Mari Paz Corominas: ¡°El uniforme de M¨¦xico tuvo que hac¨¦rmelo mi madre¡±
Fue la primera deportista espa?ola en disputar una final ol¨ªmpica. Fue en 1968, en los Juegos de M¨¦xico, en nataci¨®n, 200 metros espalda.


Antes que la nataci¨®n en su vida estuvo el esqu¨ª¡
Nosotros venimos de una familia de deportistas. A mi padre le gustaba much¨ªsimo el esqu¨ª, el tenis..., todo tipo de actividades. Su hermana, mi t¨ªa Monserrat, hab¨ªa sido campeona de Espa?a de esqu¨ª. Soy la peque?a de seis hermanos y a nosotros siempre, desde bien peque?os, nos gustaron los esqu¨ªs. Hemos sido de raza fuerte.
Tambi¨¦n hizo gimnasia...
En el colegio, deportiva. Hice algunas minicompeticiones. Potro, verticales... Hac¨ªa tanto deporte porque, quiz¨¢, era muy...
?Inquieta?
Hiperactiva. Antes ni se trataba con pastillas ni con psic¨®logos. El pediatra s¨®lo dijo: ¡°Esta ni?a es hiperactiva¡±. Y mi padre contest¨®: ¡°Bueno, pues a esta ni?a la tenemos que cansar¡¡±. Y ya... Recuerdo que, con mi padre, d¨¢bamos la vuelta a la manzana cada noche para ver si me cansaba corriendo un poquito¡ ?y yo qu¨¦ s¨¦!
Que se cansaba ¨¦l antes que usted...
(Risas) S¨ª, el pobre; s¨ª, s¨ª.
?C¨®mo lleg¨® a la piscina?
Tambi¨¦n por el colegio. En aquella ¨¦poca, mi escuela, Betania, hac¨ªa un cursillo de verano en una piscina en Montj¨¹ic, la que m¨¢s tarde fue la de los saltos de Barcelona 92. Y all¨ª, los s¨¢bados, nos ¨ªbamos en autocar y nos met¨ªamos en el agua, helada, y nad¨¢bamos. Al final del curso hicimos una competici¨®n y, en la prueba de espalda, yo destaqu¨¦ much¨ªsimo. El monitor le dijo a mi padre: ¡°Esta ni?a tiene unas cualidades impresionantes: merece la pena que la llev¨¦is a alg¨²n sitio¡±.
?Tanto le sac¨® a las dem¨¢s?
Mucho, mucho. Recuerdo que yo hice cuarenta y dos segundos y la segunda, cuarenta y mucho, en 50 metros. Era como muy evidente que ten¨ªa mucha facilidad.
?Aprendi¨® a nadar ah¨ª?
No, qu¨¦ va. Fue en casa de unos t¨ªos de mi padre, en una balsa. Nadie nos ense?¨®. ?Es que en aquella ¨¦poca nadie te ense?aba! Era tu padre, tu madre o tu t¨ªa. Nosotros nad¨¢bamos bien porque est¨¢bamos para arriba, para abajo, con los primos¡, ?todo el d¨ªa en el agua!
?Qu¨¦ ocurri¨® despu¨¦s de la escuela de Betania?
Mis padres me llevaron al club Sabadell, y hablaron con el presidente, empresario textil como mi padre. Ah¨ª estaban Miguel Torres y Santiago Esteva, por ejemplo, y Oudigeest, entrenador holand¨¦s. Si esto fue en julio, en octubre empezamos las tres hermanas a nadar all¨ª. Ven¨ªa mi madre a buscarnos al cole y en un 600, al Sabadell, en las carreteras antiguas, nada que ver con las autopistas de ahora. Con tres d¨ªas a la semana, el primer a?o particip¨¦ en los campeonatos de Espa?a. Fui cuarta habiendo nadado poqu¨ªsimo. Mi primer torneo internacional, un encuentro en Pa¨ªs de Gales, lleg¨® aquel a?o, 1965. Recuerdo que mi madre me dijo: ¡°Oye, ?te tendr¨¢s que comprar algo, no? C¨®mo m¨ªnimo un bolso para llevar el pasaporte¡±. Yo ten¨ªa 13 a?os.
