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Last Stop
- PlataformaPS56.5NSWXBO6.5PC6.5XBS6.5PS46.5
- G¨¦neroAventura
- DesarrolladorVariable State
- Lanzamiento22/07/2021
- EditorAnnapurna Interactive
Last Stop, an¨¢lisis. El arte de contar historias
El nuevo juego de los creadores de Virginia es otra experiencia narrativa que cambia EEUU, Twin Peaks y Expediente X por Londres, Doctor Who y Black Mirror.
Seguro que m¨¢s de uno por estos lares se acuerda de Virginia, un peque?o videojuego independiente que se convirti¨® en una de las sorpresas m¨¢s agradables de 2016. Se trataba de una cautivadora experiencia narrativa que entraba por los ojos y ten¨ªa claras reminiscencias a Twin Peaks y Expediente X. Virginia era una proeza en muchos sentidos. Lo era por aquel deslumbrante y colorido acabado visual que aprovechaba con inteligencia el motor gr¨¢fico Unity. Por un apartado sonoro que lleg¨® a alzarse con un premio BAFTA. Por una narrativa vibrante que se atrev¨ªa a prescindir de cualquier clase de di¨¢logo y lo apostaba todo al montaje. O por ser el primer trabajo de Variable State, una desarrolladora brit¨¢nica fundada en 2014 y compuesta por menos de una veintena de personas que trabajaban de forma remota y apenas se ve¨ªan a trav¨¦s de Skype. Virginia no estaba exento de fallos, ni mucho menos, pero sab¨ªa eclipsarlos tras sus virtudes y gracias a ello se convirti¨® en una joya de culto. El juego que hoy nos ocupa, Last Stop, es el segundo trabajo de Variable State. Cinco a?os despu¨¦s de Virginia, la compa?¨ªa regresa con una propuesta similar que cambia los parajes rurales de Estados Unidos por el centro de Londres, y los universos de Lynch, Mulder y Scully por los de Black Mirror y Doctor Who. Otra aventura eminentemente narrativa que sigue convenciendo en lo gr¨¢fico, pero que por desgracia resulta mucho m¨¢s plana y convencional.
Tres historias en una
Last Stop se compone de tres historias diferentes, todas ellas ambientadas en Londres, conectadas entre s¨ª y con elementos paranormales como denominador com¨²n. La primera de ellas, Domestic Affairs, narra el drama familiar de Meena, una especie de esp¨ªa del MI6 que est¨¢ insatisfecha con su vida personal y busca nuevas emociones. ?C¨®mo? Luchando de un modo enfermizo por conseguir un ascenso laboral, teniendo una aventura extramarital e incluso haciendo de justiciera de barrio en sus horas libres. Lo que sea con tal de no tener que cuidar de su padre y soportar sus (divertid¨ªsimas) tonter¨ªas antisistema, o con tal de no hacer frente a la brecha que le va alejando m¨¢s y m¨¢s de su marido y de su hijo. Es la trama que menos ciencia ficci¨®n tiene y por momentos emite cierto tufillo a peli de tarde, a culebr¨®n cutre de los que echan a la hora de la siesta durante los fines de semana. ?Oh, no! ?Alguien le ha dejado una nota a Meena en su casa amenazando con contar a su marido la infidelidad! ?Qui¨¦n puede ser? ?Qu¨¦ mala pata! Por culpa de sus horarios, Meena se ha perdido la carrera de atletismo de su hijo, ha llegado tarde a una reuni¨®n en el colegio y se le ha olvidado llamar a casa para cancelar la cena familiar. ?Habr¨¢ bronca esa noche? ?Una copa de vino? ?Y lo que faltaba: su rival por el ascenso es m¨¢s joven, guapa y lista que ella! ?Por qu¨¦ ha dejado de ser la favorita de sus compa?eros? ?El mundo ya le ha puesta la etiqueta de juguete roto? Demasiadas zonas comunes tratadas con demasiada frivolidad.
