?Qu¨¦ fue de Rominger, el suizo que rivalizaba con Indurain?

Tony Rominger bati¨® el r¨¦cord de la hora de Miguel Indurain el 22 de octubre de 1994. El suizo super¨® los 53,040 kil¨®metros del navarro en el mismo escenario, el ¨®valo de Burdeos, y apenas mes y medio despu¨¦s: complet¨® 53,832 km. La cosa no qued¨® ah¨ª, ya que pasados unos d¨ªas, el 5 de noviembre, dej¨® la marca en 55,291 km. ¡°Aquella se convirti¨® en una de mis semanas m¨¢s m¨¢gicas de mi trayectoria¡±, reconoce Rominger, de 59 a?os.

Nacido en Vejle (Dinamarca) el 27 de marzo de 1961, a los 13 se mud¨® junto a su familia a Zug, a orillas del lago hom¨®nimo de Suiza. Habla alem¨¢n, franc¨¦s, italiano, espa?ol e ingl¨¦s. Aunque practic¨® varios deportes, principalmente f¨²tbol, como todos los chavales, se decant¨® por la bicicleta. Y lo hizo tarde. Accedi¨® al campo profesional a los 26, en 1986, en las filas del Cilo-Aufina de su pa¨ªs de adopci¨®n. Tambi¨¦n compiti¨® para el Brianzoli, Ch?teau d'Ax, Toshiba, CLAS (posteriormente denominado Mapei) y Cofidis.

¡°Mis recuerdos m¨¢s bonitos proceden de mi ¨¦poca en el CLAS-Cajastur. Como en la etapa del Alto del Naranco, en la Vuelta a Espa?a de 1993, cuando me escap¨¦ con Jon Unzaga y toda la ONCE tiraba por detr¨¢s en favor de Alex Z¨¹lle. Pero le super¨¦ por medio minuto (29 segundos) en la general y consegu¨ª mi segundo t¨ªtulo. En 1992 me convert¨ª en el primer suizo en vencer en la Vuelta¡±, rememora. Adem¨¢s, se apunt¨® la ronda nacional de 1994 (ostentaba con tres la plusmarca de m¨¢s triunfos hasta que la justicia ordinaria devolvi¨® el cuarto a Roberto Heras al anular su suspensi¨®n por dopaje), el Giro de Italia de 1995, dos Lombard¨ªas, dos Tirrenos, dos Par¨ªs-Niza, dos Romand¨ªas, tres Itzulias, un segundo puesto en el Tour de Francia de 1993¡­ y parciales en las tres grandes (cinco en el Giro, tres en el Tour y doce en la Vuelta).

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A Rominger le toc¨® sufrir la hegemon¨ªa de Miguel Indurain, sus cinco maillots amarillos y dos maglias rosas: ¡°Me falt¨® la guinda del Tour, cierto, aunque tampoco habr¨ªa cambiado mi vida mucho m¨¢s de lo que la disfruto ahora. Guardo muy buenas memorias de Indurain. Durante las carreras nos comport¨¢bamos con fiereza de adversarios, pero con deportividad. Continuamos en relativo contacto. Siempre le consider¨¦ un rival en la carretera y un amigo fuera, un hombre de palabra y uno de los grandes ciclistas de la historia¡±.

Antes de sanciones y sentencias, de caer en desgracia por el Caso Armstrong y de muchos m¨¢s v¨ªnculos con el dopaje, el italiano Michele Ferrari llev¨® la preparaci¨®n de Tony Rominger. Ni lo neg¨® entonces, ni hoy en d¨ªa. Fueron de los primeros en planificar objetivos y entrenamientos de manera milim¨¦trica, con lo que eso implicaba en la aplicaci¨®n de la ciencia y la medicina en aquel periodo de los 90: ¡°Michele se fij¨® en mi capacidad f¨ªsica, dijo que era un privilegiado, y a partir de ah¨ª nos ocupamos en mejorar mi rendimiento en cada circunstancia y en cada terreno que deb¨ªa afrontar, incluido el r¨¦cord de la hora. El punto de inflexi¨®n se produjo en la Vuelta de 1992, ah¨ª comprob¨¦ que podr¨ªa ganar en casi cualquier competici¨®n¡±.

Cuando se retir¨®, Rominger sigui¨® conectado al ciclismo, pero no en primera l¨ªnea. Asesora a corredores y les ayuda en materias legales y financieras. Mont¨® su propia empresa en Suiza y colabora con IMG, multinacional de marketing y representaci¨®n deportiva. Precisamente Zug, la localidad en la que resid¨ªa de adolescente, es un para¨ªso fiscal dentro de un refugio como el helv¨¦tico. ?l se ha especializado en ingenier¨ªa econ¨®mica y beneficios impositivos. Y estuvo a punto de regresar al pelot¨®n como t¨¦cnico cuando Marc Biver, su amigo y antiguo agente, se puso al frente del Astana. Participa en charlas y en marchas cicloturistas, apadrina eventos y homenajes, y viaja a Espa?a con frecuencia. Sobre todo a M¨¢laga. Marcelino Torrontegui, su fisioterapeuta, trabaj¨® para el club de f¨²tbol desde 1999 hasta este 2020.