Super Mario RPG, el renacer de una colaboraci¨®n hist¨®rica

A una semana del estreno de su remake, es un momento tan bueno como cualquier otro para hablar un poco sobre Super Mario RPG: Legend of the Seven Stars. Probablemente el mejor, puesto que en unos d¨ªas la conversaci¨®n se centrar¨¢ en c¨®mo mantiene el tipo la nueva versi¨®n. En cu¨¢nto mejora a la original, y en cu¨¢nto podr¨ªa haber mejorado a mayores para legitimarlo todav¨ªa m¨¢s como un estreno de 2023. Porque el tiempo no pasa en balde para nadie, y aunque el juego que recibiremos en Switch ha sido reconstruido desde cero para convertir en una aventura rolera tridimensional lo que hace m¨¢s de dos d¨¦cadas usaba sprites prerrenderizados para simular una profundidad que no estaba realmente ah¨ª, la base jugable y narrativa sigue siendo en esencia la misma. Y es una que se remonta al ya lejano 1996.

Esto puede ser bueno o malo seg¨²n c¨®mo se mire. Es incuestionable que desde entonces hemos recibido juegos de rol m¨¢s complejos. Con personajes mejor definidos, entornos m¨¢s detallados y combates m¨¢s profundos. Caray, no hay ni que mirar delante de Super Mario RPG para comprobarlo: antes, otros juegos de Square como Final Fantasy VI ya daban buena cuenta de ello. Sin embargo, hay algo especial en torno al primer RPG del fontanero de Nintendo. Y no solo eso, que fuese el primero de su clase. El antecesor de Paper Mario, Mario & Luigi o incluso Mario + Rabbids. Tambi¨¦n est¨¢ su capacidad para evocar una ¨¦poca de inocencia y experimentaci¨®n que sencillamente no volver¨¢, y solo se puede revivir revisitando cl¨¢sicos del pasado o disfrutando sus nuevas versiones en el futuro. As¨ª que en honor a ello, hoy vamos a recordar la historia del original y la importancia de su contexto.

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Internacionalizando el rol japon¨¦s

Y como tantas otras buenas historias sobre videojuegos, la de Super Mario RPG se remonta a las ochenta, d¨¦cada en la que Squaresoft empez¨® a desmarcarse como una de las principales desarrolladoras de JRPG y Nintendo se estableci¨® como la productora de hardware dominante en el mercado de consolas. A pesar de su independencia, ambas compa?¨ªas prosperaron de la mano y Square ¡ªdurante sus primeros a?os limitada al mercado japon¨¦s¡ª empez¨® a lanzar algunos juegos de NES en Am¨¦rica o incluso Europa en el caso de Rad Racer, t¨ªtulo de carreras dise?ado por Hironobu Sakaguchi. El mismo Sakaguchi que en 1987 crear¨ªa Final Fantasy y propulsar¨ªa Square hacia la era de ¨¦xito marcada por su especializaci¨®n en ese g¨¦nero.

La llegada de los noventa y SNES afianzaron a la compa?¨ªa, que iba de hit en hit en su tierra natal. Aunque el Dragon Quest de Enix se mantuvo como la saga reina, Final Fantasy IV, V y VI trazaron una trayectoria ascendente (del casi mill¨®n y medio de copias vendidas del primero a los m¨¢s de dos millones y medio del tercero) y nombres como Secret of Mana o la serie Romancing SaGa tampoco ten¨ªan problemas para convertirse en ¡°million-sellers¡±. Fuera de Jap¨®n, no obstante, la historia era algo diferente. Square se sigui¨® animando con algunas localizaciones, pero los resultados distaban de ser tan buenos, lo que llev¨® a decisiones como no adaptar ni Final Fantasy V ni los Romancig SaGa, y a crear juegos como el m¨¢s sencillo Mystic Quest Legend o el americano Secret of Evermore para apelar al mercado occidental.

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Era un problema que no ten¨ªa Nintendo. Muchas de sus sagas funcionaban bien en todos los territorios, y Mario en concreto se hab¨ªa alzado como un valor seguro, as¨ª que entre las entregas plataformeras no tardaron en aparecer spin-offs como juegos educativos ¡ªcon licencia oficial, pero sin involucramiento de Nintendo¡ª, Dr. Mario, NES Open Tournament Golf, Mario Paint o Super Mario Kart, primera gran explosi¨®n del fontanero fuera de su g¨¦nero natural (superando los 8 millones de copias globales y encaram¨¢ndose al top 5 de SNES). Por tanto, llegada la mitad de los noventa, era casi inevitable que los caminos de ambas compa?¨ªas se cruzasen: Square segu¨ªa necesitando un empuj¨®n extra fuera de Jap¨®n y Shigeru Miyamoto (creador de Mario) tambi¨¦n estaba interesado en hacer un RPG con la mascota.

