DARPA, una historia de violencia, ciencia, militares y videojuegos

El primer videojuego interactivo de la historia fue Spacewar! (1962). En ¨¦l, una peque?a nave espacial intentaba eliminar a su contraria tratando de evitar el centro de la pantalla, ocupado por un v¨®rtice de gravedad que modificaba la trayectoria de la nave y sus proyectiles. El desarrollo de este primitivo videojuego se realiz¨® en los laboratorios de investigaci¨®n de una instituci¨®n militar, DARPA (Agencia de Proyectos de Investigaci¨®n Avanzados de Defensa), y su objetivo era sencillo, demostrar el poder tecnol¨®gico de los Estados Unidos de Am¨¦rica a su gran rival, la Uni¨®n de Rep¨²blicas Socialistas Sovi¨¦ticas.

Desde entonces, 1962, DARPA se ha mantenido en un segundo plano y ha desarrollado distintos productos virtuales para el Ej¨¦rcito de los Estados Unidos de gran trascendencia para la historia del videojuego. Desde sus laboratorios, y a trav¨¦s del videojuego como formato, DARPA imagina la guerra del futuro. La Agencia tiene numerosos proyectos entre los que destacan peque?as naves espaciales comandadas por androides, exoesqueletos humanos, veh¨ªculos terrestres que puedan llegar a convertirse en a¨¦reos y un largo etc. Nosotros, en este reportaje, vamos a enfocarnos en su relaci¨®n con el videojuego.

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La labor de DARPA es, a la vez, de anticipaci¨®n y creaci¨®n. Spacewar! consolid¨® la base de todos los t¨ªtulos militares que acabar¨ªan llegando a las pantallas de los jugadores. En este rudimentario videojuego se halla la esencia de la representaci¨®n de la violencia armada en el videojuego. Las embarcaciones espaciales se convierten en armas. ?stas aparecen en la pantalla sin ninguna raz¨®n aparente para disparar, no conocemos el contexto del suceso. No existen civiles, todas las naves son militares. Cuando son abatidas las naves no dejan rastro. El disparo se convierte en la principal relaci¨®n entre el jugador, el personaje y el escenario. La trama parece no importar. Desconocemos el objetivo de la nave protagonista, desconocemos las razones para atacar y contratacar, desconocemos el tiempo y desconocemos el espacio. Tan solo conocemos un hecho, para seguir jugando debemos disparar y acabar con todos los contrarios. Cuando acabemos con ellos, habremos alcanzado la victoria.

El origen de la violencia armada en el videojuego se encuentra dentro de un laboratorio de investigaci¨®n militar estadounidense. Frente a este hecho no es inusual que la carrera de DARPA y los videojuegos militares se hayan desenvuelto en hilos paralelos que, de vez en cuando, acababan por tocarse.

Durante la d¨¦cada de los a?os 70 DARPA continu¨® desarrollando videojuegos militares con la intenci¨®n de convertirlos en simuladores. Sin embargo las limitaciones impuestas por la tecnolog¨ªa de la ¨¦poca les oblig¨® a seleccionar determinados elementos para dotar a sus videojuegos (simuladores) de guerra de verosimilitud, una pr¨¢ctica muy extendida en la actualidad y pr¨¢cticamente generalizada en los t¨ªtulos comerciales actuales. De acuerdo a Sharon Weinberger en su libro The Imagineers Of War: The Untold Story of DARPA, the Pentagon Agency That Changed the World (2017):

"Los gr¨¢ficos de los simuladores no eran particularmente sorprendentes; No eran mucho mejores que los de 1980, eran juegos arcade. Al principio, DARPA hab¨ªa decidido que, en la simulaci¨®n militar, la verosimilitud, entendiendo ¨¦sta como lo ¡°realista¡± que pudiera parecer algo, no era necesariamente fundamental. (¡­) En cambio, un simulador podr¨ªa tener una "verosimilitud selectiva", centr¨¢ndose en aquellos elementos que eran cr¨ªticos para el entrenamiento. La clave de estos simuladores era que estaban conectados en red, permitiendo que los soldados practicaran unos contra otros, la forma en que la gente jugar¨ªa contra oponentes invisibles a trav¨¦s de Internet a?os m¨¢s tarde en el mundo de los juegos en l¨ªnea".