?Hab¨ªa muchas ni?as nadando cuando empez¨®?
Hab¨ªa, s¨ª. Quiz¨¢ muchas, muchas no. Pero hab¨ªa. En Sabadell y en Canarias siempre ha habido equipos de nataci¨®n. En Madrid y el norte no tanto. S¨ª que recuerdo que a mi madre le dec¨ªan: ¡°?C¨®mo dejas a la ni?a hacer eso? ?Se le va a poner cuerpo de hombre!¡± (r¨ªe). Pero hab¨ªa m¨¢s chicas, ?tampoco era la edad de piedra! Siempre nos desplazamos equipo masculino y femenino. A nivel Europa o internacional quiz¨¢ ten¨ªan m¨¢s categor¨ªa los hombres. Ahora todo ha cambiado rotundamente: a nivel internacional son mucho mejores las mujeres que los hombres.
?C¨®mo eran sus ba?adores?
De lycra, como de nailon, con las costuras un poco gruesas. A m¨ª me da?aban. ?Me ten¨ªan que poner pa?uelos de hilo para que no me rozaran los brazos! Poco a poco fueron evolucionando. Eran buenos, la marca Speedo ya estaba en el mercado, pero no eran el¨¢sticos. Como en aquellos tiempos no hab¨ªa patrocinadores, te los ten¨ªas que comprar t¨².
Como el bolso para aquel viaje a Gales¡
Para m¨ª, en aquel viaje, todo era nuevo. El club donde fuimos a entrenar, estaba gestionado por el hermano de Richard Burton, el segundo o tercer marido de Elisabeth Taylor¡ ?Y nos regal¨® fotos suyas con ella! Despu¨¦s de este viaje ya empec¨¦ a entrenar cada d¨ªa, ya me encontr¨¦ dentro de la nataci¨®n.
?La espalda fue siempre su estilo?
S¨ª, siempre, hasta el ¨²ltimo a?o. Cuando empec¨¦ la Universidad, Econ¨®micas, me di cuenta de que era incompatible estudiar y nadar y apart¨¦ los estudios. Habl¨¦ con Santi Esteva, que estaba en Estados Unidos, y me facilit¨® los tr¨¢mites para ir a una universidad en Indiana. Los nadadores all¨ª sol¨ªan hacer eso: en verano entrenar con sus clubes y en invierno, en las universidades. Yo aqu¨ª ya no ten¨ªa alicientes, no ten¨ªa competencia, y me hac¨ªa ilusi¨®n hacerlo relativamente bien en los campeonatos de Europa de verano, en Barcelona. Estuve seis meses, de febrero a junio. Mi entrenador era Doc Counsilman, uno de los mejores del mundo. All¨ª coincid¨ª con nadadores como John Kinsella, Gary Hall, Mike Troy o Mark Spitz.
?C¨®mo era Spitz? ?Tuvo relaci¨®n con ¨¦l?
No mucho. ?Recuerdo que Counsilman siempre estaba detr¨¢s de ¨¦l para que entrenara! Para m¨ª fue dif¨ªcil porque yo no ten¨ªa ni idea de ingl¨¦s. De aquellas, en los colegios aprend¨ªamos franc¨¦s. All¨ª mi vida era ingl¨¦s y nadar, nadar e ingl¨¦s, nada m¨¢s. Fue durillo. Pero estaba Santi y nos hicimos compa?¨ªa. ?l se qued¨® cuatro a?os.
Usted regres¨®.
S¨ª, con la intenci¨®n de dejarlo. No sent¨ª la necesidad de hacer un esfuerzo sobrenatural y seguir, no me hac¨ªa ilusi¨®n.
?Cu¨¢ntos a?os ten¨ªa?
18. Ahora las nadadoras pueden llegar a los 30. Pero a m¨ª tampoco nadie me dijo o me ofreci¨® nada. Todo era muy amateur.
?No ganaba nada?
