²nica opci¨®n de su mando. Una tara menor para juegos en 2D, de lucha, con rango de movimiento limitado, o con fondos prerrenderizados como Resident Evil o Final Fantasy VII; pero bastante m¨¢s importante si se pretend¨ªa construir algo m¨¢s abierto, que se beneficiase de un control m¨¢s gradual y preciso. Algo como lo que Insomniac intentar¨ªa con Spyro.

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Como dijimos antes, Insomniac primero moj¨® sus pies en el hardware con un FPS, un ¡°clon¡± de DOOM que no reinvent¨® la rueda a pesar de dejar entrever el talento del equipo. Fuera justo Mark Cerny, gratamente sorprendido con una demostraci¨®n temprana, el que hab¨ªa acordado su distribuci¨®n a manos de Universal. Y fue tambi¨¦n Cerny el que, tras ese relativo fracaso ¡ªla recepci¨®n cr¨ªtica s¨ª fue positiva¡ª, ret¨® al estudio a cambiar el enfoque y probar algo con m¨¢s tir¨®n entre todos los p¨²blicos. Al estreno de Disruptor a finales de 1996, PlayStation todav¨ªa estaba formando su identidad y no pod¨ªa cerrarse ninguna puerta, as¨ª que el productor empuj¨® al estudio de forma poco sutil hacia la creaci¨®n de otra mascota. Una alternativa a Crash Bandicoot donde explorar niveles panor¨¢micos sin cabida en los juegos del marsupial.

Alex Hastings, uno de los programadores, estaba trabajando en un nuevo motor gr¨¢fico m¨¢s adecuado a PlayStation ¡ªDisruptor hab¨ªa empezado sus d¨ªas como juego de 3DO¡ª, as¨ª que poco a poco las piezas empezaron a encajar. Despu¨¦s de todo, el g¨¦nero distaba de ser un simple reclamo para ni?os, era tambi¨¦n uno de los principales campos de pruebas en los primeros a?os de desarrollo en 3D: estudios m¨¢s tarde responsables de grandes mundos abiertos como Rocktar North (Grand Theft Auto), Ubisoft Montreal (Assassin¡¯s Creed) o Sucker Punch (Ghost of Tsushima) dedicaron parte de esta etapa a crear plataformas como Space Station Silicon Valley, Tonic Trouble o Rocket: Robot on Wheels. Ninguno con un ¨¦xito comparable a las producciones contempor¨¢neas de Nintendo o Rare, eso s¨ª. Ninguno, salvo Spyro.

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Horizontes lejanos y detalles cercanos

La gestaci¨®n de Spyro no solo coincidi¨® con la de Crash Bandicoot 3 en el tiempo, tambi¨¦n en el espacio: durante el desarrollo, Insomniac y Naughty Dog estaban tan cerca que a menudo se visitaban y probaban sus respectivos juegos, aprendiendo unos de otros y compartiendo ideas. La conexi¨®n entre sagas fue tal, que tambi¨¦n Charles Zembillas, dise?ador independiente que a?os atr¨¢s dibujara a Crash, se encarg¨® de dar forma a la nueva mascota. Si bien la idea de usar un drag¨®n surgi¨® de Craig Stitt, artista de Insomniac, Zembillas cre¨® multitud de bocetos hasta que el equipo encontr¨® a su protagonista. Inicialmente se barajaron opciones de mayor edad y tama?o, como los dragones cristalizados que el jugador deber¨ªa rescatar durante el juego, pero al final se decantaron por un personaje bastante m¨¢s joven.

El peque?o Spyro era entra?able, cualidad importante para una mascota plataformera, pero tambi¨¦n ten¨ªa un modelo m¨¢s f¨¢cil de animar y mover por los entornos. Porque ah¨ª estaba el verdadero reto de Insomniac, que pretend¨ªa llevar a cabo algo sin precedentes en PlayStation: crear mapas abiertos con gran distancia de dibujado, donde triqui?uelas como niebla o popping no se usaran como atajo para generar los elementos a medida que el personaje se acercaba a ellos. Incluso en Nintendo 64, m¨¢s potente sobre el papel, era dif¨ªcil conseguirlo si no se dominaban sus especificaciones y se ten¨ªan recursos para optimizar a conciencia. Pero Spyro lo logr¨®, e incluso lo integr¨® como parte de su propuesta jugable, incentivando a los jugadores a otear el horizonte, buscar nuevos objetivos y planear para llegar a plataformas lejanas.

