Banner Saga fue uno de los grandes triunfos nacidos en el tsunami crowdfunding que se form¨® hace unos a?os. Un t¨ªtulo que encarnaba adem¨¢s los ideales de este movimiento: dos j¨®venes ex-Bioware con ganas de alejarse del modelo de AAA y hacer algo personal, con un estilo art¨ªstico propio alejado de las tendencias del videojuego y una historia a la vez ¨¦pica e ¨ªntima sobre un mundo de leyendas n¨®rdicas al borde de la destrucci¨®n. Su clasicismo a la hora de dar forma a su mundo y personajes, junto a elementos como la poderosa banda sonora formada por un gigante en continuo crecimiento como es Austin Wintory (Journey), terminaron de conformar una experiencia memorable.
Ideado desde el principio como una trilog¨ªa y despu¨¦s de cerrar con un final demoledor, hab¨ªa expectaci¨®n por ver c¨®mo iba a quedar este segundo episodio y c¨®mo segu¨ªa una historia que se caracteriza por el convincente tono de desesperaci¨®n con el que est¨¢ revestida. No es raro encontrar videojuegos con el fin del mundo de fondo como tema de fondo, pero pocos consiguen crear una aut¨¦ntica sensaci¨®n de desolaci¨®n y miedo ante un acontecimiento tan brutal como deber¨ªa ser ¡°el fin del mundo¡±. El gran logro se debe principalmente a que en otros t¨ªtulos jugamos como el ¡°salvador del mundo¡± y estamos bastante convencidos de que al final lo salvaremos, porque estamos pre-programados para ello de haberlo visto muchas veces. Pero con Banner Saga, la verdad es que no estamos muy seguros de que esto vaya a ser as¨ª, ni siquiera jugamos el papel de un gran salvador, sino de alguien que tiene que tomar decisiones dif¨ªciles en situaciones extremas, con la esperanza de que sea la elecci¨®n menos mala.
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Banner Saga 2 es una continuaci¨®n directa del primero (y por tanto es imprescindible haberlo completado primero para que todo tenga sentido). La estructura es similar, con un desarrollo lineal que se bifurca en diferentes arcos seg¨²n el protagonista del momento. En todos los casos, lideramos una caravana formada por civiles y guerreros, siguiendo un camino recto sobre el que no tenemos m¨¢s control que el de decidir cu¨¢ndo descansamos, seg¨²n sea nuestra moral y las provisiones que tengamos. La gracia del planteamiento viene dada porque en todo momento hay que tomar decisiones que tienen que ver con la naturaleza de liderar a docenas de familias desamparadas y guerreros derrotados: peleas, decisiones dif¨ªciles, circunstancias especiales y batallas a cada paso. Como en el primer juego, uno de los puntos fuertes es la incertidumbre de esas decisiones y de los di¨¢logos. La acci¨®n y consecuencia en un videojuego no siempre se consigue orientar de la forma m¨¢s convincente, apostando por decisiones demasiado obvias entre las ¡°buenas¡± y las ¡°malas¡±, junto con resultados inmediatos, dej¨¢ndolo en algo bastante descafeinado. En Banner Saga sin embargo, las decisiones nunca parecen tener una respuesta ¡°f¨¢cil¡± y la consecuencia suele, en alg¨²n punto, volver para darnos una patada en el trasero, independientemente de los buenas (o no) que fueran nuestras intenciones. Algunas veces buscamos ser generosos, y se nos paga esa generosidad con una pu?alada en la espalda; otras veces buscamos ser duros y decididos, con consecuencias m¨¢s calamitosas que lo que deber¨ªan haber sido. Y otras veces las cosas salen, m¨¢s o menos, bien, terminando de formar la incertidumbre que alimenta la narrativa y el dramatismo de la situaci¨®n, aunque a veces un tanto melodramaticamente de m¨¢s.
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Cuando no estamos pensando en c¨®mo conseguir no perder a otra docena de nuestros protegidos , estaremos combatiendo en un sistema t¨¢ctico por turnos, controlando a nuestros mejores guerreros en un tablero frente a toda clase de amenazas. No ha habido demasiada evoluci¨®n al respecto, con un sistema simple y elegante en el que cada luchador tiene dos barras que determina su salud y resistencia, pudiendo orientar golpes a mermar una de las dos. La vida est¨¢ vinculada a la fuerza, de forma que alguien con la vida completa har¨¢ m¨¢s da?o, pero la resistencia determinar¨¢ cu¨¢nto da?o realizan los ataques, as¨ª que es conveniente tratar de reducirla antes de realizar ataques f¨ªsicos. A partir de esa base, disponemos de una amplia variedad de posibilidades gracias a las diferentes clases. Uno de los ¡°defectos¡±, por as¨ª decirlo, de la primera entrega es que nos ten¨ªamos muchas opciones de cara a configurar nuestro equipo, contando con un n¨²mero bastante limitado de clases con habilidades diferenciadas. Stoic ha escuchado nuestras plegarias y ha a?adido tanto m¨¢s clases como m¨¢s variedad de habilidades especiales, lo que es positivo. Sin embargo, una vez visto el efecto en el juego, podemos comprobar que el problema no era tanto de forma como de fondo. El dise?o de los combates en Banner Saga 2 tiende a lo simplista, as¨ª que ese aumento de posibilidades no se traduce en combates t¨¢cticamente m¨¢s interesantes. Mantiene un buen nivel, siendo entretenido y arrojando alg¨²n reto atractivo de vez en cuando, pero desde luego no es Tactics Ogre ni Xcom, conform¨¢ndose con algo m¨¢s ligero.
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Las pocas veces que el t¨ªtulo trata de ofrecer alg¨²n combate con algo especial para aderezarlos, se aprecia que el modelo de juego e inteligencia artificial no est¨¢n preparados para ello. Hay momentos puntuales en el combate en el que los rivales no realizan decisiones l¨®gicas, que se ponen a hacer rodeos innecesarios cuando podr¨ªan terminar hacer mucho m¨¢s da?o del que han hecho, o cuando no captan bien los obst¨¢culos en el suelo en forma de l¨ªquido inflamable y otras trampas que t¨¦cnicamente no est¨¢n ocultas. No es regular, pero es lo suficiente como para no considerar seriamente a Banner Saga como un coloso entre otros juegos t¨¢cticos del mercado. Es competente, entretenido, y adem¨¢s ha logrado evitar esos momentos de subidas bestiales de dificultad que ten¨ªa el primer episodio (especialmente ese desesperante jefe final), pero no llega al sobresaliente en este apartado. Con todo, sigue siendo un juego que destaca en los mismos puntos que lo hac¨ªa el primer episodio. Buena narrativa, excelentes e interesantes personajes, un estilo art¨ªstico maravilloso, momentos inspiradores y otra banda sonora para enmarcar. La ¨²nica pega que podr¨ªamos comentar sobre la narrativa es que por un lado se ha hecho un poco m¨¢s esot¨¦rica (y un punto m¨¢s incomprensible por ello); el primero ten¨ªa sus hechiceros, gigantes y criaturas sobrenaturales, pero se manten¨ªa muy con los pies en el suelo a pesar de todo ello, mientras que ahora se ha dejado llevar moderadamente por el elemento m¨ªstico de la situaci¨®n en ciertas ocasiones. Tambi¨¦n tiene sufre de algo de s¨ªndrome de la segunda parte en una trilog¨ªa, una cierta sensaci¨®n de estar en tierra de nadie y de no poder cerrar arcos argumentales ni ofrecer conclusiones rotundas, algo que s¨ª pudo hacer la primera parte.
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