Nada, absolutamente nada. ?ramos amateurs cien por cien. ?A¨²n ten¨ªamos la suerte de no pagar cuota en club! El tema de compensar econ¨®micamente a los deportistas de ¨¦lite empez¨® mucho m¨¢s tarde. S¨ª que hab¨ªa becas. La de la residencia Blume, por ejemplo, pero yo no quer¨ªa ir a una residencia, quer¨ªa estar en casa. Yo no solicit¨¦ jam¨¢s una beca, s¨®lo para ir a Estados Unidos. Pero para ello primero tuvo que ser la familia, que pag¨®. Y se compens¨®: me dieron la beca para estar all¨ª.
?Cu¨¢nto entrenaba?
Aquel ¨²ltimo a?o m¨¢s porque estaba en Estados Unidos, y eran seis horas al d¨ªa, seis d¨ªas a la semana. Hac¨ªa doce mil, diez mil metros diarios. Cuando estaba en Espa?a no tantos, pero ocho mil al d¨ªa s¨ª. Entre tres y cuatro horas diarias. En invierno menos. Y era poco, eh.
Dos a?os antes de Estados Unidos particip¨® en los Juegos de M¨¦xico 1968. Se clasificaron dos mujeres, Pilar Von Carsten y usted...
Yo realmente vi que pod¨ªa ir a principio de verano: fue el primer a?o que la Federaci¨®n puso marcas. A mediados de julio ya la hice, ya vi que ir¨ªa a los Juegos. Pero estaba tan metida en el entrenamiento, que disfrutar no lo pod¨ªas disfrutar. Estaba muy concentrada en lo que ten¨ªa que hacer, en los Juegos. Lo que s¨ª que hicimos, y con muy buen resultado, fue pedir a la Federaci¨®n adelantarnos el viaje un mes para estar all¨ª en M¨¦xico entrenando.
?Por qu¨¦?
Porque sab¨ªamos que M¨¦xico est¨¢ a 2.250 metros de altitud y requer¨ªa adaptaci¨®n. Por los gl¨®bulos rojos y el ox¨ªgeno. Todas las pruebas de menos de un minuto eran m¨¢s r¨¢pidas pero pasado ese minuto ya no.
Su madre fue fundamental en su maleta, otra vez m¨¢s.
S¨ª. Nos hizo el uniforme a Pilar y a m¨ª. Hablaron con ella y le dijeron: ¡°Mire, como s¨®lo son dos chicas, tiene que ocuparse usted de hacerles los uniformes¡±. El que nos hab¨ªan previsto era horrible, de chicos. Fuimos a una modista de Barcelona y mi madre los encarg¨®. Eran preciosos, blancos, con un cintur¨®n, bolsillos y una blusa de seda roja debajo. ?F¨ªjate t¨² el nivel de amaterismo de la ¨¦poca! ?La de cosas que ten¨ªamos que hacer nosotros mismos!
?C¨®mo fue el viaje? ?Hab¨ªa cruzado alguna vez el oc¨¦ano?
No, nunca. Se celebraron en octubre y no verano, para evitar la ¨¦poca de lluvias. El viaje no fue directo a M¨¦xico, entonces no hab¨ªa vuelos directos. Tuvimos que parar en Santo Domingo, en medio de una tormenta terrible, y de ah¨ª a M¨¦xico. Cuando llegamos, la villa ol¨ªmpica a¨²n no estaba abierta y un par de d¨ªas nos tuvimos que alojar en un hotel.
Aquellos fueron los primeros Juegos en Am¨¦rica Latina.
Para m¨ª fueron los del cambio, la profesionalizaci¨®n, los primeros de la modernidad. Por primera vez se retransmitieron por televisi¨®n.
Pero casi no se celebran, por la Matanza en la Plaza de las Tres Culturas el 2 de octubre de 1968, diez d¨ªas antes de la inauguraci¨®n, cuando ustedes ya estaban all¨ª.
S¨ª, nosotros ya est¨¢bamos en la villa ol¨ªmpica y poco nos enteramos, muy poco. Nos dijeron que hab¨ªa habido un tema importante con la Polic¨ªa y que no sali¨¦ramos de la villa en dos o tres d¨ªas. Ten¨ªamos que entrenar en las piscinas de all¨ª. Fue un hecho hist¨®rico muy duro. El Gobierno habl¨® de 30 muertos pero hay historiadores que los elevan a 300.