Colisi¨®n de mundos

El primer paso lo dio Square, que se acerc¨® a Nintendo a principios de 1994 para proponerle el proyecto. Tras asegurarse de estar en la misma onda, Nintendo accedi¨® y el desarrollo corri¨® a cargo de un estudio interno de Squaresoft que ten¨ªa reuniones peri¨®dicas con Miyamoto. El creativo, por aquel entonces a¨²n a meses de empezar a trabajar en el legendario Super Mario 64, actu¨® como supervisor para garantizar que el juego se alinease con lo que los usuarios esperaban de Mario a pesar del cambio de g¨¦nero. Una de sus peticiones, de hecho, fue no usar armas tradicionales como espadas, lo que llev¨® a complementar acciones b¨¢sicas como el salto con un martillo como el que ya hab¨ªa empu?ado en sus or¨ªgenes, cuando era carpintero y respond¨ªa al nombre de Jumpman en el Donkey Kong de recreativas.

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Kensuke Tanabe, el responsable de escribir A Link to the Past, tambi¨¦n se encarg¨® de supervisar el guion, y puesto que Square ten¨ªa abundancia de licencias propias que sacar adelante (el desarrollo coincidi¨® con el de Chrono Trigger, Seiken Densetsu 3 y Romancing SaGa 3), dos directores noveles fueron asignados al proyecto: Chihiro Fujioka y Yoshihiko Maekawa. El primero ya hab¨ªa escrito para Mystic Quest Legend, intento previo de internacionalizar los JRPG, mientras que el segundo ven¨ªa de participar en el reci¨¦n terminado Final Fantasy VI ¡ªmuchos miembros de ese equipo se repartieron entre Chrono Trigger y Mario RPG, dejando Final Fantasy VII temporalmente en pausa¡ª. Otro nombre digno de menci¨®n fue Taro Kudo, dise?ador que a?os m¨¢s tarde participar¨ªa junto a Intelligent Systems en la direcci¨®n de Sticker Star y Color Splash (adem¨¢s de escribir el delirante The Origami King de Switch).

Un juego tambi¨¦n hace poco rehecho y repescado en Switch, Live a Live, complet¨® su desarrollo en 1994 y cedi¨® varias figuras clave. En ¨¦l hab¨ªan participado Maekawa y varios programadores, pero m¨¢s simb¨®lica fue la incorporaci¨®n de Yoko Shimomura, compositora que poco antes hab¨ªa dado el salto desde Capcom a Square. Por aquel entonces, Shimomura ya se hab¨ªa hecho un nombre gracias a la banda sonora de Street Fighter II, pero su inter¨¦s por componer para juegos de rol, m¨¢s ricos en la variedad de situaciones y emociones, le motiv¨® a cambiar de compa?¨ªa y encontr¨® en Legend of Seven Stars su primer gran RPG, el paso definitivo para consagrarse en el g¨¦nero y abrir las puertas de nombres como Parasite Eve, Kingdom Hearts, Xenoblade Chronicles o Final Fantasy ¡ªadem¨¢s, claro, de Mario & Luigi¡ª.

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Un RPG divertido de manejar

Viendo ahora el juego desde un futuro distante, parece hasta f¨¢cil la forma en la que encajan todas sus piezas, pero llegar ah¨ª fue un proceso laborioso y lleno de dudas. La especialidad de Square eran los juegos de vista superior, pero Mario requer¨ªa un trato especial, no hacer un mod de Final Fantasy. La inspiraci¨®n acab¨® viniendo desde bastante lejos, de otro continente, al ver los excelentes resultados que estaba consiguiendo Rare con ordenadores de Silicon Graphics, creando y convirtiendo modelos 3D en sprites de aspecto tridimensional ¡ªaunque t¨¦cnicamente 2D¡ª aptos para su uso en SNES. Claro que, espectaculares como eran, juegos como Donkey Kong Country o Killer Instinct se ce?¨ªan al scroll lateral, pero un RPG con pueblos, bosques y mazmorras requer¨ªa un movimiento m¨¢s libre para explorar.

