M¨¢s que una final
Sud¨¢frica, como en 1995, apela de nuevo al rugby para cohesionar un pa¨ªs convulsionado. La brillante Inglaterra de Eddie Jones, a por su segundo t¨ªtulo.
EI Mundial de rugby de Jap¨®n toca hoy a su fin. 44 d¨ªas de fiesta oval, desde el preg¨®n oficiado por los anfitriones y Rusia el pasado 20 de septiembre, desembocan en la contienda definitiva, desde las 10:00 en Yokohama (#Vamos) entre Inglaterra y Sud¨¢frica. Ser¨¢ m¨¢s que una final. No por t¨®pico es menos cierto. Un partido con m¨²ltiples aristas en lo deportivo y algunas que, incluso, trascienden lo que suceda sobre el pasto.
Ser¨¢ m¨¢s que una final para la Inglaterra de Eddie Jones, a un paso de conquistar el globo por segunda vez. La Rosa carga con el peso del favoritismo (traducido a n¨²meros, las casas de apuestas pagan a m¨¢s del doble la victoria sudafricana que la inglesa), exponencialmente mayor tras su brillante victoria en semifinales ante Nueva Zelanda, y de su historia: son los inventores del juego, el ¨²nico pa¨ªs del hemisferio norte que ha conseguido ganar la Copa del Mundo (2003) y hace cuatro a?os quedaron dram¨¢ticamente eliminados en fase de grupos en casa.
¡°Estamos listos. Vamos a salir sin miedo, a jugar el partido¡±, ha dicho estos d¨ªas un relajado Jones, menos beligerante en sus comparecencias que durante la semana del choque ante los All Blacks. Aliviado por la recuperaci¨®n a tiempo de su n¨²mero tres, Kyle Sinckler, irreemplazable hoy por hoy en sus planes, repetir¨¢ alineaci¨®n por tercera vez en lo que lleva de mandato, la primera desde el Seis Naciones de 2016. Se la juega con personalidad el australiano ante el equipo m¨¢s contundente del torneo.
Ser¨¢ m¨¢s que una final para la m¨¢quina Springbok resucitada por Rassie Erasmus, que ya ha anunciado que dejar¨¢ el puesto tras el partido y tambi¨¦n ha recuperado a tiempo a una de sus grandes bazas, el veloz y escurridizo Cheslin Kolbe. ?l es ¡°el factor X¡± (en palabras del seleccionador) de esta Sud¨¢frica metal¨²rgica que puede ganar la tercera Copa del Mundo de su historia.
El encargado de alzar el trofeo Webb Ellis, en ese caso, ser¨ªa Siya Kolisi, primer capit¨¢n negro de los Bokkes. La imagen ser¨ªa potencialmente curativa para un pa¨ªs ¨²ltimamente convulsionado en lo social, y una reedici¨®n de la protagonizada por Nelson Mandela y Fran?ois Pienaar en en 1995, carpetazo final al Apartheid. ¡°Queremos hacerlo por el pa¨ªs. Tenemos importantes desaf¨ªos por delante y esto podr¨ªa conseguir que nos olvid¨¢ramos de nuestras discrepancias durante un tiempo¡±, reconoce Erasmus. Lo corrobora Bryan Habana, estrella del equipo campe¨®n en 2007 ante el mismo rival: ¡°Ser¨ªa como lo de 1995, o incluso m¨¢s grande a¨²n¡±.
Un choque at¨¢vico (25 victorias sudafricanas, 15 inglesas y dos empates en 42 ediciones hasta ahora) y una confrontaci¨®n de estilos. Un duelo de pizarras y una suerte de cat¨¢rsis para el vencedor. Mucho m¨¢s que una final.
Eddie Jones, el personaje
El gran personaje de este Mundial es uno peculiar. Uno lenguaraz y amigo de la pol¨¦mica, que genera respeto y animadversi¨®n a partes iguales entre prensa y aficionados. Es Eddie Jones, el primer seleccionador extranjero (australiano, concretamente) en la historia de Inglaterra y el hombre que le ha devuelto el orgullo tras el batacazo de 2015, cuando quedaron eliminados en fase de grupos en su propio Mundial. Entonces Jones, nacido en Burnie hace 59 a?os, llev¨® a Jap¨®n al Milagro de Brighton, la primera victoria de su historia sobre Sud¨¢frica. Al frente de Australia, en 2003, perdi¨® la final del drop de Wilkinson contra Inglaterra y fue asesor t¨¦cnico en el triunfo sudafricano de 2007, tambi¨¦n contra los ingleses. Ahora est¨¢ en el frente opuesto, ante la oportunidad de refrendar con otra copa Webb Ellis su condici¨®n, la de uno de los mejores entrenadores del mundo.