Cuando Zelda: Breath of the Wild te hace clic y ya es imposible soltarlo

Es duro admitirlo, pero empec¨¦ The Legend of Zelda: Breath of the Wild en dos ocasiones y dos veces lo abandon¨¦. No me siento orgulloso, quiz¨¢ incluso un poquit¨ªn culpable, como cuando desinstal¨¦ Elden Ring tras dedicarle solo unos minutos de partida. Si tuviera que escoger una raz¨®n concreta no sabr¨ªa identificarla con claridad, aunque creo que se debi¨® a que no le dediqu¨¦ el tiempo suficiente. Dado que Tears of the Kingdom ¡ªla flamante secuela¡ª ver¨¢ la luz en mayo, me he obligado a retomar el original. Y s¨ª, ha sido la mejor decisi¨®n que pod¨ªa haber tomado.

Desde la ¨¦poca de Twilight Princess llevo defendiendo que la saga necesitaba renovarse. La f¨®rmula cl¨¢sica presentaba ciertos s¨ªntomas de fatiga, si bien siempre introduc¨ªan alg¨²n que otro elemento que dotaba a los juegos de vitalidad juvenil. Se suele decir que Skyward Sword (Wii, con remasterizaci¨®n en Nintendo Switch) es el antecedente directo de Breath of the Wild, pero fue este el que verdaderamente se lanz¨® en paravela hacia la vastedad del mundo abierto

El Reino de Hyrule y las tierras colindantes sucumbieron a la malignidad de Ganon miles de a?os atr¨¢s. Las ruinas de antiguas construcciones se fueron erosionaron poco a poco, el viento lim¨® las asperezas de la piedra y la flora se adue?¨® de la civilizaci¨®n. Ahora que el h¨¦roe ha despertado de su letargo se abre un resquicio hacia la esperanza. La historia en s¨ª nunca ha sido uno de los puntos de fuertes de Zelda, pero Breath of the Wild construye una narrativa emergente que se recrea en la exploraci¨®n y en el descubrimiento.

Nada de mapas llenos de puntitos. Libertad, libertad para alcanzar cualquier espacio del escenario, con el valor a?adido de que las condiciones repercuten en la jugabilidad. S¨ª, me fastidia resbalar cuando trato de escalar una monta?a y las gotas de lluvia se filtran por la piedra; me molesta que una tormenta me pille en mitad del camino y los rayos caigan por doquier; y odio cuando el fr¨ªo atenaza los huesos y los corazones de vida se esfuman. Esas primeras reacciones encontradas han ido cambiando a medida que he dominado las estrategia. Es m¨¢s, aspectos como la escalada, que en muchos juegos est¨¢ casi automatizada, confluyen en din¨¢micas que profundizan en su faceta como videojuego.

Me un¨ª al coro de voces contra las armas quebradizas. No comprend¨ªa entonces que el sistema de batalla funciona a la perfecci¨®n bajo esa premisa, porque al igual que la escalada o la exploraci¨®n, esta mec¨¢nica cumple su papel dentro del dise?o jugable. La selecci¨®n de armas se adapta a cada situaci¨®n y bosquejar la estrategia depende del jugador.

Errar es de humanos y lo siento, me he equivocado, no volver¨¢ a ocurrir, como dir¨ªa el em¨¦rito. The Legend of Zelda: Breath of the Wild es una experiencia apasionante que hay que vivir, y yo todav¨ªa sigo extasiado con la fantas¨ªa. Despliego el mapa, elijo un destino, pero lo que importa es el camino, el c¨®mo. Cada partida me brinda alguna sorpresa inesperada.