Esa necesidad llev¨® a la vista isom¨¦trica, y tambi¨¦n a una nueva complicaci¨®n porque otra de las directrices de Miyamoto era conseguir que la jugabilidad fuese directa y divertida, preservando un componente plataformero en el manejo y el dise?o. Por tanto, antes de que los estudios de Nintendo tuviesen las especificaciones de la misteriosa Ultra 64, en Square ya se vieron creando personajes y objetos poligonales con la responsabilidad de que encajasen bien en el universo Mario tanto a un nivel visual como t¨¢ctil, implementando y puliendo un sistema de control octogonal frente a las cuatro direcciones b¨¢sicas de otros juegos isom¨¦tricos. Fue un proceso que requiri¨® meses, pero poco a poco cuaj¨® en una experiencia satisfactoria, provocando incluso que Miyamoto se plantease crear Super Mario 64 siguiendo su estela ¡ªidea que luego descartar¨ªa para priorizar el control libre sobre la c¨¢mara¡ª.

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Este control cas¨® bien con la idea de tener enemigos merodeando las zonas, f¨¢ciles de evitar si no quer¨ªamos entrar en combate, pero colocados estrat¨¦gicamente para cruzarse en nuestro camino o interceptarnos debajo de cofres-bloque u otros retos plataformeros hacia objetos opcionales. Super Mario RPG planteaba los escenarios m¨¢s como recorridos con obst¨¢culos que como entornos estrictamente naturales: unas flores giratorias serv¨ªan para propulsarse hacia elevaciones si salt¨¢bamos en el momento adecuado; unos paneles flotantes se activaban y mov¨ªan al ser pisados por Mario; y eso sin entrar en los ocasionales minijuegos como carreras de Yoshi, descensos r¨ªo abajo sobre barriles, un circuito de vagonetas que cambiaba temporalmente la vista isom¨¦trica por el Modo 7 de Super Mario Kart, etc.

Distracciones variadas y bien ejecutadas, aunque no privaban al combate de su importancia como componente jugable central. Los dise?adores mantuvieron los turnos puros de otros RPG, pero replantearon la interfaz de modo que cada bot¨®n frontal sirviese para acceder y activar diferentes tipos de comandos. As¨ª, el bot¨®n A nos hac¨ªa entrar en el men¨² de ataques y los ejecutaba, pero el bot¨®n B no se usaba para cancelar y volver atr¨¢s, sino para entrar directamente al men¨² de defensa y retirada, mientras que los ¨ªtems y las t¨¦cnicas especiales se asignaban a los botones X e Y respectivamente. Todo ello, adem¨¢s, codificado por colores en la versi¨®n japonesa (rojo, amarillo, azul y verde), aunque en Am¨¦rica el mando de SNES solo usaba dos tonos de morado y la interfaz perdi¨® esa distinci¨®n extra.

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Tres es compa?¨ªa, cinco es multitud

Sobrescribir el instinto de usar la cruceta para alternar entre men¨²s pod¨ªa necesitar algo de pr¨¢ctica, pero pronto lograba que el proceso fuese m¨¢s ¨¢gil. Adem¨¢s, el uso de A para atacar o Y para desplegar t¨¦cnicas especiales se pod¨ªa repetir instantes despu¨¦s, justo antes de golpear a los enemigos, para aumentar su efectividad. Estas bonificaciones, llamadas timed hits, ten¨ªan diferentes ventanas de acci¨®n seg¨²n el ataque, y en el caso de algunas t¨¦cnicas especiales, a veces eran reemplazadas por instrucciones m¨¢s espec¨ªficas como pulsar de forma repetida el bot¨®n, dejar cargar un medidor con estrellas o rotar con rapidez la cruz de control. Eso sin olvidar, claro est¨¢, la existencia de bonus defensivos, aplicables si tambi¨¦n presion¨¢bamos los botones en el momento adecuado, antes de recibir nosotros los ataques.