DARPA no solo invent¨® con esta decisi¨®n la forma en la que se alcanza la verosimilitud en los videojuegos sino tambi¨¦n la conversi¨®n de la violencia armada en deporte anticip¨¢ndose, y creando, el g¨¦nero de los t¨ªtulos de disparos en red veinte a?os antes de la salida de Quake III Arena (1999) o Counter-Strike (1999). Sin embargo la gran revoluci¨®n de DARPA lleg¨® durante la d¨¦cada de los a?os 80, SIMNET.

SIMNET fue un magno proyecto que cost¨® 300 millones de d¨®lares al erario estadounidense y consigui¨® crear una simulaci¨®n completa de la guerra en ordenador. En otras palabras, SIMNET fue un MMO, el primer MMO, militar en el que los soldados participaban con su propio avatar en un escenario virtual creado para su formaci¨®n. Un producto indistinguible de un videojuego que servir¨ªa, posteriormente, para crear mundos virtuales como World of Warcraft (2004).

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La formaci¨®n de SIMNET como escenario virtual creci¨® durante la Primera Guerra del Golfo (1990-1991). Los participantes de esta guerra, una vez terminada su experiencia militar en el conflicto, pasaron por las oficinas de DARPA para narrar lo sucedido. DARPA, incluso, se encarg¨® de recoger documentos, materiales diseminados por el campo de batalla, fotografiar los campos de batalla y los lugares reales donde sucedi¨® para la guerra para generar una simulaci¨®n lo m¨¢s realista posible. De nuevo esta agencia anticip¨® la forma en la que los t¨ªtulos militares b¨¦licos recrean sus escenarios.

SIMNET cambi¨® por completo la forma en la que los simuladores militares trabajaban. Consigui¨® reunir una ingente cantidad de informaci¨®n y construir sobre ella escenarios veros¨ªmiles donde cientos de soldados luchaban y mor¨ªan digitalmente. Luchas que m¨¢s tarde recog¨ªan y analizaban para mejorar la formaci¨®n y el desempe?o militar. Pero no solo cambi¨® la forma en la que los simuladores militares funcionaban, tambi¨¦n cambi¨® por completo a la industria del videojuego demostrando la posibilidad del juego en l¨ªnea contra oponentes reales en lugar de inteligencias artificiales. SIMNET tambi¨¦n hendi¨® la historia del medio a trav¨¦s de su desenvoltura narrativa basada, por completo, en un formato procedimental en lugar de lineal.

DARPA tambi¨¦n utiliz¨® t¨ªtulos reales para medir distintos par¨¢metros como el estr¨¦s provocado por la batalla. Durante los a?os 90 los simuladores militares fueron duramente criticados e incluso se lleg¨® a cuestionar su validez. DARPA tuvo que buscar otros lugares donde seguir anticipando la guerra. Otra de las razones fue, sin duda, la aparici¨®n de simuladores desarrollados por el propio ej¨¦rcito de los Estados Unidos destacando, por encima de todos, la franquicia America?s Army (2002-2013) difundida tanto en las bases militares como a trav¨¦s de la educaci¨®n p¨²blica. Fruto de este desv¨ªo nacieron distintas iniciativas como un intento, fallido, de simular el tr¨¢fico de drogas desde Am¨¦rica Latina hasta Estados Unidos, un simulador para predecir el comportamiento de terroristas u otros proyectos de realidad aumentada que no tardaron en abandonarse.

