Vida y muerte de los estadios techados
Fueron un verdadero acontecimiento social en los setenta, pero los domes cayeron para resurgir de sus cenizas con un uso m¨¢s espec¨ªfico.Patriots-Steelers
Los primeros estadios con techo fueron considerados maravillas arquitect¨®nicas. De hecho, el primero de ellos, el Houston Astrodome en 1965, fue calificado como ¡°la octava maravilla del mundo¡±. El tejano Astrodome dio el pistoletazo de salida a una ¨¦poca donde los domes supon¨ªan una aut¨¦ntica novedad para los aficionados, no solo eran un perfecto reclamo de las franquicias para vender m¨¢s boletos sino que en algunos casos ten¨ªan hasta utilidad pr¨¢ctica para proteger el c¨¦sped y el juego de la lluvia y el viento.
Las inauguraciones de estas instalaciones eran verdaderas celebraciones sociales para mostrar al mundo estos s¨ªmbolos arquitect¨®nicos. En 1976, Montreal daba a conocer su Estadio Ol¨ªmpico con techo retr¨¢ctil y, aunque el dise?o fue un desastre porque no funcion¨® correctamente hasta veinte a?os despu¨¦s, la idea contagi¨® las imaginaciones de los arquitectos especializados en construcciones deportivas. Vinieron entonces el Silverdome en 1975 (casa de los Detroit Lions y Detroit Pistons), el Louisiana Superdome en 1975 (casa de los New Orleans Saints), el Kingdome en 1976 (casa de los Seattle Seahawks y Seattle Mariners), y el Metrodome en 1982 (casa de los Minnesota Vikings, Minnesota Twins y Minnesota Golden Gophers).
Pero esas maravillas arquitect¨®nicas ten¨ªan una fecha de caducidad, en concreto tres d¨¦cadas o menos. Los aficionados se acostumbraron al techado, les empez¨® a aburrir la idea del dome y, aunque amplificaban el griter¨ªo como el Pontiac Silverdome, se perd¨ªa toda la esencia de deportes como el f¨²tbol americano y el b¨¦isbol nacidos en el albedr¨ªo exterior.
En Seattle, el Kingdome tuvo 24 a?os de vida; demolido en el 2000 apenas vio dos d¨¦cadas de temporadas de MLB y NFL. En Detroit, el Silverdome dijo adi¨®s a los Lions en 2001 para presentar ahora mismo una situaci¨®n de abandono total. En Minnesota, el techo del Metrodome se vino abajo en 2010 en una imagen infame para la historia de las ligas profesionales estadounidenses; en 2014 se demoli¨®. Y en Houston, el Astrodome, como primer estadio multiusos techado del mundo tuvo un poquito m¨¢s de recorrido, hasta 1999 cuando los Astros dejaron las instalaciones; no est¨¢ demolido pero no se utiliza para nada.
Por incre¨ªble que parezca, instalaciones deportivas de gran aforo, con el techo como reclamo de marketing y escudo para la incomodidad de la lluvia y el viento, y multiusos, capaces de albergar eventos deportivos y culturales de cualquier tipo, fracasaron a medio plazo.
La nueva era del dome
Sin embargo, la muerte de los estadios cubiertos no ha sido total. Hay instalaciones que se han mantenido contra viento y marea (y huracanes) y hemos visto un peque?o resurgir a principios del siglo XXI. En ambos casos con una caracter¨ªstica en com¨²n en la mayor¨ªa de los casos: son estadios ¨²nicamente construidos para un deporte.
Entre los supervivientes, el Skydome de Toronto (hoy Rogers Centre) sigue en pie desde 1989 acogiendo los partidos de los Toronto Blue Jays y el Superdome de Nueva Orleans (hoy conocido como Mercedes-Benz Superdome), ahora con 38 a?os de vida, salv¨® a muchos residentes de la ciudad en el paso del Hurac¨¢n Katrina en 2005.
La lista de los nuevos estadios cubiertos, muchos de ellos con techo retr¨¢ctil, es larga:
Y en plena muerte est¨¢ el Georgia Dome de los Atlanta Falcons que ser¨¢ reemplazado por otro dome en 2017, el Edward Jones de los St Louis Rams que quiz¨¢ quede in¨²til con la marcha de los Rams a Los ?ngeles, y el Tropicana Field de los Tampa Bay Rays, un estadio criticado por miles de razones para la pr¨¢ctica del b¨¦isbol pero que su vejez ser¨¢ alargada por muchos m¨¢s a?os por la pinta que tiene.
?Como hemos observado, las demandas cambiantes y actualizadas de entretenimiento del consumidor estadounidense han hecho que aquellas novedosas joyas arquitect¨®nicas de los setenta se conviertan en escombros. En su lugar, el estadio techado de hoy es una instalaci¨®n construida espec¨ªficamente para un uso, por lo que sus caracter¨ªsticas deportivas y recreativas cumplen las expectativas del juego y los aficionados en un mayor porcentaje.