A un nivel estrat¨¦gico, de nuevo, Super Mario RPG no era particularmente complejo, pero el ritmo r¨¢pido del combate y ese grado de participaci¨®n m¨¢s all¨¢ de elegir comandos manten¨ªa las peleas muy activas a pesar de los turnos. Por otro lado, aunque limitado a un equipo m¨¢ximo de tres, la plantilla sub¨ªa hasta los cinco personajes una vez que Bowser y Peach (entonces Toadstool) se un¨ªan a la aventura. En un interesante y acertado giro ¡ªpuesto que los compases iniciales daban a entender que la historia volv¨ªa a centrarse en el rescate de la princesa¡ª, incluirlos como personajes jugables ofrec¨ªa mayor flexibilidad formando el equipo, dado que todos ellos ten¨ªan sus propias t¨¦cnicas y ventajas (Bowser, por ejemplo, destacaba en fuerza bruta, mientras que Peach era ideal para curaciones y estados alterados).

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Un detalle at¨ªpico es que, si bien todos ten¨ªan sus propias estad¨ªsticas ¡ªcon bonificaciones de atributos para elegir en cada subida de nivel¡ª, armas y equipamientos, los puntos flor necesarios para realizar t¨¦cnicas especiales se acumulaban en un fondo com¨²n (si ten¨ªamos 10 PF y Mario usaba un ataque de 3 PF, al siguiente personaje le quedar¨ªan 7 PF). Un intento quiz¨¢ de reforzar la camarader¨ªa presente en la narrativa: argumentalmente, Super Mario RPG era sencillo y bastante predecible ¡ªal menos desde que Peach se un¨ªa al grupo¡ª, pero los personajes elevaban la historia gracias a sus interacciones: Mario carec¨ªa de di¨¢logos, aunque relataba sus cr¨®nicas con la destreza de un mimo profesional; Bowser y Peach se definieron mejor que nunca antes y muchas veces despu¨¦s (el primero pudo mostrar sus vulnerabilidades; la segunda, sus fortalezas); y tanto Mallow ¡ªla nube que se cre¨ªa renacuajo¡ª como Geno ¡ªel mu?eco controlado por un ente celestial¡ª tambi¨¦n se hicieron querer a pesar de ser su primera y ¨²nica aventura.

El guion era inspirado y combinaba la sacarosa habitual con punzadas de humor afilado y algunas situaciones surrealistas. A falta de secuestro formal por parte de Bowser, esta vez la princesa ca¨ªa en la fortaleza de Booster, un extravagante ermita?o sin habilidades sociales que proced¨ªa a organizar una boda solo para comer la tarta. Y el descubrimiento de la verdadera identidad de Mallow como miembro de un reino entre las nubes era sucedida por la infiltraci¨®n en un palacio ocupado por Valentina, cazafortunas que hab¨ªa hecho creer a todos que el pr¨ªncipe era el rechoncho p¨¢jaro negro con el que estaba prometida. Legend of the Seven Stars no ten¨ªa los dramas y maquinaciones de otros JRPG, pero s¨ª una concatenaci¨®n de personajes y momentos memorables puntuados por la excelente banda sonora de Shimomura.

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El fin de una era

El 9 de marzo de 1996, Super Mario RPG se puso a la venta en Jap¨®n. Entonces faltaban poco m¨¢s de tres meses para el lanzamiento de Nintendo 64 y Super Mario 64 acaparaba las listas de juegos m¨¢s esperados, pero eso no quit¨® atractivo a la obra de Squaresoft, que fue aclamada y roz¨® el mill¨®n y medio de copias vendidas. En Am¨¦rica tuvieron que esperar a mayo y, aunque sigui¨® sin alcanzar esa clase de cifras, super¨® las 600 mil copias, convirti¨¦ndose en el JRPG 16-bits m¨¢s exitoso de la compa?¨ªa en Occidente a pesar de no llegar a Europa ¡ªcuestionable decisi¨®n tomada para ahorrar gastos de localizaci¨®n extra en el ocaso de SNES¡ª. Esto, unido a la tambi¨¦n muy positiva recepci¨®n cr¨ªtica, en condiciones normales har¨ªa pensar que Super Mario RPG 2 era una apuesta segura, pero nada m¨¢s lejos de la realidad.

Porque en paralelo, tras el peque?o par¨®n de 1994, Square hab¨ªa retomado la producci¨®n de Final Fantasy VII y se encontr¨® ante la disyuntiva de seguir con Nintendo, lo que requer¨ªa adaptarse a la limitaciones de espacio del cartucho y la arquitectura m¨¢s exigente de Nintendo 64, o pasarse a la PlayStation de Sony, donde la programaci¨®n era m¨¢s sencilla y los CDs permit¨ªan meter cientos de megabytes de m¨²sica y v¨ªdeo. Ahora sabemos de sobra c¨®mo sigui¨® esa historia y ya cuesta recordar el tiempo en el que Square y Nintendo iban siempre de la mano; pero a principios de 1996, cuando se hizo p¨²blico el cambio, el shock fue considerable y provoc¨® una ruptura total entre las dos compa?¨ªas. Ni Final Fantasy VII, ni ning¨²n otro juego de Square ver¨ªa la luz en una consola de Nintendo hasta pasados bastantes a?os.

