UltraCore, an¨¢lisis. Megadrive vive

Aunque es posible que nadie se lo tomase como una aut¨¦ntica competici¨®n, hubo desarrolladoras en la Europa de los primeros 90 que hicieron las cosas lo suficientemente bien como para disputar el trono a las grandes compa?¨ªas japonesas en sus momentos de inspiraci¨®n. Fue algo que se vio sobre todo en el ordenador Commodore Amiga (que tanto ¨¦xito tuvo en otros pa¨ªses europeos que no son el nuestro), a donde llegaron una serie de joyas que en su tiempo contaron con el respaldo de prensa y los jugadores de entonces. Nadie recuerda ya muchos juegos de estudios como Psygnosis, The Bitmap Brothers o Factor 5, pero lo cierto es que entre ellos hay t¨ªtulos que a¨²n se dejan disfrutar hoy d¨ªa, haciendo gala de un estilo mucho m¨¢s europeo en cuanto a su dise?o. Gustaba en el viejo continente la idea de adornar los g¨¦neros de toda la vida con lo que parec¨ªa ser un paso m¨¢s: llaves, objetos -que tampoco serv¨ªan para mucho-, tiendas que tampoco eran imprescindibles o saltos incluso m¨¢s imposibles que los de la mayor¨ªa de videojuegos japoneses. Aun as¨ª y pese a sus imperfecciones, t¨ªtulos como Gods, Xenon 2, Leander, nuestro Risky Woods o la saga Turrican a¨²n cuentan con adeptos hoy en d¨ªa. Quienes los recuerdan con emoci¨®n deber¨ªan tomar asiento y prepararse a disfrutar de la historia de UltraCore.

Un juego para Mega Drive lanzado oficialmente¡­en 2020

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La pel¨ªcula no es como para tom¨¢rsela a risa. Un videojuego en el estilo m¨¢s t¨ªpico del Commodore Amiga dise?ado por Digital Illusions (mucho despu¨¦s EA DICE) estaba terminado al 99% en 1994, al parecer para Mega Drive, Mega CD y -c¨®mo no- Amiga. La entonces editora del estudio, nada menos que la m¨ªtica Psygnosis que andaba en plena adaptaci¨®n a su nueva realidad -l¨¦ase esto como apresurado cambio a lo poligonal- decidi¨® que aquel proyecto no ten¨ªa nada que hacer en el mercado de aquellos meses, y posiblemente ten¨ªa raz¨®n. Hay que recordar que est¨¢bamos en el momento de la Super Nintendo d¨¢ndole la vuelta a la partida con Donkey Kong Country casi al mismo tiempo que los pol¨ªgonos de Ridge Racer ¨C por decir algunos - dejaban claro que todo iba a cambiar para siempre. Ante todos estos rivales tan poderosos, un humilde Run¡®n Gun de rasgos europeos claramente inspirado en la saga Turrican fue abandonado en un caj¨®n. Sabr¨ªamos muy poco de ¨¦l los a?os venideros: un par de v¨ªdeos de su versi¨®n sin terminar, compartidos por algunos de sus autores, son todo lo que vimos del juego en muchos a?os.

Ser¨ªa est¨²pido y pretencioso ponernos ahora a recordar lo que han cambiado los videojuegos entre 1994 y 2019. Son mundos diferentes, pero la realidad es que aquel juego olvidado en un viejo ba¨²l polvoriento ha sido renombrado como UltraCore, y puede descargarse en las mism¨ªsimas Playstation 4 y Nintendo Switch. A¨²n hay m¨¢s: tambi¨¦n puede jugarse en la propia Sega Mega Drive, todo gracias al empe?o de la empresa alemana Strictly Limited Games. Aunque el juego fuese un desastre, que no es el caso, se trata de un ejemplo impresionante de preservaci¨®n de videojuegos, que desear¨ªamos ver repetido con bastantes otros prototipos de los que muy poca gente conoce su existencia. UltraCore es, por tanto, un juego desarrollado en 1994 al que se le han dado pocos retoques, lo que impregna toda su propuesta y, obviamente, se convierte tanto en su gran virtud como en su principal limitaci¨®n. Por un lado, goza de una autenticidad que puede poner en pie a muchos jugadores: la de un videojuego que podemos jugar tanto en una Mega Drive como en una Playstation 4 o Switch. Por el otro flanco, y esta es su principal miseria como lanzamiento actual, no puede competir con videojuegos actuales much¨ªsimo m¨¢s pulidos en su propio g¨¦nero, en el que hoy hay ofertas infinitamente m¨¢s perfectas como Valfaris. En cualquier caso, har¨ªamos muy mal poniendo el foco en esto ¨²ltimo: pese a las reservas que cualquiera pueda tener tras esos 26 a?os a la sombra, UltraCore se puede disfrutar a d¨ªa de hoy.

Europeo, para lo bueno y para lo malo.