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Fue una proeza posible gracias al hecho de que s¨ª hab¨ªa un atajo, pero m¨¢s elegante y reutilizado por infinidad de juegos desde entonces: el motor de Hastings permit¨ªa dibujar escenarios con diferentes niveles de detalle, usando sus versiones m¨¢s simples para las grandes distancias y sirvi¨¦ndose de morphing para transitar hacia versiones con m¨¢s pol¨ªgonos a medida que el jugador se acercaba, cargando tambi¨¦n las texturas cuando de verdad se pudiesen apreciar. En la era de la alta definici¨®n actual es un truco muy f¨¢cil de detectar; pero en las antiguas pantallas de tubo, con menor resoluci¨®n y capacidad para simular una mayor profundidad de color gracias al tramado de los gr¨¢ficos, funcionaba tan bien que hab¨ªa que fijarse para detectar estas ¡°fisuras¡±, mucho m¨¢s sutiles que en otros plataformas de la ¨¦poca.

El resultado era un juego con grandes panor¨¢micas y entornos plenamente explorables que luc¨ªa casi tan bien como cualquier Crash en las distancias cortas. Las baldosas de cada suelo pavimentado, las ornamentaciones de cada edificio, los trozos de madera usados para construir cada puente, la escarcha que cubr¨ªa piedras en zonas m¨¢s fr¨ªas... El aumento de escala y visi¨®n no result¨® en una p¨¦rdida significativa de detalle, as¨ª que los artistas pudieron crear mundos llenos de color e ideas originales, que no se limitaron a tem¨¢ticas t¨ªpicas como lava, hielo o desierto y destacaron por ofrecer sus propios tipos de arquitectura: castillos de cuentos de hadas, caba?as entre ¨¢rboles gigantes a lo Star Wars, ruinas inspiradas por culturas mesoamericanas o incluso un puerto con obreros que lanzaban barriles al m¨¢s puro estilo Donkey Kong.

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Y es que Spyro fue m¨¢s que un paso adelante para reivindicar el potencial t¨¦cnico de PlayStation frente a Nintendo 64. Tambi¨¦n fue un juego de plataformas bueno como eso, plataformas. En Insomniac sab¨ªan que la clave de Super Mario 64 no hab¨ªa sido simplemente que se pudiese ver o recorrer sus mundos de lado a lado con libertad, tambi¨¦n que cada paso intermedio era divertido. Que la fluidez del movimiento no ten¨ªa comparaci¨®n con juegos anteriores o posteriores, y que hab¨ªa roto muchos m¨¢s esquemas con eso que con la distancia de dibujado. As¨ª que gran parte del esfuerzo se dedic¨® a clavar ese componente m¨¢s b¨¢sico, t¨¢ctil. Lograr que Spyro tuviese un control satisfactorio a la hora de correr por praderas, saltar entre plataformas, chamuscar enemigos y embestir para aumentar la velocidad o golpear cosas.

Aunque para entonces muchos usuarios pod¨ªan seguir usando el mando inicial, en 1998 muchos otros ya empezaban a contar con el DualShock, que se convirti¨® en el mando por defecto de la consola en la segunda mitad de su ciclo vital. As¨ª, el equipo pudo implementar un control anal¨®gico ¡ªsi bien el digital sigui¨® disponible¡ª con rango de acci¨®n en 360 grados y aceleraci¨®n gradual seg¨²n la inclinaci¨®n aplicada en stick, adem¨¢s de habilitar la vibraci¨®n para que los jugadores sintiesen los impactos contra el entorno en sus manos. La jugabilidad seguir¨ªa siendo m¨¢s sencilla que la de Mario 64, con sus saltos triples, volteretas tras cambios de sentido, rebotes en paredes y dem¨¢s; pero para est¨¢ndares de la ¨¦poca, era precisa y confortable, especialmente al lado de otros exponentes recientes de esa consola como Croc o Gex.

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Un plataformas de altos vuelos

Parte de la magia vino de nuevo gracias a otro consejo de Cerny, que sugiri¨® tener dos ataques con diferentes efectos. En juegos como Mario o Banjo, los enemigos eran un obst¨¢culo que se pod¨ªa ignorar casi siempre. En Spyro, por lo contrario, derrotar a todos ¡ªo el m¨¢ximo posible¡ª era esencial porque dejaban caer parte de las joyas necesarias para completar los niveles y progresar entre mundos, as¨ª que la embestida con los cuernos surgi¨® para complementar a las llamaradas, y el equipo pronto se vio dise?ando tanto enemigos que se cubr¨ªan ante el fuego con escudos o armaduras, como cofres que solo pod¨ªan abrirse tras coger carrerilla o trazados con flechas donde hab¨ªa que acumular velocidad de camino a una rampa para saltar m¨¢s de lo normal y llegar planeando a lugares inaccesibles de otro modo.