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La vida sin Square

Siguiendo a la ruptura, Mallow y Geno ¡ªadem¨¢s de los otros personajes in¨¦ditos creados por el estudio¡ª quedaron fuera del alcance de Nintendo, aunque evidentemente no Mario, ni el concepto de embarcarlo en un RPG, as¨ª que pronto se tom¨® la decisi¨®n de encargar la secuela a Intelligent Systems. Era un estudio propio y prol¨ªfico, que en a?os recientes hab¨ªa destacado sobre todo por Fire Emblem, saga de rol t¨¢ctico todav¨ªa sin adaptar a Occidente, pero de contrastado ¨¦xito en Jap¨®n. El equipo se puso a trabajar de inmediato y en el Space World de 1997, Super Mario RPG 2 ya se present¨® entre juegos como Ocarina of Time o un Conker muy alejado de lo que a?os m¨¢s tarde ser¨ªa Bad Fur Day. Por aquel entonces, Mario RPG 2 fue anunciado como uno de los proyectos que sacar¨ªan partido al 64DD (perif¨¦rico con disquetes de mayor capacidad), pero ni eso, ni el nombre, se mantuvieron, porque el juego evolucion¨® hasta convertirse en lo que hoy conocemos como Paper Mario.

Pese a ser titulado como Mario Story en Jap¨®n, el nombre occidental reflej¨® mejor el cambio en el estilo visual, que pas¨® de emular tridimensionalidad en 2D a soltar personajes planos en mundos 3D. Por otra parte, ahora Mario era el ¨²nico protagonista, pero se pod¨ªa personalizar mucho m¨¢s equipando medallas y se le un¨ªan siete acompa?antes con sus propias historias y habilidades para rotar. Algo que se mantuvo fue el recurso estructural de buscar siete estrellas ¡ªesta vez s¨ª para rescatar a Peach de las garras de Bowser, ups¡ª y el sistema de combate con timed hits, reformulado con indicadores de acci¨®n m¨¢s claros y variados. A su llegada en 2000 (2001 en Occidente), tambi¨¦n fue aclamado por prensa y p¨²blico, aunque dada la complicada situaci¨®n de Nintendo 64, ni siquiera la localizaci¨®n europea le sirvi¨® para alcanzar las cifras de su antecesor. Aun as¨ª, logr¨® buenos resultados (1,37 millones de copias globales reportadas) y asegur¨® la continuidad de la nueva serie.

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Precisamente en 2000 tambi¨¦n tuvo lugar otro evento clave para el legado de Super Mario RPG, y fue la formaci¨®n de AlphaDream. O mejor dicho, de AlphaStar, nombre que recibi¨® inicialmente el estudio fundado por Tetsuo Mizuno. Aunque su nombre no haya aparecido hasta ahora, este directivo era nada menos que el antiguo presidente de Squaresoft, labor que hab¨ªa desempe?ado entre 1991 y 1996 ¡ªtodo el ciclo de SNES¡ª. Tras su abandono en 1998, Mizuno decidi¨® crear una compa?¨ªa propia junto a otros empleados de Square, entre los que, curiosamente, se encontraban los dos directores de Super Mario RPG: Chihiro Fujioka y Yoshihiko Maekawa. Para entonces, Nintendo ya hab¨ªa cubierto la papeleta con Paper Mario en sobremesa, pero la inminente llegada de Game Boy Advance ofreci¨® una nueva oportunidad para reimaginar un Mario RPG de 16-bits. As¨ª que se fragu¨® otra colaboraci¨®n.