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Durante la d¨¦cada de los a?os 2000 DARPA se mantuvo m¨¢s ligada a la industria armament¨ªstica anticipando, y tratando de crear, distintos veh¨ªculos que lograran mejorar la eficiencia del ej¨¦rcito estadounidense en las guerras de Oriente Pr¨®ximo en las que estaba involucrado realizando un esfuerzo especial en actividades de miner¨ªa de datos y mejora de drones. Sin embargo, su vuelta al videojuego no tardar¨ªa en llegar.

Durante la segunda d¨¦cada del siglo XXI DARPA consigui¨® desarrollar Squad X Core Technologies, un programa de realidad aumentada para el soldado de infanter¨ªa basado en la interfaz del videojuego militar comercial. De acuerdo a la imagen que mostr¨® DARPA para ilustrar su proyecto, muy similar a cualquier videojuego militar actual, este programa ofrecer¨¢ al soldado de infanter¨ªa sobre la munici¨®n que conserva, la localizaci¨®n de los enemigos y el tipo de arma que porta, datos que podemos encontrar en cualquier t¨ªtulo militar similar a Call of Duty (2003-2019). Una tecnolog¨ªa que, debido a su peso y complejidad, deber¨¢ complementarse con el exoesqueleto HULC de la compa?¨ªa Lockheed Martin que ya pudimos ver en videojuegos como Call of Duty: Advanced Warfare (2014). No hay que olvidar la relaci¨®n existente entre la industria armament¨ªstica, los contratistas privados, el ej¨¦rcito de los EE.UU y los videojuegos.

DARPA no solo ha aprendido esta lecci¨®n del videojuego, el uso de la interfaz informativa para mejorar la respuesta del jugador soldado en el campo de batalla, tambi¨¦n ha extra¨ªdo numerosas lecciones sobre el desarrollo de la narrativa. La agencia ha estado muy interesada en los desarrollos procedimentales de t¨ªtulos como Civilization (1991-2019). Estos videojuegos, de acuerdo a DARPA, permiten gestionar las decisiones y planificar estrategias de largo alcance, de gran utilidad para el despliegue de aviones no tripulados. Una idea llevada a la pr¨¢ctica gracias a la aplicaci¨®n del videojuego Creatures (1990) convertido en un programa militar, Cyberlife Technology Creatures 2.0.

La relaci¨®n entre el videojuego y el ej¨¦rcito no se detendr¨¢ nunca. De acuerdo a Corey Mead en su libro War Play: Video Games and the Future of Armed Conflict (2013) estas relaciones comienzan a asemejarse a un pulpo en el que cada brazo apunta a una direcci¨®n distinta desde la idea principal, el uso de videojuegos en el ej¨¦rcito:

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"El uso del juego por parte de los militares continuar¨¢ yendo m¨¢s all¨¢ del ¨¢mbito de la simulaci¨®n, como ocurre con Virtual Iraq / Afganist¨¢n y los juegos desarrollados por WILL Interactive. Por ejemplo, la marina est¨¢ financiando un proyecto para piratear consolas de videojuegos usadas como un medio para recopilar datos, incluida la informaci¨®n de la sala de chat, sobre los due?os anteriores de las consolas para rastrear posibles terroristas y enemigos de todo el mundo. (Por ahora, el proyecto proh¨ªbe perseguir a los ciudadanos estadounidenses).

A lo que a?ade posteriormente: "DARPA y la marina tambi¨¦n han comenzado a usar juegos como herramientas de crowdsourcing. El MMOWGLI (juego de guerra en l¨ªnea multijugador masivo) de la Oficina de Investigaci¨®n Naval desafi¨® a grupos de jugadores en l¨ªnea a encontrar soluciones innovadoras para combatir a los piratas somal¨ªes. El popular videojuego en l¨ªnea financiado por DARPA, Foldit, permite a los jugadores contribuir a una investigaci¨®n cient¨ªfica de gran peso. En un ejemplo reciente, los jugadores de Foldit descifraron, en apenas diez d¨ªas, la estructura de la prote¨ªna del sida simio, un problema que hab¨ªa desconcertado a los cient¨ªficos durante m¨¢s de quince a?os. El ¨¦xito de Foldit ha inspirado a DARPA a invertir millones de d¨®lares en el desarrollo de un juego que utilizar¨¢ el crowdsourcing para ayudar a depurar el c¨®digo de software".

