11-11: Memories Retold, an¨¢lisis. Pinceles pacifistas.

Museo Imperial de la Guerra, Londres. Un marco simb¨®lico para Gran Breta?a fue el elegido por Bandai Namco para presentar en sociedad a su nuevo v¨¢stago. Lo que en un primer momento apuntaba a una presentaci¨®n ce?ida a los c¨¢nones de este tipo de eventos, en realidad fue toda una demostraci¨®n de buen hacer. Un se?or ataviado con el uniforme brit¨¢nico se alza sobre el escenario con la ¨²nica compa?¨ªa de un foco. Su testimonio, recordatorio del barro y ceniza entre 1914 y 1918, sobrecogi¨® a la sala; lo mejor estaba a punto de comenzar.

La sensibilidad de las compa?¨ªas, tanto productoras como desarrolladores, a la hora de tratar su producto es m¨¢xima, fiel reflejo de lo que encontrar¨ªamos al ponernos a los mandos de 11-11: Memories Retold, la reciente obra de este ¡®d¨²o din¨¢mico¡¯, formado por Aardman Animations (ganadores de cuatro Oscars tras una larga trayectoria en el cine de animaci¨®n) y DigixArt, un estudio cofundado en 2015 por Yoan Fanise, quien estuvo ligado a Ubisoft durante m¨¢s de una d¨¦cada en obras de la talla de Beyond: Good & Evil o Valiant Hearts: The Great War, el verdadero germen de lo que tenemos entre manos.

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Tras una explicaci¨®n detallada de los principales aspectos del videojuego, pasamos al plato fuerte. Un coro compuesto por cinco vocales interpretaron tres de los temas principales, los cuales utilizan algunos de los m¨¢s bellos (y tristes) poemas franceses de este marco hist¨®rico. Tras las cuerdas, Olivier Deriviere, conocido por los amantes de los proyectos de Dontnod. Esos diez minutos de audici¨®n crearon un ambiente m¨¢gico, casi de comuni¨®n entre los presentes. La letra, traducida debidamente al ingl¨¦s, desprend¨ªa una desgarradora historia sobre la familia, juventud y la inocencia p¨¦rdida de los corazones valientes. La magia tambi¨¦n llegaba tras la pantalla.

Al acabar, los profesionales all¨ª reunidos coincidimos en nuestras conclusiones: No ten¨ªamos la sensaci¨®n de que nos hab¨ªan intentado vender un producto de entretenimiento, sino una obra cultural que pone el objetivo en sus creadores, en sus historias, y que sirve como recordatorio de la mezquindad de un conflicto b¨¦lico. Abandonamos la tierra natal de Isabel II con la esperanza de haber presenciado el inicio de una industria m¨¢s madura, la que antepone la creencia de un arte interactivo por encima del artificio barato.

Es en Espa?a cuando nos toca vivir la experiencia 11-11: Memories Retold por nuestra propia cuenta, casi un siglo despu¨¦s desde el armisticio de Compi¨¨gne.

Memorias de un centenario

11-11: Memories Retold nos sit¨²a sobre los hombros de dos hombres, uno por cada gran bando en la guerra. Por un lado encontramos a Harry, joven fot¨®grafo canadiense que trabaja como ayudante en la tienda del padre de su amor plat¨®nico: Julia. La muchacha conoce de sobras las intenciones de su amigo, pero el juego del ¡®amor veintea?ero¡¯ hace que su relaci¨®n se sit¨²e en un tira y afloja constante. ?Qu¨¦ m¨¢s deber¨ªa hacer para poder conquistarla? Una oportunidad responde a su duda: uniforme militar y la vivencia del frente europeo de primera mano. Las portadas heroicas de la prensa confunden su visi¨®n; no hay orgullo en arrebatar la vida a un contrario.

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Mientras que Harry aprende a marchas forzadas la crueldad que puede alcanzar el Ser Humano, el perfil de Kurt es todo lo contrario. Padre de familia, ingeniero y currante en una f¨¢brica de dirigibles alemana. Solo una cosa consigue quitarle el sue?o: su hijo. Como otros tantos, parti¨® hace tiempo a la guerra cegado por el compromiso de regalar su vida por la patria. De pronto, las malas noticias irrumpen en el sal¨®n. La compa?¨ªa, formada por la mayor¨ªa de hijos de los trabajadores, ha sufrido un ataque y se desconoce el n¨²mero de bajas. A la preocupaci¨®n de Kurt se le suma un ladrillazo de esta magnitud. Por ello se ve forzado a tomar una decisi¨®n desesperada: alistarse a las filas para poder comenzar a buscar en primera persona.