Lanzado a finales de 2003, Mario & Luigi: Superstar Saga (Mario & Luigi RPG en Jap¨®n) opt¨® por sprites m¨¢s tradicionales que Super Mario RPG, incluy¨® a Luigi como co-protagonista y sigui¨® priorizando el sentido del humor por encima de las historias elaboradas. El trabajo con las animaciones fue estelar, f¨¢cilmente el mejor hasta ese momento; y el combate, si bien limitado a Mario y a Luigi, se reformul¨® desde sus cimientos con montones de microjuegos para desplegar los ataques ¡ªa menudo a dobles¡ª usando, adem¨¢s, los botones A y B para darles instrucciones por separado dentro y fuera de las peleas. Incluso Yoko Shimomura, reci¨¦n independizada de Square, regres¨® para componer la banda sonora, reforzando esa sensaci¨®n de vuelta a los viejos tiempos. El resultado fue un gran juego con tambi¨¦n gran ¨¦xito: los m¨¢s de 2 millones de copias vendidas esta vez s¨ª lo pusieron al lado de Super Mario RPG y evidenciaron que hab¨ªa sitio para dos series roleras alternativas.

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Pasado, presente y futuro

Los fans de la saga ¡ªo sagas¡ª conocen bien el resto de la historia, con lo bueno y lo malo que conlleva. En GameCube, La Puerta Milenaria super¨® en creatividad y ventas a su antecesor, logrando un estatus de culto que le ha valido otro remake ahora tambi¨¦n de camino a Switch. En esta ¨¦poca, Nintendo y Square ya hab¨ªan hecho las paces, pero un Super Mario RPG 2 nunca se lleg¨® a materializar porque Nintendo ten¨ªa no uno, sino dos estudios ya dedicados a crear juegos de rol del fontanero. Y as¨ª siguieron las cosas durante a?os, juego tras juego tanto en sobremesa como en port¨¢tiles. Por desgracia, era una bonanza con fecha de caducidad: tras cuatro secuelas y un par de remakes, AlphaDream cay¨® en la bancarrota en 2019, cerrando el cap¨ªtulo de Mario & Luigi con el relanzamiento de Viaje al Centro de Bowser ese mismo a?o.

Fue un vac¨ªo que para muchos Paper Mario tampoco llenar¨ªa, puesto que La Puerta Milenaria hab¨ªa servido como culminaci¨®n de su propia especie: siguiendo al plataformero Super Paper Mario, en secuelas como Sticker Star, Color Splash y The Origami King, Intelligent Systems se embarc¨® en una cruzada para reinventar constantemente las mec¨¢nicas de combate ¡ªusando pegatinas, cartas o escenarios con rotaciones¡ª, pero rechaz¨® volver a las subidas de nivel y otros elementos de personalizaci¨®n que hab¨ªa definido a los primeros Paper Mario. Las ventas siguieron acompa?ando, pero las cr¨ªticas de prensa y fans de la etapa cl¨¢sica no tanto, raz¨®n por la que el regreso de La Puerta Milenaria en 2024 es visto como un paso hacia delante a pesar de reutilizar una base con dos d¨¦cadas a sus espaldas.

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La acogida de ese remake y su posible influencia en futuras entregas de Paper Mario ser¨¢ algo que solo el tiempo dir¨¢. Pero mientras tanto, es dif¨ªcil no sentir que, al menos hoy por hoy, estamos bastante mejor de lo que est¨¢bamos al principio de esta generaci¨®n. El remake de Super Mario RPG se pondr¨¢ a la venta no mucho despu¨¦s de cumplirse el primer aniversario de Mario + Rabbids: Sparks of Hope, spin-off de estrategia que se cont¨® entre los mejores juegos de Switch en 2022. Y el propio Super Mario RPG, si bien no tan sorprendente como lo pudo haber sido en 1996, parece seguir destilando una clase de inocencia casi imposible de manufacturar desde cero en el panorama moderno, m¨¢s condicionado por las pretensiones l¨®gicas del que dise?a o compra considerando todo lo que ha salido entre medias.

Super Mario RPG es un buen juego. Siempre lo fue, siempre lo ser¨¢. Incluso si el remake no impresiona. Incluso si las revistas le dan un seis en vez de un ocho: lo que ten¨ªa que hacer, lo hizo en su d¨ªa, y con creces. Desde el punto de vista de un remake fiel, que cambia el chasis pero no el motor, la nueva versi¨®n probablemente dedique m¨¢s esfuerzo a recordar c¨®mo lo hizo que a hacerlo de nuevo. Pero aun si se limita a eso, aun si Super Mario RPG no rivaliza con la pegada de contempor¨¢neos de Switch como Tears of the Kingdom, Pikmin 4 o el reciente Super Mario Bros. Wonder, el simple hecho de que veteranos y novatos puedan ver con nuevos ojos un cap¨ªtulo tan significativo y encantador como este ya es un triunfo en s¨ª mismo.

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