Drainus: un shmup para gobernarlos a todos

Los japoneses siempre han puesto las mec¨¢nicas jugables por delante de casi todo buscando la diversi¨®n pulida y refinada, algo en lo que siguen admir¨¢ndonos a muchos. Este siempre ha sido un santo y se?a de los shoot¡¯em up horizontales, un g¨¦nero en horas altas por m¨¢s que a¨²n haya quien se empe?e en negar el pan y la sal a sus ¨²ltimos exponentes. Los estudios nipones ¨Caunque ya no son los ¨²nicos¨C andan en un buen momento en estas lides, con la hist¨®rica saga R-Type volviendo por sus fueros ¨Cen un juego que a¨²n est¨¢ recibiendo ampliaciones¨C y una obra sensacional de un equipo independiente: Natsuki Chronicles. Ambos salieron hace pocos meses, pero el ¨²ltimo dej¨® clar¨ªsimo que los indies japoneses se esfuerzan ahora mismo por evolucionar el g¨¦nero sin llegar nunca a revolucionarlo. Y en esas estamos con Drainus, un t¨ªtulo salido por sorpresa que apunta directamente a vaca sagrada.

Aunque no siempre ocurre, si algo nos emociona a quienes gustamos de estos juegos es comprobar que lo que tenemos entre manos es algo nuevo, diferente hasta cierto punto. Mirado con esos ojos, Drainus es un caso aparte comparado con el resto de ejemplos recientes que hemos podido disfrutar. Si bien no puede decirse que se invente algo concreto, lo cierto es que lleva a cabo una fusi¨®n de las mejores virtudes de sus precursores con un acierto rara vez visto en este g¨¦nero,que hace que se juegue diferente a casi todos ellos. La guinda, como buen videojuego japon¨¦s centrado en las mec¨¢nicas, es lo bien que se vale de una de ellas para perfeccionarla hasta el infinito. Construyendo su propuesta sobre ella, una vez que la ha pulido hasta el extremo.

Una apuesta: absorber proyectiles

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El timing lo es todo desde siempre en los shoot¡¯em up. Drainus no lo cuestiona, ya que saca petr¨®leo de la habilidad de nuestra nave para absorber todo aquello que tenga pinta de rayo para luego devolverlo, destruir enemigos y ¨Cesto es lo realmente importante¨C recargar otro rayo descomunal con el que masacrar todo lo que hay en la pantalla, proyectiles incluidos. No vamos a decir que se trata de algo novedoso ya que un t¨ªtulo tan antiguo como Giga Wing (1999) tambi¨¦n utiliz¨® muy bien estas ideas, pero vamos a hablar con claridad: Drainus lo hace tan bien que casi asusta. Jam¨¢s fue tan placentero zamparse toda una andanada de balas enemigas para luego devolverlas en forma de energ¨ªa desatada, o jugar con los segundos de invencibilidad que podemos obtener si somos lo suficientemente precisos. Pero hay algo m¨¢s: tampoco nunca los niveles y jefes finales estuvieron tan bien dise?ados como para obligarnos a aprovechar esta caracter¨ªstica hasta sus ¨²ltimas consecuencias.

La nueva ola japonesa

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Es cierto que todo lo dicho hasta el momento podr¨ªa sonar a videojuego pensado en exclusiva para los expertos del g¨¦nero, pero los ¨²ltimos shmups japoneses no van siempre por ah¨ª. De hecho, esta mec¨¢nica tan pulida de la absorci¨®n convierte el juego en un paseo por el campo en modo f¨¢cil, pero tambi¨¦n hace que cualquiera que domine bien el g¨¦nero no pase verdaderos problemas hasta los dos o tres ¨²ltimos niveles del segundo loop en dificultad normal. Evidentemente, al completar el juego desbloqueamos m¨¢s dificultades que son las que nos har¨¢n sudar la gota gorda, y es precisamente en ellos donde el juego nos obliga a usar el sistema de reflejo con acierto sin permitirnos rellenar la energ¨ªa en todo momento o devastarlo todo en un segundo.

Sin duda, es aqu¨ª donde todo tendr¨¢ m¨¢s sentido desde el punto de vista de los jugadores m¨¢s expertos, pero hay que aplaudir lo bien medidos que est¨¢n esos dos modos que cualquier jugador que se lo proponga podr¨¢ completar. Un acierto rotundo, aunque hay momentos en los que la penalizaci¨®n por morir nos ha parecido algo brutal. Aunque bien pensado, esto es algo que ya era as¨ª en los cl¨¢sicos de la era retro. Recordemos lo que pasaba en el mism¨ªsimo Gradius V, sin ir mucho m¨¢s lejos.