Al final se disputaron. Y usted hizo historia: se meti¨® en la final de 200 metros espalda. Era la primera vez de una deportista espa?ola en una final ol¨ªmpica...
Hice 2:34 y no s¨¦ qu¨¦ m¨¢s en la semifinal. Ahora me parece que hacen 2:05, 2:06...
?Qu¨¦ recuerda del d¨ªa que nad¨® la final?
Pues mira, recuerdo que, en la habitaci¨®n en la que nos reun¨ªan a las ocho finalistas antes, me vi un poco peque?a frente a aquellas mujeronas. Pens¨¦: ¡°Aqu¨ª estas t¨ªas te van a dejar¡ (risas)¡±. Qued¨¦ la s¨¦ptima, de ocho.
?C¨®mo lo sigui¨® su familia?
Mis padres fueron a M¨¦xico. Y aqu¨ª, en la escuela a la que iba, pusieron televisiones para verla.
?Y usted cu¨¢ndo la vio?
?Yo? ?Nunca!
?Nunca? ?Y por qu¨¦?
Porque no la tengo grabada. No, no. Nunca la vi. Entonces no era como ahora. He visto alguna imagen suelta pero la carrera completa, no. En el Museo Ol¨ªmpico no est¨¢.
?Qu¨¦ sinti¨® al ver, 48 a?os despu¨¦s de que usted alcanzara una final ol¨ªmpica de nataci¨®n, que una espa?ola la ganara: Mireia Belmonte, en los Juegos de R¨ªo 2016?
Siento mucho orgullo. De todas las nadadoras, las de sincronizada tambi¨¦n. A Mireia la sigo desde hace a?os y debe tener una cabeza¡ Yo ser¨ªa incapaz de hacer lo que ha hecho ella. Entrenar de esa manera desde bien peque?a. Necesitas un car¨¢cter muy especial y tener la cabeza muy en su sitio, no s¨®lo el cuerpo. Me saco el sombrero con ella.
?Ha cambiado mucho la nataci¨®n?
No mucho, much¨ªsimo. Nosotros ¨²nicamente ten¨ªamos la figura del entrenador que hac¨ªa m¨²ltiples funciones. Ahora est¨¢ adem¨¢s el m¨¦dico que te sigue, el psic¨®logo, el dietista, el psic¨®logo... Yo nunca nad¨¦ con gafas, por ejemplo.
?Por qu¨¦?
Porque empezaron tarde, cuando yo estaba casi al final del todo, y ya no quise acostumbrar. ?Nosotros nad¨¢bamos sin gafas! Ten¨ªamos conjuntivitis, ten¨ªamos de todo. Es que lo m¨ªo es muy lejano, mucho. Yo cada vez que lo pienso se me ponen los pelos de punta. ¡°Cincuenta a?os¡±, digo. Jol¨ªn, se me han pasado volando.
?Qu¨¦ hace ahora?
Tengo 66 a?os y ya estoy medio jubilada.
?S¨®lo medio?
Bueno, estoy con mis cosas. Tengo tres hijos, seis nietos. Sigo nadando, esquiando, golf... Y luego fui economista. Tambi¨¦n estoy en actividades que no son puramente remuneradas pero que est¨¢n ligadas a la vida contempor¨¢nea. En verano hice una Marnat¨®n que consist¨ªa en cruzar a nado el Estrecho, para celebrar la efem¨¦ride de M¨¦xico.
O sea que ni la edad le ha quitado la hiperactividad...
Es que tienes que seguir para no quedarte atr¨¢s en este mundo que es tan cambiante. F¨ªjate, a un nieto le dije un d¨ªa: ¡°Oye, que la abuela sale en Youtube¡±. En el de El Pa¨ªs, era un v¨ªdeo m¨ªo. ?Y sabes qu¨¦ fue lo ¨²nico que me pregunt¨®? ¡°?Y cu¨¢ntos likes tienes, abuela?¡±. ?Es lo ¨²nico que le preocupada! Que yo saliera le importaba un comino. Me dijo: ¡°?Y alg¨²n no like tienes?¡±. Eso es la vida de ahora.