Los Dolphins siguen en racha gracias a los regalos de Rivers
Miami aumenta a cuatro su n¨²mero de victorias consecutivas gracias a un soberbio partido de su l¨ªnea defensiva de Ryan Tannehill, y de San Diego.
Tengo una pregunta que haceros: ?sois de esos que ibais diciendo por ah¨ª que los Miami Dolphins esta invierno iban a tener la dura decisi¨®n de saber qu¨¦ hacer con Ryan Tannehill? Haced memoria. Hablo como de hace un mes, cuando eran un desastre y lo perd¨ªan todo. Si es as¨ª, que sep¨¢is que no est¨¢is solos. Hablo en primera persona cuando me se?alo con el dedo acusador.
Y, creo, Ryan Tannehill tiene un mensaje para nosotros. Un mensaje que se plasm¨® sobre el campo en San Diego, contra los Chargers, donde su equipo gan¨® por 31 a 24. Ese mensaje, cifrado pero que seguro entend¨¦is claramente, dice 17 de 24 en pases completados, 240 yardas y dos touch downs por ninguna intercepci¨®n.
De manera m¨¢s po¨¦tica, el mensaje quedo impreso en un pase asombroso a Kenny Stills en el primer touch down de su equipo, en el segundo cuarto, y otro en las postrimerias del partido cuando, desde su casa, encontr¨® a DeVante Parker con toda la defensa de los Chargers encima de ¨¦l; golpeado tras soltar el bal¨®n, su ¨²nica preocupaci¨®n era mirar el v¨ªdeo del marcador para comprobar si su compa?ero hab¨ªa atrapado la pelota, como as¨ª era. Dos pases magn¨ªficos, a la altura de cualquier gran pasador de esta liga.
El partido de Tannehill fue magn¨ªfico. De eso que hace que una franquicia, as¨ª como su afici¨®n respire tranquilo, en el sentido de que se puede ganar o perder pero la m¨¢s acuciante urgencia de cada club, esto es, buscar un QB franquicia, ya no est¨¢ en la lista de deberes. No se ha comportado as¨ª a menudo, en eso coincidimos, pero s¨ª ayer. Y a lo grande.
Bien es cierto que, a pesar de eso, la victoria no le corresponde en singular. En modo alguno. Si hilamos fino, la unidad dominante de los Dolphins fue la l¨ªnea defensiva. Si en los ¨²ltimos partidos la clave del resurgir de Miami fue la l¨ªnea ofensiva, esta noche fue la defensiva la que se llev¨®, o se deber¨ªa llevar todos los laureles. Dominaron la trinchera y agobiaron a Phillip Rivers hasta la extenuaci¨®n.
A¨²n as¨ª, los Chargers fueron bravos y combativos. Tuvieron el partido en sus manos, o a tiro, toda la tarde, y a cada golpe de Miami respond¨ªan con otro mayor.
Todo se vino abajo, para San Diego, curiosamente con la primera p¨¦rdida de bal¨®n del partido, que la cometi¨® Miami. Fue ya en el cuarto periodo. Grant solt¨® el bal¨®n en un retorno de punt y se la dej¨® a los Chargers en la yarda cinco. Un partido hasta entonces controlado se volvi¨® loco a partir de ah¨ª. Rivers lanz¨® la primera de sus cuatro intercepciones acto seguido en la end zone.
La segunda llegar¨ªa a las manos de Byron Maxwell, la primera de la temporada, en el siguiente drive.
En el medio, San Diego avanzaba gracias a penalizaciones asesinas de los Dolphins, que concedieron siete primeros downs por pa?uelo amarillo. Daba igual porque Rivers estaba desatado, y no en buen sentido. Con 02:57 por jugar y 24 a 24 en el marcador, lanz¨® la peor de sus intercepciones, la tercera, que fue a la manos de Kiko Alonso y la llev¨® hasta la end zone para sumar siete m¨¢s. La cuarta, ya irrelevante, la caz¨® Lippett.
Fue un partido vibrante. Bello en su irregularidad, en la acumulaci¨®n de sus fallos y aciertos. Y nos deja a los Dolphins no s¨®lo con cuatro victorias consecutivas sino con la sensaci¨®n de que tienen quarterback, corredor, l¨ªnea ofensiva y l¨ªnea defensiva, que durante el ¨²ltimo mes todos ellos han brillado, y c¨®mo en alg¨²n momento. Mientras que la temporada de los Chargers, de jugar bien y perder mucho, toma el giro definitivo al quedarse muy lejos de sus tres rivales de divisi¨®n y al poder subrayar, al fin, que se merecen perder tras errores de todos sus jugadores en alg¨²n momento del curso; en esta ocasi¨®n hasta de Philip Rivers en primera persona.