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La segunda de las historias, Stranger Danger, parte de una premisa fascinante e inspirada en Under the Skin, la pel¨ªcula protagonizada por Scarlett Johansson. Donna, Vivek y Becky son tres adolescentes obsesionados con un atractivo y misterioso hombre que vive cerca de su zona y que cada d¨ªa se lleva a casa a una nueva conquista. Hasta ah¨ª nada parece sospechoso, pero al cabo de unas horas en su piso, siempre sucede lo mismo: el hombre vuelve a salir, esta vez solo, y no regresa hasta el d¨ªa siguiente, cuando lo hace con una nueva acompa?ante. Tratando de descubrir qu¨¦ es de todas esas personas desaparecidas, los tres amigos deciden seguirle hasta un extra?o edificio abandonado en el que muestra su verdadera naturaleza. Y aunque no sabemos muy bien cu¨¢l es, el extra?o resplandor verde que la acompa?a, a lo se?or Burns radioactivo, parece dejar claro que no es humana. Al percatarse de que le est¨¢n observando, el hombre se acercar¨¢ a Donna y compa?¨ªa, quienes creen que pretende atacarles y, haciendo suya la m¨¢xima de que la mejor defensa es un buen ataque, noquean al desconocido y le atan a una silla, haci¨¦ndolo su reh¨¦n. Un estupendo punto de partida para una trama que engancha y funciona.
A partir de ese momento trataremos de descubrir qui¨¦n y qu¨¦ es nuestro prisionero, mientras ¨¦ste trata de confundirnos y enfrentarnos entre nosotros, y mientras debemos hacer frente a los problemas propios de un adolescente. ?Qui¨¦n le vigilar¨¢ durante las horas de clase? ?Vamos a hacer pellas? ?Qu¨¦ excusa pondremos a nuestros padres cuando nos pregunten por qu¨¦ pasamos tanto tiempo fuera de casa? ?Y si nos estamos metiendo en un l¨ªo? ?No es ilegal tenerle all¨ª? Dudas, secretos y problemas. Fricciones en el grupo, poderes extraterrestres. Stranger Danger se desenvuelve mucho mejor que Domestic Affairs, pero tambi¨¦n sirve mucho mejor como ejemplo de algunos de los principales problemas del juego. El primero: nuestras decisiones no influyen ni importan para nada. Tenemos varias opciones de respuesta en los di¨¢logos, pero como si no. Aunque te pregunten si quieres pedir ayuda a tu familia y contestes que s¨ª, todo depende de lo que marque el guion. En Virginia ten¨ªa sentido por aquella narraci¨®n tan de autor. Aqu¨ª no. Son historias extremadamente lineales y les hubiera ayudado, por ejemplo, el enfoque de las de Telltale Games, que sin ser tampoco un referente del libre albedr¨ªo, al menos hacen lo suficiente para enga?arnos y provocar que queramos darles una segunda vuelta.
El segundo problema es el tiempo. Cada relato durante en total poco menos de dos horas. A esas habr¨ªa que restarles los minutos vac¨ªos, es decir, los que no hacen avanzar la trama (nosotros paseando por los escenarios, pensando una respuesta, completando minijuegos y quick time events¡ etc¨¦tera). Al final te quedan sesenta minutos (o a¨²n menos) para contar algo que de primeras se antoja complejo, rico y prometedor. El resultado son un mont¨®n de situaciones confusas, precipitadas y rid¨ªculas. Demasiados saltos en la trama y demasiados temas por los que se pasa de puntillas. Muchas cosas quedan en an¨¦cdota, a veces para bien y a veces para mal. La hermana de Donna, por ejemplo, es polic¨ªa y va siempre vestida con su uniforme para que no nos olvidemos (pero siempre, siempre, siempre). Una muestra de c¨®mo el juego nos trata de idiotas, pero una muestra anecd¨®tica y que hasta puede tener su gracia. Sin embargo, cuando se trata con esa misma ligereza y despreocupaci¨®n temas como el c¨¢ncer, la cosa pasa a ser de mal gusto (y deja un terrible sabor de boca en el espectador). Stranger Danger se desinfla como un globo, nos pierde y va de m¨¢s a menos por culpa del formato y las formas.