Otro de los desaf¨ªos recurrentes era precisamente atrapar encapuchados que hu¨ªan con un huevo de drag¨®n en las manos, demasiado veloces para ser alcanzados con la carrera normal, pero posibles de derribar manteniendo la embestida para acortar poco a poco distancias ¡ªfamiliarizarse con el nivel a veces era importante¡ª o abalanz¨¢ndose sobre ellos al final de un planeo. El vuelo libre tambi¨¦n ten¨ªa cabida, aunque se limitaba a fases en clave de contrarreloj. En ellas, los jugadores ten¨ªan que cumplir varias series de objetivos, como atravesar cierta cantidad de arcos, romper cofres o derrotar a los enemigos espec¨ªficos de esa fase. Cada acci¨®n sub¨ªa un par de segundos extra al reloj, pero solo completar una serie de objetivos serv¨ªa para sumar joyas al contador global, y hacer todas del tir¨®n requer¨ªa bastante pr¨¢ctica.

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Al lado de de Mario 64 y Banjo-Kazooie, los niveles eran algo m¨¢s reiterativos en sus planteamientos: coger joyas, acercarse a las estatuas de dragones para liberarlos, coger m¨¢s joyas, recuperar huevos, coger todav¨ªa m¨¢s joyas, entrar a las fases de vuelo, coger otras pocas joyas, encontrar llaves para abrir cofres con candados, etc¨¦tera. Pero el control, la direcci¨®n art¨ªstica, y las variaciones en el dise?o de los niveles y los enemigos se encargaban de mantener la experiencia fresca durante varias horas. Toreros perseguidos por toros, se?oras que golpeaban a Spyro con cucharones de cocina, bufones con faroles que hac¨ªan crecer a otros enemigos, magos que modificaban el terreno en tiempo real, soldados con ca?ones que Spyro tambi¨¦n pod¨ªa usar, incluso guerrilleros con armas de fuego... La creatividad nunca deca¨ªa.

Incluso el sistema de vida ten¨ªa una dosis de inventiva: Spyro no contaba con una barra convencional, sino con una lib¨¦lula acompa?ante llamada Sparx que volaba siempre a su lado. Del dorado al azul, y luego al verde, su color cambiaba cada vez que Spyro recib¨ªa da?o, dej¨¢ndolo solo tras tres golpes. Ah¨ª, el siguiente s¨ª ser¨ªa fatal, aunque el jugador podr¨ªa volver a restaurar la energ¨ªa de Sparx ¡ªy por ende, la de Spyro¡ª si cazaba animales peque?os como ovejas o gallinas. As¨ª los cambios de color volv¨ªan a aplicarse a la inversa, aunque no era la ¨²nica peculiaridad del sistema: mientras Spyro la llevase a su lado, esta lib¨¦lula tambi¨¦n se encargaba de recoger las joyas cercanas sin necesidad de que el drag¨®n las tocase con su cuerpo, agilizando considerablemente las labores de recolecci¨®n. Jugar bien era jugar mejor.

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Spyro no fue un juego dif¨ªcil de terminar ¡ªel plataformeo de Crash Bandicoot tend¨ªa a ser bastante m¨¢s exigente¡ª, pero s¨ª requer¨ªa dedicaci¨®n para completar: m¨¢s all¨¢ del jefe final y los cr¨¦ditos, hab¨ªa un mundo extra para aquellos que recogiesen todas las joyas. Sin jefes o grandes retos, pero con planeo ilimitado para disfrutar explorando todav¨ªa un poco m¨¢s. Despu¨¦s de todo, ese hab¨ªa sido el objetivo de Insomniac desde el principio: crear mundos amplios y bonitos, que sacasen partido al hardware de PlayStation, pero tambi¨¦n que fuesen divertidos para jugar. Corriendo, saltando, volando. Incluso si no era para alcanzar una meta espec¨ªfica, como salvar dragones o alguna princesa, el juego funcionaba. El plataformeo era el fin, no solo un medio.

A su estreno, Spyro the Dragon no puso el mundo en llamas. Los usuarios norteamericanos en concreto fueron algo reticentes ante la imagen m¨¢s infantil. Pero poco a poco su popularidad creci¨®; y sus ventas, tambi¨¦n, aumentando el ritmo en navidades o incluso ya llegado 1999. PlayStation demostr¨® que las diferencias entre consolas no eran tan grandes incluso en el g¨¦nero que m¨¢s dominaba su rival, e Insomniac demostr¨® que hab¨ªa llegado para quedarse. No solo haciendo m¨¢s juegos de Spyro, la nueva estrella de los plataformas, sino creciendo como estudio e ideando nuevas mascotas o experiencias encuadradas en otros g¨¦neros. Aunque Sony entonces a¨²n no lo supiera, hab¨ªa encontrado a uno de sus mejores aliados para las siguientes dos d¨¦cadas y media. Y todo gracias a un peque?o drag¨®n morado.

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