Nuevos tiempos en cuanto a la personalizaci¨®n.

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La otra idea que se adue?a de Drainus en su modo historia -por cierto, un relato contado con m¨¢s gracia de lo que ocurre en otros juegos del estilo- es la personalizaci¨®n. En cualquier momento de la partida podemos acceder a una tienda de mejoras que podemos comprar y aplicar inmediatamente, sin que tal cosa rompa excesivamente el ritmo de juego. El sistema es un poco chocante de primeras, por lo que nos parece imprescindible jugar varias veces el tutorial, ya que lo que hagamos en esta tienda determina totalmente el devenir de la partida: podemos a?adir tipos de disparo, una serie de escudos, m¨¢s potencia de fuego o mejorar la capacidad capacidad de absorci¨®n de balas enemigas, en un sistema de mejoras que de alg¨²n modo evoluciona sobre el de Natsuki Chronicle.Un sistema con much¨ªsimas variables, en el que podemos organizar la progresi¨®n de nuestra nave de cualquier modo que se nos ocurra.

Un nuevo baluarte

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Desde el punto de vista audiovisual, lo cierto es que Drainus es un animal complejo de clasificar. Unas veces parece recordarnos a ciertos t¨ªtulos de la vieja Dreamcast, pero en otros momentos apuesta con claridad por la est¨¦tica 16 Bit de videojuegos tan espectaculares como Blazing Star para Neo Geo. Pero lo que m¨¢s destaca es la atenci¨®n por el detalle: el uso del color, la intro rotunda al estilo R-Type Delta, la variedad de enemigos, lo diferente que es cada una de las seis fases¡­ no se trata de un juego largo, pero s¨ª muy cuidado a nivel t¨¦cnico. Y por supuesto, es un t¨ªtulo rejugable hasta decir basta, por lo que no puede decirse que esos seis niveles nos hayan parecido pocos. Una clara apuesta por la calidad en detrimento de la cantidad.

La verdad es que se me hace complicado contar lo que me ha parecido Dranius sin recurrir a la hip¨¦rbole. Y es que esa fusi¨®n de Darius ¨Cpor los rayos descomunales¨C, Gradius ¨Cpor la personalizaci¨®n¨C y Giga Wing ¨Cpor la necesidad de manejar el timing a la hora de absorber y reflejar¨C, se complementa con otra influencia que se maneja con el mismo acierto con el que antes hablamos de la absorci¨®n de rayos enemigos. Hablo de una referencia continua a Ikaruga y su sistema de doble polaridad: las balas rojas nos matan, pero podemos absorber todo lo dem¨¢s, con lo que hay momentos en los que tenemos que atender a los colores o caeremos a las primeras de cambio. A simple vista parece como si se hubiese simplificado la idea, pero en los niveles elevados hablamos de algo tan bien planteado que podr¨ªa pasar por una secuela real del mito de Treasure, y es bien sabido que este sistema no siempre se ha implementado con el mismo acierto.

Como comentaba m¨¢s arriba, Drainus no reinventa la rueda, pero sus engranajes est¨¢n tan bien engrasados que tenemos que considerarlo un nuevo puntal del shmup horizontal. Las impresionantes batallas con los jefes, pensadas para sacar el m¨¢ximo partido de la absorci¨®n y reflejo de proyectiles, contienen algunos de los mejores momentos de este g¨¦nero desde que Gradius V lo dej¨® casi visto para sentencia, por lo bien que manejan esas mec¨¢nicas tan pulidas. Algunos de estos enfrentamientos son citas casi literales de otros juegos, pero todo est¨¢ adaptado para una nueva forma de entender los shmup, seguramente menos ¨¢rida de inicio para los ne¨®fitos. Quienes gusten de este g¨¦nero ya est¨¢n tardando: todo esto que contamos lo hace un videojuego que se vende a 12.50 euros en Steam. El ¨²ltimo clavo en el ata¨²d para los que piensen que cualquier tiempo pasado fue mejor, y la confirmaci¨®n de Team Ladybug como un equipo que ha dado un decidido paso al frente.