La narrativa del juego es clara y concisa en todo momento. El gui¨®n, liderado por las experiencias de sendas perspectivas, se encuentra a un buen nivel. Su mayor logro es escapar de los t¨®picos que podemos encontrar en obras que utilizan este tipo de contextos. De hecho, la madurez que alcanza en algunos momentos es clave para que podamos empatizar a la perfecci¨®n con los sucesos que ocurren en pantalla. Existen varios puntos en los que, en concreto, consigue conectar muy bien con el jugador. Harry podr¨¢ mandar una foto de vez en cuando a Julia y dependiendo de la tem¨¢tica nos contestar¨¢ de un modo u otro, lo que puede llegar a afectar la relaci¨®n a distancia. Kurt, por otro lado, suele escribir cartas dirigidas a su hija menor. Al ser todav¨ªa una ni?a, no tiene la percepci¨®n suficiente de lo que est¨¢ ocurriendo en el mundo y el por qu¨¦ de que su padre parta lejos de casa. Tendremos tres opciones de respuesta para las situaciones clave que escribiremos, que coinciden con ser claro, evadir la cuesti¨®n o mentir. Esto tambi¨¦n influir¨¢ en lo que pensar¨¢ sobre ¨¦l.

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Ante todo hay que tener claro el objetivo del juego. Estamos ante una experiencia cercana al walking simulator. La historia y el contexto lo son todo, aunque para avanzar tendremos que superar peque?os rompecabezas que, pese a no suponer obst¨¢culo alguno, aportan variedad al conjunto y permite explotar el entorno cuando se nos indica la b¨²squeda de ciertos items clave. Eso s¨ª, nos gustar¨ªa que en algunos momentos los puzles fuesen m¨¢s elaborados. Entendemos que el ritmo de la narrativa se impone al jugable, pero ya que son tu ¨²nica v¨ªa de ox¨ªgeno, al menos introduce alg¨²n componente m¨ªnimamente complejo.

Sobre todo con Harry, encontraremos algunos aspectos que nos har¨¢n estar m¨¢s entretenidos frente a las secciones de Kurt. Como reportero de guerra, podremos hacer nuestro propio reportaje fotogr¨¢fico por todos los niveles que visitemos. C¨¢mara en mano se resaltar¨¢n en la pantalla las escenas de peso, que sirven a modo de coleccionable. Como complemento, el carrete nos permitir¨¢ sacar 16 fotos libres por secci¨®n, las cuales se a?adir¨¢n a nuestro fichero multimedia de la plataforma en la que nos encontremos.

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La valent¨ªa de DigixArt a la hora de poner sobre la mesa la visi¨®n del bando alem¨¢n es otra muestra de que la compa?¨ªa no tiene complejo alguno. Es dif¨ªcil hablar sobre ¨¦l sin entrar en revelaciones sensibles, puesto que el grueso del t¨ªtulo est¨¢ en la historia, pero en un punto determinado se unen unos compa?eros que se volver¨¢n inseparables. Compa?eros animales, todo hay que decirlo, que ponen la guinda ¡®fant¨¢stica¡¯ para complementar la aventura de sendos protagonistas. Una paloma seguir¨¢ a Harry, mientras que Kurt contar¨¢ con un gato. Incluso podremos llegar a controlarlos en momentos determinados.

M¨¢s all¨¢ de los ingredientes secundarios que dan forma a los personajes, no ser¨ªa lo mismo sin la fuerza de su interpretaci¨®n. Para ello, se ha contado con el talento de Elijah Wood y Sebastian Koch, quienes se encuentran tras el canadiense y alem¨¢n, respectivamente. Dos actores que ponen su experiencia al servicio del jugador.

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Si bien el equipo liderado por Yoan ha dado en el clavo en dar forma a su idea, no hay que olvidar el excelso trabajo de Aardman Animations en lo visual. Este ¨®leo impresionista interactivo es toda una proeza t¨¦cnica para un estudio a la vanguardia de la animaci¨®n. Ese juego entre shaders y texturas ha seguido un proceso milim¨¦trico, artesanal. Temas tan sutiles como la variedad de la paleta de colores seg¨²n la aventura transcurre, o la generaci¨®n de estos ¡®brochazos¡¯ a determinada distancia. Pocos videojuegos existen ah¨ª fuera que combinen este nivel de calidad visual con la ambici¨®n de ir m¨¢s all¨¢ de la b¨²squeda de un portento gr¨¢fico. Las influencias son claras, sobre todo si nos centramos en las recientes. El film Loving Vincent abri¨® una ventana de oportunidades para que otros creativos se decidieran a expresar su forma de arte en cualquier medio a su alcance, y 11-11: Memories Retold lo consigue sin apenas hacer ruido.

Nuestro paso ha entrado dentro de los m¨¢rgenes de una experiencia narrativa de este calado. Existen algunas decisiones que pueden alterar aspectos de la trama, pero en l¨ªneas generales se mantiene en la horquilla de las siete horas para completarlo. Adem¨¢s de los coleccionables fotogr¨¢ficos que coment¨¢bamos con anterioridad, tambi¨¦n estar¨¢n repartidos por el mapa los documentos, piezas de texto o visuales que dan mayor perspectiva sobre los acontecimientos de la Primera Guerra Mundial y a los que se puede acceder en cualquier momento desde el men¨². Algo parecido a lo que pudimos presenciar en Valiant Hearts: The Great War.