Los estadios, la hipoteca que paga Am¨¦rica
Instalaciones financiadas con dinero p¨²blico, que se benefician de exenci¨®n de impuestos y cuyos beneficios se quedan en bolsillos privadosLos Eagles le roban la cartera y la Super Bowl a Tom Brady
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Estados Unidos sufre un boom desproporcionado de construcci¨®n de estadios y pabellones.
El aliciente com¨²n de esta burbuja es una larga pr¨¢ctica que tienen las ciudades y los estados de utilizar bonos exentos de impuestos para financiar instalaciones deportivas de franquicias profesionales. Esta pr¨¢ctica es normal desde 1986 gracias a una cl¨¢usula de la Ley de Reforma Impositiva, cl¨¢usula que precisamente pretend¨ªa lo contrario (restringir los subsidios p¨²blicos para los equipos deportivos), pero estos bonos resultaron atractivos para los inversores porque las ciudades y los estados encontraron maneras creativas de amortizar el resto de las obligaciones de los bonos.
Pongo un ejemplo pr¨¢ctico para aclarar el engorro te¨®rico. El nuevo estadio de los Cowboys de $1.150 millones fue construido en parte utilizando dinero prestado exento de impuestos por la ciudad de Arlington. Es decir, la ciudad o estado genera bonos p¨²blicos (en consonancia con los due?os de los equipos o presionados por estos) que bajan los costes del estadio, y los intereses de estos bonos los pagan los contribuyentes de todo el pa¨ªs ($17.000 millones en treinta a?os), ya que el emitir bonos recae en ¨²ltima instancia sobre las arcas federales. Un fan de los Redskins est¨¢ pagando ahora mismo parte del estadio de sus archienemigos Cowboys.
Se trata de un uso moralmente cuestionable de fondos gubernamentales para financiar una actividad del sector privado, ya que estos bonos p¨²blicos exentos de impuestos deben ser utilizados para construir infraestructuras a nivel estatal o local. M¨¢s escandaloso es a¨²n cuando los propietarios de las franquicias suelen tener las mayores fortunas de Estados Unidos y la monetizaci¨®n de cada m¨ªnimo elemento de la nueva instalaci¨®n deportiva queda el 100% en sus manos privadas (pod¨¦is hacerlo jugando al Madden NFL), incluso con el benepl¨¢cito de no tener que abrir los libros de cuentas como ocurre en la MLB.
Amenazas y promesas
Como ocurre con la especulaci¨®n de llevarse el equipo NFL a Los ?ngeles, la amenaza de marcha y sus consecuencias negativas para la ciudad es el recurso m¨¢s com¨²n por los propietarios de las franquicias y los cargos p¨²blicos para construir nuevas instalaciones. Seg¨²n el gobernador de Wisconsin, Scott Walker, si los Bucks no construyen un nuevo pabell¨®n es probable que se marchen en 2017, restando a las arcas del estado $10 millones en ingresos. Curiosamente, la misma cantidad en p¨¦rdidas estim¨® el gobernador dem¨®crata de Missouri, Jay Nixon, si los Rams dejan Saint Louis. Walker, republicano, propuso financiar un arena con $470 millones con la ayuda de $220 millones en bonos del estado como parte del presupuesto.
En Mine¨¢polis, el estadio techado de $1.000 millones que albergar¨¢ la Super Bowl 2018 y la Final Four 2019 est¨¢ siendo financiado por cerca de $500 millones del estado y la ciudad utilizando bonos exentos de impuestos. No solo se especul¨® que los Vikings dejaran Minnesota, sino que aqu¨ª entra la segunda arma que los propietarios y los responsables electos utilizan para la construcci¨®n de estadios: los beneficios econ¨®micos para la zona y la ciudad. $800 millones en desarrollo en torno al nuevo estadio de los Vikings dice la jefa del proyecto que se generar¨¢ en la zona, y ¡°todo se convertir¨¢ en oro¡± promete el video de proyecto del nuevo pabell¨®n de los Bucks.
Es falso, en la mayor¨ªa de los casos, que una nueva instalaci¨®n deportiva tiene un gran impacto econ¨®mico en la zona o la ciudad. Un amplio abanico de estudios lo han demostrado, especialmente aquellos que han repasado las cifras de los ¨²ltimos veinte a?os atentamente (las ¨²ltimas dos d¨¦cadas ha sido el gran boom). De hecho, solo es necesario un estudio emp¨ªrico: pasearse por los alrededores de la mayor¨ªa de los estadios o arenas de equipos profesionales en Estados Unidos para ver que no crean una riqueza, renovaci¨®n o impacto econ¨®mico espectacular.
La soluci¨®n de Obama
En un momento de apogeo de amenaza de empaquetar algunas franquicias deportivas a otra ciudad, el presidente Barack Obama incluy¨® un elemento en su presupuesto de 2016 para poner fin a la pr¨¢ctica de los bonos exentos de impuestos que financian instalaciones deportivas. Obama ve esta emisi¨®n de bonos como una pr¨¢ctica injusta de mercado (aunque en 2007 cuando era candidato a la presidencia abog¨® por una reforma del Soldier Field con este m¨¦todo).
Con el planteamiento que hace Obama, se plantear¨ªan dos posibles escenarios:
1. Se seguir¨ªa construyendo estadios, pero al no haber este subsidio federal se tendr¨ªa que reducir el coste de la instalaci¨®n deportiva. Atendiendo a la l¨®gica, no ser¨ªa ning¨²n problema porque no tiene sentido determinados lujos en los estadios como peceras a tus pies (Marlins Park) o piscinas mientras ves un touchdown (EverBank Field).
2. Se incrementar¨ªan las amenazas de marcha por lo que se agilizar¨ªa la liberalizaci¨®n del mercado. Ver¨ªamos m¨¢s mudanzas de franquicias.
Es reprobable que los contribuyentes de un pa¨ªs paguen los intereses de los costes de un estadio. Es reprobable cuando esos bonos p¨²blicos se pueden aplicar para crear escuelas o parques. Es incluso reprobable que un estadio se financie con los impuestos locales o estatales, sin bonos exentos de impuestos, aunque eso no cabe en la mentalidad estadounidense (y abre un debate m¨¢s amplio de si deben pagar los ciudadanos por una franquicia deportiva). Y es reprobable que una ciudad o estado, despu¨¦s de aportar en un proyecto de construcci¨®n, no se lleve un solo beneficio en la explotaci¨®n de ¨¦sta.