The Banner Saga III, An¨¢lisis: el dise?o presa de la belleza

The Banner Saga III es la culminaci¨®n de un viaje que comenz¨® en 2014. Un viaje que atrap¨® a muchos y sorprendi¨® a otros tantos. Su belleza, la calidad de su m¨²sica y sus escenarios supieron cautivar al p¨²blico y atarlo a una interesante mezcla de g¨¦neros y mec¨¢nicas. Con la tercera entrega alcanzamos ?taca y nos despedimos de nuestra odisea con el sabor de las decisiones tomadas durante el camino.

El t¨ªtulo, perteneciente al g¨¦nero de la estrategia y el rol con saber a aventura conversacional, ha sido desarrollado por Stoic, una empresa estadounidense de desarrollo de videojuegos compuesta por trece miembros y fundada por tres antiguos miembros de BioWare. Financiado, en parte, a trav¨¦s de la plataforma de micromecenazgo Kickstarter, la tercera iteraci¨®n contin¨²a el plano trazado hasta la fecha y no sale de ¨¦l presentando al p¨²blico una propuesta continuista.

El plano de The Banner Saga III hunde sus ra¨ªces en el g¨¦nero de la estrategia por turnos en la fase de combate, en el rol para la gesti¨®n de los personajes y la aventura conversacional para el desarrollo de la trama. La fase de combate propondr¨¢ al jugador un tablero dividido en casillas cuadrangulares donde mover a nuestros personajes. En una primera fase podremos situarlos y, despu¨¦s, iniciado el combate, ordenarles acciones ordinarias, moverse y atacar, y extraordinarias, distintas habilidades especiales y hechizos. La fase de rol se presentar¨¢ en los cl¨¢sicos men¨²s de personajes donde gestionar nuestro equipo a trav¨¦s de la subida de nivel, de habilidades y, como novedad en esta entrega, de nombres legendarios, ep¨ªtetos que adquirir¨¢n nuestros personajes a partir de nivel 10 y que les aportar¨¢n caracter¨ªsticas y habilidades especiales. Por ¨²ltimo, la fase de aventura se desarrollar¨¢ a trav¨¦s del seguimiento de la caravana sobre una imagen en dos dimensiones. En algunos momentos saltar¨¢n eventos en los que tendremos que tomar una decisi¨®n entre varias opciones.

Sobre este plano b¨¢sico se levanta una pir¨¢mide con tres caras claramente diferenciadas, la est¨¦tica del t¨ªtulo, la trama y el apartado sonoro donde destaca la banda sonora original creada por Austin Wintory, figura ya consagrada de la m¨²sica para videojuegos con un curr¨ªculum sobresaliente que incluye t¨ªtulos como Journey.

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La est¨¦tica de The Banner Saga III es sobrecogedora. Influenciada por los cl¨¢sicos de Disney y la animaci¨®n m¨¢s tradicional Stoic nos presenta un mundo en dos dimensiones que termina por ahogar al dise?o del t¨ªtulo con el peso de su apariencia. Todo se encuentra al servicio del arte del videojuego y esta hegemon¨ªa termina por da?ar el conjunto. Se le niega cualquier posibilidad de exploraci¨®n al jugador, cualquier capacidad de actuaci¨®n. Aquel que comience una partida a The Banner Saga III deber¨¢ seguir, por imperativo, el recorrido abrumadoramente decorado por los responsables art¨ªsticos de Stoic pero nunca podr¨¢ asomarse a una ventana. El trabajo artesanal del t¨ªtulo establece una rigidez excesiva en las animaciones de los personajes que tan solo explotan en las escasas y breves escenas cinem¨¢ticas del t¨ªtulo. En las batallas entre los personajes el usuario tan solo podr¨¢ acercar o alejar el foco o pasar de personaje a personaje sin poder moverse libremente por el escenario de la batalla. Todo est¨¢ al servicio de la belleza.