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Es posible que nunca hasta el tr¨¢iler de este juego se haya acu?ado una etiqueta como la de ¡°Euro Style 2d Shooter¡±, pero lo cierto es que resume perfectamente lo que nos vamos a encontrar en UltraCore. Lo que tenemos delante es un t¨ªpico Run¡¯n Gun en el que se adivina la pasi¨®n que sus dise?adores deb¨ªan sentir por los videojuegos japoneses, pero en este proyecto hicieron suyas todas estas caracter¨ªsticas que antes destac¨¢bamos de aquella antigua tradici¨®n europea, usadas con bastante acierto. En UltraCore los niveles no son lineales, fomentando una exploraci¨®n que no llega nunca a tornarse en algo demasiado complejo, pero s¨ª que contribuye a una cierta rejugabilidad que nos ha sorprendido para bien. Nos vamos encontrando (o no) con monedas y tarjetas de colores que debemos introducir en ordenadores para desbloquear ascensores; buscamos palancas que sirven para abrir puertas y monedas ocultas que luego podemos utilizar en tiendas. La cosa, por tanto, dista bastante de lo que ser¨ªa el t¨ªpico sidescroller lateral de avance hacia la derecha, sin llegar tampoco a ser un videojuego muy abierto en cuanto a su desarrollo. Quien los conozca, encontrar¨¢ ecos de Turrican, Gods, Elf¡­

UltraCore no va nada mal en las cuestiones t¨¦cnicas. Gr¨¢ficos y sonido est¨¢n a un nivel bastante bueno para las capacidades de una Mega Drive, con menci¨®n especial para una banda sonora chiptune en la que resuenan ecos del inmortal Chris Huelsbeck. Sin duda hablamos de un juego muy solvente en el sistema para el que se desarroll¨®, pero lo cierto es que no nos atrever¨ªamos a ponerlo al nivel de juegos tan redondos audiovisualmente como Mega Turrican, sin duda el t¨ªtulo con el que las comparaciones son/habr¨ªan sido m¨¢s obvias, dentro del cat¨¢logo de la treinta?era de Sega. Pero los problemas que m¨¢s pueden ahuyentar a un jugador de hoy en UltraCore no vienen del apartado t¨¦cnico. Hoy estamos muy acostumbrados a ver juegos en estilo neo-retro, pero es precisamente esa costumbre la que hace tan patentes sus aristas. Inconsistencias que se podr¨ªan entender en un juego de 1994, pero que bien podr¨ªan haberse pulido para un lanzamiento en 2020.

Renacido, a la vez que empecinado.

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Es complicado, al jugar con UltraCore, abstraerse de su historia tan incre¨ªble. En ning¨²n momento se nos puede quitar de la cabeza que lo que tenemos delante es un videojuego tachado de f¨®sil en su momento, que renace 25 a?os despu¨¦s en un momento en el que lo bidimensional vuelve a molar -un giro de los acontecimientos que har¨ªa avergonzarse a quienes lo cancelaron en 1994-. El jugador m¨¢s veterano tendr¨¢ a buen seguro m¨¢s complicidad con la propuesta, pero casi todo lo bueno que hace UltraCore como juego de disparos se ve luego mermado por lo desastroso de ciertas secciones de plataformas que, sencillamente, no est¨¢n bien resueltas. No se trata ni mucho menos de un juego imposible, y de hecho cualquiera que est¨¦ familiarizado con el g¨¦nero lo completar¨¢ sin demasiados quebraderos de cabeza. La cuesti¨®n es que hay puntos imperdonables en los que perderemos vidas porque s¨ª, con menci¨®n especial para algunos saltos del segundo nivel en los que es f¨¢cil perder tres o cuatro vidas sin que nos haya llegado a quedar nunca claro si lo estamos haciendo bien o mal. Sin duda, es una caracter¨ªstica que muchos recordar¨¢n en juegos muy m¨ªticos de la antig¨¹edad (sin ir m¨¢s lejos, algo de esto ocurr¨ªa en el primer Megaman) y puede incluso tener su gracia contemplada con nuestros ojos de hoy, pero vivimos tiempos con juegos bidimensionales demasiado perfectos como para pasarlo por alto del todo, si es que vamos a jugarlo en una Playstation 4. Y es una l¨¢stima porque, si el juego estaba al 99% como dicen sus autores, una versi¨®n dotada de un plataformeo m¨¢s justo e intuitivo habr¨ªa sido algo mucho m¨¢s atractivo para un n¨²mero mayor de jugadores. Tampoco nos ha parecido que se adapte del todo el a?adido de un control en modo twin stick, ya que el juego tiene suficientes peculiaridades en esta parcela como para a?adirle este componente extra que no viene al caso, por m¨¢s podamos no utilizarlo. Son las ¨²nicas pegas del viaje m¨¢s radical al pasado de entre los que hemos podido presenciar en esto del videojuego: un t¨ªtulo que no imita la est¨¦tica 16-bit, sino que es original de aquellos tiempos. Un verdadero superviviente que deja testimonio de una ¨¦poca y que se puede disfrutar a poco que nos guste este g¨¦nero o queramos revivir ese estilo casi olvidado de los videojuegos europeos para 16 Bit

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