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Nos queda por contaros la tercera historia, Paper Dolls. Es muy curioso porque a nosotros nos parece la mejor y sin embargo es la que m¨¢s veces nos han contado en otros medios. Responde al cl¨¢sico intercambio de cuerpos que ya hemos visto antes en Your name, Big, Este cuerpo no es el m¨ªo, Dos veces yo, Soul y tantas otras pel¨ªculas. Un hombre calvo, barrig¨®n y entrado en a?os, con un aburrido trabajo de oficinista y una ni?a de ocho a?os, se transforma en su vecino joven y deportista, dise?ador de videojuegos y streamer. Ambos se hab¨ªan cruzado en varias ocasiones, pero no se soportaban. Este incidente les obligar¨¢ a conocerse a fondo para enga?ar a los dem¨¢s y fingir que siguen siendo ellos mismos. Los dos se necesitan mutuamente. El hombre mayor, John, ahora en el cuerpo del joven, no puede recoger a su hija del colegio sin levantar sospechas. Pero el otro, Jack, necesita que a cambio ¨¦l siga yendo a trabajar en su proyecto para pagar las facturas, aunque John no tenga ni idea de programar o desarrollar. A pesar de lo manido del tema, el ritmo es trepidante y resulta imposible no re¨ªr con las sinergias que se dan entre ambos y la hija. Esta ¨²ltima, Molly, es un personaje maravilloso. Pero encima la narraci¨®n es la m¨¢s experimental de todo Last Stop, con continuos juegos de montaje y saltos temporales, a la manera de Virginia. La secuencia en la que ambos viven c¨®mo es un d¨ªa entero del otro nos parece memorable. Hasta bromea con acidez sobre el crunch en los videojuegos. Paper Dolls podr¨ªa cargar sobre s¨ª con todo el peso del juego y su tono, pura comedia sci-fi, encaja como un guante con ese aspecto visual tan colorido y cartoon. Mucho m¨¢s, desde luego, que los melodramas de Domestic Affairs y Stranger Danger.
?C¨®mo conectan las tramas?
Las premisas y su enfoque son tan dispares que por momentos no hemos podido evitar preguntarnos qu¨¦ relaci¨®n guardan entre s¨ª las historias y si de verdad tienen coherencia y cohesi¨®n como antolog¨ªa. Porque s¨ª, se ambientan en Londres y tienen un factor paranormal, pero a veces ¨¦ste es tan secundario o peque?o que ni entrar¨ªa en las quinielas. Hay coincidencias, como que el marido de Meena, la protagonista de Domestic Affairs, es el profesor de Donna, la adolescente de Stranger Danger. Y el amante de la propia Meena es el m¨¦dico al que acuden John y Jack para que les ayude con su intercambio de cuerpos. Pero al margen de un par de escenas sueltas, las tres historias no se cruzan m¨¢s que al final, cuando lo hacen debido a un buen pu?ado de pinzas y su correspondiente deus ex machina. Una recta final disparatada que cambia de registro, ensucia un poco el conjunto y parece decir ¡°ten¨ªamos que acabar ya, como fuera, por temas de plazo y presupuesto¡±. A pesar de ello, hemos salido relativamente satisfechos de la experiencia. Con sus m¨¢s y sus menos, Last Stop entretiene y engancha mientras dura. Tiene momentos estupendamente escritos y otros que sorprender¨¢n a m¨¢s de uno. Narrativamente es un producto convencional y un tanto irregular, pero sin ning¨²n valle demasiado pronunciado Su mayor problema en realidad es que no es tan rompedor o particular como lo fue Virginia. No est¨¢ llamado a grabarse en nuestra retina, como s¨ª pasaba con los ¡°momentos del b¨²falo¡± de Virginia, o con esas cervezas de madrugada en lo alto de la torre de agua. No es un producto tan inspirado, ni tan distante como aquel del resto de propuestas del g¨¦nero. Y claro, al hacerse mortal entra a m¨¢s comparaciones, se enfrenta a m¨¢s alternativas y es m¨¢s sencillo verle las costuras.
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?Cu¨¢nto duran?
Las tres historias se dividen en seis cap¨ªtulos distintos y conectan en ese s¨¦ptimo y definitivo acto final. Hay cierta libertad a la hora de elegir en qu¨¦ orden las jugamos, pero es relativa, pues s¨®lo cuando superemos el primer episodio de todas se desbloquear¨¢n los segundos y as¨ª sucesivamente. La idea es que no dejemos ninguna descolgada y que las llevemos a la par. Es imposible perder el hilo en las dos o tres tardes que nos durar¨¢ el juego, pero por si acaso, antes de empezar un nuevo bloque siempre contamos con el t¨ªpico repaso televiso en forma de ¡°Anteriormente, en Last Stop...¡±. Un ejemplo m¨¢s de c¨®mo Variable State acude esta vez a un lenguaje com¨²n, m¨¢s conservador y reconocible por cualquiera. En total, completarlo todo nos llevar¨¢ entre 5 y 6 horas, casi el triple de lo que nos llevaba Virginia. Podemos sumarle alguna m¨¢s si queremos sacar los logros / trofeos, pero su vida ¨²til acaba ah¨ª. Como dec¨ªamos anteriormente, no existen mayores motivos para rejugar la aventura. No hay coleccionables, ni decisiones que marquen y alteren la trama. Como mucho un par de finales por personaje para la historia, pero tras ver el de cada uno es f¨¢cil imaginar el otro y casi sale m¨¢s a cuenta una visita r¨¢pida a Youtube.