Nosotros nos hemos centrado, en esta ocasi¨®n, en la agencia DARPA sin embargo existen decenas de agencias y empresas dedicadas al empleo del videojuego con fines militares como, por ejemplo, Full Spectrum Warrior (2004) empleado para mejorar la reinserci¨®n de veteranos militares en la sociedad civil o el centro de investigaci¨®n Kinnard Battle Command Center¡¯s dedicado, en exclusiva, al desarrollo de tecnolog¨ªas militares desde el enfoque videol¨²dico. Una relaci¨®n tan extensa e intensa que no ha tardado en levantar cr¨ªticas desde el propio ej¨¦rcito, como demuestra el trabajo de Dave Grossman Stop Teaching Our Kids to Kill: A Call to Action Against TV, Movie and Video Game Violence (2014) quien ataca a estas agencias criticando con dureza una de sus intenciones, ense?ar a los jugadores la pr¨¢ctica militar.

DARPA cre¨® el videojuego b¨¦lico y desde entonces no se ha detenido. Fruto de su trabajo ha sido la creaci¨®n de los mundos en l¨ªnea y los videojuegos de disparos en red, hegem¨®nicos desde hace a?os en las listas de los m¨¢s vendidos. Tambi¨¦n ha introducido en el sector la caracter¨ªstica de la verosimilitud para dotar de realismo a productos virtuales. DARPA ha crecido junto al videojuego y esa relaci¨®n ha acabado por revertirse desde la aportaci¨®n al medio a la apropiaci¨®n. Sus ¨²ltimas creaciones han recogido elementos del videojuego y lo han incorporado al ej¨¦rcito como la interfaz, en una relaci¨®n simbi¨®tica entre la industria armament¨ªstica, el ej¨¦rcito y el sector del videojuego. Todo ello desde la sombra.

En su tarea de imaginar la guerra del futuro nos cuesta pensar en lo pr¨®ximo que vendr¨¢ aunque, probablemente, tendr¨¢ que ver con la ludificaci¨®n del conflicto armado. Los conflictos de la segunda d¨¦cada del siglo XXI han estrechado la uni¨®n entre el videojuego y la industria de la guerra. El uso masivo de drones y su uso teledirigido desde miles de kil¨®metros han aumentado la percepci¨®n de ¡°la guerra como videojuego¡± y el aumento del fetichismo por la tecnolog¨ªa y las armas han formado lazos cada vez m¨¢s apretados entre estas dos costas. Tal y como afirma Roger Stahl en su libro Militainment, Inc: War, Media, and Popular Culture (2009):

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"Despu¨¦s del 11 de septiembre, la guerra real y los juegos de guerra conspiraron para borrar los l¨ªmites que hab¨ªa entre ellos. La cobertura televisiva de las noticias de guerra pareci¨® ir m¨¢s all¨¢ de la met¨¢fora del videojuego en su transmisi¨®n de luces bonitas y c¨¢maras de bombas inteligentes. Como si compitiera con los medios m¨¢s adecuados para la guerra interactiva, la cobertura televisiva comenz¨® a recrear eventos utilizando animaciones digitales con los valores actuales de producci¨®n de videojuegos. Mientras tanto, los juegos intentaron recrear la guerra televisiva en un tiempo real".

Los l¨ªmites entre el videojuego militar y la realidad de la guerra cada vez son m¨¢s confusos como consecuencia de la relaci¨®n, cada vez m¨¢s cercana, de ambos caminos. Pronto estos dos senderos pasar¨¢n a ser uno y la guerra podr¨¢ convertirse finalmente en una simulaci¨®n dentro de una pantalla que tendr¨¢ consecuencias reales, y nefastas, fuera de ella sin que nos percatemos de nada hasta que toque en nuestra puerta.