La espera por Ryan Tannehill ha concluido: ahora o nunca
Un quarterback titular en esta liga tiene un n¨²mero determinado de oportunidades de demostrar si es un QB franquicia.
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Es injusto, pero hay un tr¨ªo de personas en cada equipo de la NFL que cargan con la responsabilidad de las victorias y las derrotas: general manager, entrenador y quarterback titular. La complejidad del juego, y de la liga, obligar¨ªan a m¨¢s profundas reflexiones para dirimir culpas y ¨¦xitos pero, eh, esto el siglo XXI y vamos al ritmo que vamos, as¨ª que agarr¨¦monos el flequillo y reconozcamos que en las franquicias de esta competici¨®n la citada trilog¨ªa es la imagen p¨²blica esencial.
Es por eso que cuando se produce un cataclismo suelen irse los tres a la vez. Raro es el general manager que soporta a un entrenador que estaba en el puesto antes de llegar ¨¦l, y pocos entrenadores querr¨¢n quarterbacks 'maleados' en otros sistemas y en otros fracasos. Que si se ha llegado al punto traum¨¢tico de cambio de jefe es que, en general, las cosas no han ido bien hasta entonces. Un fichaje, un chico del draft... lo que sea, pero un hombre nuevo con el que encarar el futuro y al que poder moldear a gusto.
Nada de eso ha sucedido en los Miami Dolphins, y es algo que pone a Ryan Tannehill contra las cuerdas y con la certeza de que le quedan doce partidos para forjarse un futuro, o ausencia del mismo, en la franquicia.
Mike Tannenbaum lleg¨® a los Dolphins en febrero de 2015 para ser el vicepresidente de operaciones 'football¨ªsticas'. Y se tom¨® su tiempo en evaluar lo que ten¨ªa y lo que no. De entrada, en una decisi¨®n de la que hoy seguro reniega, mantuvo a Joe Philbin como entrenador jefe. No fue hasta mitad de temporada que se quit¨® ese lastre y apost¨® por Adam Gase, ya para el 2016, como el entrenador de su proyecto personal para Miami. De la misma forma, a comienzos de este a?o puso a Chris Grier como general manager, como su mano derecha, en el equipo. Es decir, el 2016 es un nuevo comienzo para la franquicia.
Pero detr¨¢s del center sigue estando el mismo hombre: Ryan Tannehill. Alguien que no fue escogido en el draft por Tannenbaum; alguien que Gase no se?al¨® con el dedo para que fuera el gestor de su ataque. Alguien, en definitiva, por el que no tienen que morir, un 'error' que no es suyo.
Hablo de 'error' no porque asegure que lo es, sino por la muy elemental teor¨ªa de la evoluci¨®n y su inseparable dependencia del instinto de supervivencia. Por muchas palabras de ¨¢nimo, de hermandad y de apoyo que se dediquen, esta gente mira por su propio beneficio y supervivencia. Es l¨®gico. Tannenbaum y Gase no se van a atar a Tannehill porque a ellos les queda una vida m¨¢s si pierden esta. Si se van barranco abajo, y en ello est¨¢n, el se?alado ser¨¢ el quarterback. Su coartada. Su salvavidas.
As¨ª que Ryan ha de saber que le pondr¨¢n a los pies de los caballos si la situaci¨®n llega al extremo de necesitar un culpable obvio. Y, hombre, apostar¨ªa a que se va a necesitar con el 1-3 que se?ala el r¨¦cord ahora mismo y las sensaciones que ha dado el equipo.
Y es que hay un n¨²mero limitado de oportunidades para que un QB demuestre si est¨¢ capacitado para ser eso que se llama un 'QB franquicia' o, incluso, 'QB titular'. Un n¨²mero que tiende a cero cuando por encima de su cabeza se ha cambiado a quienes mandan y quienes dependen de tu juego para seguir en sus puestos de trabajo.
Ryan Tannehill no ha demostrado estar capacitado para ser la respuesta a la pregunta con la que se le eligi¨® en el draft: "?eres el QB franquicia de los Miami Dolphins?". Ha dejado chispazos aqu¨ª y all¨¢. Ha dejado pases y partidos. Ha elevado la moral de la tropa con alg¨²n instante de gloria. Pero, en la foto global, ha sido mediocre.
Ha tenido tantos cambios de coordinador ofensivo, y ahora de entrenador, que habr¨ªa que darle el beneficio de la duda. Est¨¢ jugando con una l¨ªnea ofensiva tan porosa que ser¨ªa prudente valorar en su conjunto el ataque y no s¨®lo al pasador. Pero es que todo lo anterior juega en su contra.
Eso, y que ya no es ning¨²n rookie. Cumple su quinto a?o en la liga. Adem¨¢s, la extensi¨®n de contrato que firm¨® la pasada campa?a era, como la de todos los jugadores de su rango, muy espectacular en cuanto a los grandes n¨²meros, 4 a?os y 77 millones de d¨®lares, pero muy favorable al equipo: si le cortan este a?o 's¨®lo' dejar¨ªa como dinero muerto, dinero por cobrar, diez millones de d¨®lares.
No habr¨¢ que llegar a ese extremo, que el chico a¨²n tiene cartel como para ser carne de traspaso. Pero lo que es innegable es que ya no va m¨¢s para su carrera en Miami. Le quedan 12 partidos para despejar cualquier duda posible sobre si es el QB del presente de los Dolphins, porque en caso contrario ni Tannenbaum ni Gase van a hacer lecturas muy profundas a la hora de usarle como escudo. Y el grave problema es que, en estos primeros cuatro partidos de la temporada, Tannehill s¨ª que ha despejado algunas dudas, s¨ª, pero justo para lo contrario. Es ahora o nunca para ¨¦l en los Miami Dolphins.