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Un descalabro jugable...
A nivel jugable, Last Stop propone muy, muy poquito. De vez en cuando movemos al personaje por los escenarios (llenos de muros invisibles), elegimos entre varias opciones de di¨¢logo (todas ellas de relevancia m¨ªnima) y participamos en tres o cuatro quick time events dilatados en el tiempo. Los QTE son lo que son y tampoco se le pueden pedir peras al olmo, pero es cierto que los del juego se antojan exageradamente pobres en su planteamiento, simplones y f¨¢ciles. En los ¨²ltimos a?os han proliferado en la industria como una mala hierba, pero al menos esto ha servido para ver una evoluci¨®n en ellos, o al menos alg¨²n que otro caso que les saca partido a base de ingenio y talento. En esta ocasi¨®n se antojan primitivos y superpuestos sobre la escena, como si hubieran sido pensados a posteriori. Nunca reman a favor. La quinta vez que aparece el de correr (apretar los gatillos alternativamente un par de veces) se antoja tan rid¨ªculo como cansino. Otros han sido reconvertidos en minijuego, como cierto momento en que nos sentamos a tocar un piano y se hace a lo Guitar Hero. Pero resulta tan mal hecho, tan rematadamente f¨¢cil y b¨¢sico que se carga la emotividad de la escena y nos echa a empujones de su universo. Rompe el hechizo, la inmersi¨®n. ?C¨®mo no se ha cuidado un elemento tan asequible? Con la de minijuegos musicales que habremos visto a estas alturas... ?Y por qu¨¦ se les otorga nuestra atenci¨®n si no est¨¢n bien hechos? Viendo lo prescindibles e innecesarios que son podr¨ªan haberse escondido o disimulado. Incluso eliminado. Son descuidos inexcusables.
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Es cierto que este tipo de aventuras conversacionales est¨¢n m¨¢s pr¨®ximas al cine que al videojuego, pero a¨²n as¨ª es preferible no meter nada a meter algo que lo ¨²nico que hace es entorpecer. Lamentamos volver continuamente al ejemplo de Virginia, pero siendo su hermano mayor no nos queda m¨¢s remedio. El primer proyecto de Variable State ya era limitad¨ªsimo jugablemente y fue criticado por ello, pero hab¨ªa tantos est¨ªmulos extra de los que estar pendientes que nos daba igual. Su narrativa era tan deslumbrante y genuina que no ten¨ªamos tiempo para quejarnos de nada m¨¢s. El resto de cosas funcionaba como la seda. En Last Stop esa narrativa tiene sus vaivenes y la desarrolladora demuestra su inseguridad al introducir minijuegos y QTE tan extra?os, como si tuviera la necesidad de rellenar o compensar algo. Adem¨¢s hay escenas muy puntuales en primera persona y momentos en plan ¡°modo detective¡±, en los que por ejemplo debemos estudiar las facciones del interlocutor para determinar su estado de ¨¢nimo o su nivel de amenaza. Son fragmentos residuales y que no van a ning¨²n lado, los cuales nos llevan a pensar que se experiment¨® en esa direcci¨®n, pero por el motivo que fuera no convencieron, no hubo tiempo o recursos, y se limitaron y redujeron al m¨ªnimo. Es como si la jugabilidad de Last Stop, sin quererlo, nos contara cosas de c¨®mo fue su proceso creativo y de las discusiones y callejones que atraves¨®. Una informaci¨®n que jam¨¢s deber¨ªa llegar al espectador. No deber¨ªa distra¨¦rsenos con una cuarta historia tan privada y personal. El fracaso jugable debe ser maquillado para apenas percibirse, no para salir a escena y ser protagonista.