La trama de The Banner Saga III contin¨²a la ya presentada en las entregas anteriores y, si hemos disfrutado del t¨ªtulo en la misma plataforma, podremos cargar las decisiones tomadas en los otros episodios. En cambio, si hemos instalado el videojuego en una nueva plataforma, podremos elegir tan solo entre dos opciones. La trama del t¨ªtulo de Stoic presenta el ya cl¨¢sico problema de divergencia entre urgencia de la trama y mec¨¢nicas que nos alejan de ella. Por una parte nos incurren a apresurarnos pero otra incluyen mec¨¢nicas obligatorias para descansar durante d¨ªas. Una temporalidad que estalla en los ¨²ltimos compases del juego y trae a la superficie, de una manera a¨²n m¨¢s brillante, esta divergencia entre urgencia y espera ya t¨ªpica de los juegos de rol contempor¨¢neos. El mundo se derrumba, de nosotros depende salvarlo, pero antes, una siesta para recuperar nuestros puntos de fuerza.

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La dicotom¨ªa entre espera y urgencia no es la ¨²nica divergencia que presenta el t¨ªtulo. Los personajes que la trama presenta como los m¨¢s poderosos, Eywind, Juno, etc., ser¨¢n muy poco ¨²tiles en la batalla donde otros personajes con el papel de tanques ser¨¢n los verdaderos protagonistas de las batallas. Esta decisi¨®n, junto a otras similares, alejan a las mec¨¢nicas de la trama abriendo un hueco de incoherencia que acaba por empa?ar, tambi¨¦n, el conjunto de la obra.

La gran baza de The Banner Saga III es la toma de decisiones entre diferentes opciones que acaban por afectar a la historia. A diferencia de otros t¨ªtulos que enarbolan la bandera de las decisiones como rasgo caracter¨ªstico, en el juego de Stoic no nos avisan del peso de nuestras decisiones ni tampoco de su llegada. Las decisiones acaban por sentirse naturales y la historia que viva el jugador la sentir¨¢ como la ¨²nica posible. Sin embargo, en algunas ocasiones, estas decisiones toman la apariencia de enga?os ya que la l¨®gica apunta a una decisi¨®n y, una vez tomada, las consecuencias de dicha elecci¨®n dan por completo la vuelta. Una decisi¨®n de dise?o que puede llegar a resultar frustrante al jugador, ya que experimentar¨¢ las consecuencias de decisiones que ¨¦l no ha tomado como, por ejemplo, enfrentamientos indeseados.

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El combate, en The Banner Saga, nunca ha sido su mejor caracter¨ªstica. Existen t¨ªtulos que ofrecen una experiencia similar mucho m¨¢s satisfactoria como Divinity: Original Sin, Darkest Dungeon o la saga Shadowrun. La tercera entrega no cambia lo ya visto hasta la fecha aunque incluye novedades como las batallas por oleadas donde el jugador puede resistir y conseguir un objeto o huir tras vencer a la primera oleada. Sin embargo, donde vuelve a equivocarse Stoic es en la subida vertiginosa de dificultad en algunos combates situando enemigos dif¨ªciles al final de tres oleadas o incorporando contrarios progresivamente a un combate para el que el jugador no ha podido prepararse adecuadamente. Stoic recurre a otro truco de dise?o, resaltar los combates importantes a trav¨¦s del aumento artificial de la dificultad. Una decisi¨®n que rompe la coherencia del t¨ªtulo. Sin embargo ha a?adido algo que ha sido, probablemente, la peor sorpresa de todas, el resultado de estas batallas no importa a la trama. La historia del abanderado continuar¨¢ su curso acabe derrotado o victorioso en cualquier combate que enfrente. Unos combates que pecan de homog¨¦neos.

Poco hay que a?adir al apartado sonoro del juego, la actuaci¨®n de Wintory sigue siendo sobresaliente. Sus creaciones nos acompa?ar¨¢n durante la partida pero una vez apagado el ordenador, la videoconsola o la tableta, estas nos seguir¨¢n acompa?ando en nuestros quehaceres diarios. Un trabajo brillante.