Federico Mart¨ªn Bahamontes, en la cuna del maillot amarillo
El toledano visti¨® por primera vez la prenda en Grenoble en 1959, 40 a?os despu¨¦s de que Eug¨¦ne Christophe se enfundara el primer jersey amarillo de la historia.
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Grenoble, la capital del Is¨¨re, figura en letras relucientes en la historia del Tour, y no s¨®lo por sus m¨¢s de cuarenta presencias en el recorrido, sino por una muy especial. El 19 de julio de 1919, a las dos de la ma?ana, en la salida de la 11? etapa, Eug¨¦ne Christophe visti¨® por primera vez el maillot amarillo. Era una edici¨®n triste y gris¨¢cea, a¨²n con las consecuencias de la Gran Guerra en la ruta y en el ¨¢nimo, tambi¨¦n de la mal llamada gripe espa?ola, con poco colorido en la vestimenta, sin h¨¦roes deportivos¡ Para elevar el esp¨ªritu, Henri Desgrange ide¨® esta t¨²nica distintiva, hoy m¨ªtica, que en su estreno s¨®lo ocup¨® diez l¨ªneas de un breve en el peri¨®dico organizador L'Auto.
Desde entonces, 289 campeones han portado el maillot. Uno de ellos, cuarenta a?os despu¨¦s, en 1959, tambi¨¦n recibi¨® su primer amarillo en Grenoble, que visti¨® otros cinco d¨ªas para auparse en Par¨ªs como el primer campe¨®n espa?ol del Tour: Federico Mart¨ªn Bahamontes.
El '?guila de Toledo' hab¨ªa corrido con regularidad, sin exhibiciones, salvo su estacazo en la cronoescalada del Puy de D?me, pero tambi¨¦n sin errores. El equipo de Francia andaba enfrentado, con Anquetil, Rivi¨¦re, Bobet y Geminiani a la gresca, y Fede avanzaba en silencio.
Bahamontes lleg¨® a la 17? etapa, Saint ?tienne-Grenoble, sobre 197 km, en la tercera posici¨®n, a 10 segundos del belga Eddy Pauwels. Era el d¨ªa de su asalto al amarillo. Su ataque decisivo se produjo en la Romey¨¨re, un segunda, el mismo puerto que tres a?os antes form¨® parte de su leyenda porque se comi¨® un helado de vainilla en su cima. 'La Fabulosa Historia del Tour' cuenta que par¨® para esperar al pelot¨®n, porque rehu¨ªa los descensos. En su biograf¨ªa, Fede aclara que, simplemente, se le rompieron dos radios y esperaba asistencia.
El caso es que Bahamontes atac¨® en la Romey¨¨re, que coron¨® con 1:11 sobre Charly Gaul y 3:50 sobre un resignado pelot¨®n. Como quedaban cincuenta kil¨®metros para la meta, ralentiz¨® el ritmo para esperar a Gaul, que ya no era rival para la general, porque hab¨ªa sucumbido en una emboscada del Macizo Central. Ambos llegaron a un pacto: para ti la etapa y para m¨ª el liderato. Gaul se llev¨® el triunfo en Grenoble. Y Bahamontes: el maillot amarillo y la gloria eterna.