...y un espect¨¢culo a nivel audiovisual
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Pero si por algo destaca Last Stop es por su imperial puesta en escena. La posici¨®n de la c¨¢mara, el recorrido que van a hacer los personajes y c¨®mo se les va a seguir, la iluminaci¨®n de la secuencia, su climatolog¨ªa, su paleta de colores, el movimiento del plano, los jump cut de montaje¡ Todo, absolutamente todo est¨¢ pensado al mil¨ªmetro. Es un continuo ejercicio de estilo. Hay pel¨ªculas que ya quisieran para s¨ª ese virtuosismo visual. Las im¨¢genes son poderosas, cautivadoras, ¨²nicas. Muchos momentos son cine en may¨²sculas. Es dif¨ªcil sacar m¨¢s partido al motor gr¨¢fico Unity, que a¨²n as¨ª empieza a qued¨¢rsele corto al talento de Variable State. Alg¨²n pol¨ªgono demasiado puntiagudo por aqu¨ª, alguna textura plana por all¨¢ y espejos y calles sin reflejos son el menor de nuestros problemas. Lo ¨²nico que nos ha dolido es cierto hieratismo facial. Los personajes se expresan lo justito con la cara, pero al menos esto se compensa con un doblaje (al ingl¨¦s) perfecto, con un magn¨ªfico trabajo actoral detr¨¢s. Corregir esas caras de p¨®ker y las animaciones corporales hubieran colmado uno de los trabajos m¨¢s impresionantes de a?o. Especial menci¨®n merece esa fabulosa recreaci¨®n de Londres, sus calles y ambientes. A?ad¨¢mosle como guinda del pastel la m¨²sica de Lyndon Holland, merecido ganador del BAFTA, y el acabado es sobresaliente. Los apartados gr¨¢fico, sonoro y art¨ªstico sujetan la narraci¨®n cuando esta tropieza y mantienen nuestra atenci¨®n cuando lo que pasa a los mandos es digno de un sonoro bostezo. S¨®lo por ver c¨®mo ser¨ªa el despliegue de un tercer proyecto, ardemos en deseos de que les sigan dando oportunidades.
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Conclusi¨®n
Last Stop es la nueva aventura conversacional de los creadores de Virginia. En ella cambiamos los paisajes rurales de aquel, ambientado en Estados Unidos, por los del centro urbano de Londres, y sus referencias a Twin Peaks y Expediente X pasan a ser gui?os y alusiones a Doctor Who y un mont¨®n de pel¨ªculas brit¨¢nicas, como Under the Skin o Yo, Daniel Blake. El juego se compone de tres historias ambientadas en la capital inglesa, conectadas entre s¨ª y con lo paranormal como denominador com¨²n. Tres historias que nos durar¨¢n entre cinco y seis horas a lo largo de las cuales nos limitaremos a mover a los personajes de un lado a otro, eligiendo qu¨¦ contestan en los di¨¢logos y completando con ellos algunos de los peores minijuegos y QTE que ha dado el g¨¦nero en los ¨²ltimos a?os. Aunque extremadamente lineales y con una narrativa mucho m¨¢s plana y convencional de la que ofrec¨ªa Virginia, los distintos relatos enganchan y se hacen amenos. Incluso se permiten alg¨²n que otro momento brillantemente escrito. Adem¨¢s, su irregularidad la compensa una puesta en escena abrumadora y pensada hasta el m¨¢s m¨ªnimo detalle, con unos juegos de c¨¢mara, unos escenarios y una iluminaci¨®n magn¨ªficos. Parece un continuo ejercicio de estilo que ya quisieran para s¨ª muchas pel¨ªculas. Last Stop entretendr¨¢ a los seguidores del g¨¦nero, pero dif¨ªcilmente enamorar¨¢.
Lo mejor
- Entretiene y engancha durante las cinco, seis horas que dura.
- Paper Dolls, la historia m¨¢s divertida, sorprendente y conmovedora de las tres.
- Su espectacular puesta en escena. A nivel audiovisual es cautivador. Puro cine.
Lo peor
- Los QTE son demasiado simples y f¨¢ciles. Parecen a?adidos a ¨²ltima hora y reman en contra.
- La historia es demasiado lineal y las opciones de di¨¢logo no sirven de nada.
- Narrativa un tanto irregular, con varios momentos confusos, precipitados y rid¨ªculos.
- Le falta tiempo, o al menos saber de qu¨¦ quiere hablar. Pasa por un mont¨®n de temas de puntillas, de manera algo fr¨ªvola y ca¨®tica.
- A Unity le quedan grandes la expresiones faciales y las animaciones.
Correcto
No es lo ¨²ltimo ni lo m¨¢s original, tampoco cuenta con la mejor ejecuci¨®n, pero puede divertir si te gusta el g¨¦nero. Bien, pero mejorable. C¨®mpralo si te gusta el g¨¦nero y te gusta tenerlos todos.