Sam Smith muri¨® esperando una pensi¨®n que nunca lleg¨®
El exjugador de la ABA falleci¨® sin recibir una pensi¨®n de la NBA que reivindican los que est¨¢n en su situaci¨®n. Quiso hacerse una ¨²ltima foto con el m¨ªtico bal¨®n de la ABA.


La ABA, la vieja American Basketball Association, tiene la reivindicaci¨®n que siempre mereci¨® cada vez que alguien recuerda que en la actual NBA, la gran Liga que cumple 75 a?os, hay m¨¢s de ella que de la propia NBA de finales de los sesenta y principios de los setenta. Eso es especialmente cierto ahora, en una competici¨®n que se ha dado de bruces con la era del jugador empoderado, con la reinvenci¨®n del deportista afroamericano. Que tuvo que cambiar sus normas para que se jugara al ataque, que se ha centrado en el tiro de tres y que construy¨® su imperio sobre una torre de highlights que llegaba hasta el mism¨ªsimo cielo. En todo eso hay esencia de aquella ABA que fue una fantas¨ªa contracultural, un invento imposible y terriblemente mal gestionado construido sobre la idea de, en lo poco de ella que daba para hablar de negocios, forzar a la NBA a un merger, una fusi¨®n. En 1966 la AFL y la NFL se unieron en la Liga de f¨²tbol americano que hoy atrapa hasta la obsesi¨®n a los estadounidenses. En 1967, No por casualidad, naci¨® la ABA.
Mientras esperaba ese merger, mientras cruzaba denuncias, enredaba todo lo posible y le daba vueltas a todas las leyes sobre monopolio habidas y por haber, la ABA dej¨® el primer concurso de mates, en su ¨²ltimo All Star (1976) e inmortalizado por el vuelo desde la l¨ªnea de personal de Julius Erving (1.000 d¨®lares y un sistema de audio est¨¦reo como premio). Dej¨® el entretenimiento en los descansos y tiempos muertos, una precuela a veces simplemente zafia y sexista de lo que estaba venir. Y dej¨® el bal¨®n tricolor (rojo, azul, blanco) que fue un ¨¦xito instant¨¢neo que la Liga no pudo capitalizar por errores con la patente. No hay mejor ejemplo para explicar qu¨¦ fue la ABA: una idea rentable que acab¨® no si¨¦ndolo y con la que sus protagonistas se hab¨ªan topado por casualidad. El legendario George Mikan acept¨® ser el primer comisionado a cambio de que las oficinas de la Liga estuvieran en la Minneapolis en la que resid¨ªa (y donde hab¨ªa sido la primera estrella NBA, con los Lakers). Y de que el bal¨®n evitara el odioso marr¨®n que, por sus problemas de vista, tanto le costaba ver en sus tiempos de jugador.
Cuatro franquicias y el nacimiento de la NBA moderna
Hasta que lleg¨® el merger, en 1976, la ABA fue una locura imposible que recoge de forma fabulosa Loose Balls, el esencial libro de Terry Pluto en el que hablan los protagonistas entre historias que forman parten de lo que hoy es la esencia baloncesto profesional y otras que, sencillamente, son tan dif¨ªciles de creer que tuvieron que ser reales. La ABA fue, en sus a?os de ¨¦xito sin ¨¦xito, Julius Erving, Larry Brown, Doug Moe, Connie Hawkins, Moses Malone, Rick Barry, Artis Gilmore, Mel Daniels¡ Y tambi¨¦n muchos otros que quedaron en el camino. Olvidados, atrapados en el limbo que sigui¨® a la refundaci¨®n de la nueva NBA.
Cuando lleg¨® el merger solo cuatro franquicias ABA ten¨ªan fuelle para dar el salto a la NBA: Denver Nuggets, San Antonio Spurs, Indiana Pacers y unos New York nets que tuvieron que pagar 4,8 millones por invasi¨®n del territorio a unos Knicks que, ay, no aceptaron como moneda de cambio a Julius Erving. La NBA hablaba de expansi¨®n y no de fusi¨®n, se situaba en 22 franquicias con las reci¨¦n llegadas pagando cada una 3,2 millones de d¨®lares y renunciando a su parte de los derechos televisivos durante tres a?os y a sus rondas en aquel primer draft conjunto de 1976. Los jugadores m¨¢s interesantes de la vieja Liga que se disolv¨ªa en la nave nodriza pasaron a la NBA a trav¨¦s de un draft de distribuci¨®n que lleva acordado el n¨²mero 1 para Chicago Bulls: Artis Gilmore.
?Y el resto de jugadores? Con la fusi¨®n, siempre suele ser as¨ª a nivel empresarial, sobran trabajadores. Oscar Robertson lider¨® el movimiento que bloque¨® durante a?os el merger y trajo de cabeza al senado: la sombra del monopolio era el regreso a menos oferta laboral, peores contratos, menos opciones donde jugar-trabajar. Aquel empe?o trajo avancen capitales en los derechos laborales de los jugadores y en los primeros pasos de lo que todav¨ªa tardar¨ªa en ser la agencia libre, ni siquiera un embri¨®n prehist¨®rico de lo que despu¨¦s conocimos y ahora vivimos con el cintur¨®n de seguridad puesto las 24 horas. Muchos jugadores, la mayor¨ªa afroamericanos, quedaron apartados, sin sitio. El 18 de mayo muri¨® uno de ellos, a los 79 a?os: Sam Smith, el primer jugador de raza negra que fue titular en la Universidad de Louisville, en 1962. Un alero que jug¨® cuatro a?os en la ABA (1967-71), pas¨® por Minnesota Muskies, Kentucky Colonels y finalmente Utah Stars, donde fue campe¨®n en 1971. Promedi¨® 8,2 puntos y 7 rebotes y nunca lleg¨® a la NBA, que hab¨ªa implementado un plan de pensiones para quienes pasaron por sus filas ya en 1965. Todos los que apilaban tres a?os de experiencia se ganaban un pago mensual tras su retirada. Tambi¨¦n seguro m¨¦dico y otras ventajas como apoyo para la reinserci¨®n en los estudios.
Aquellos de los que nadie se acuerda
Para los que quedaron encallados en esa ABA que desaparec¨ªa no hubo nada. Una organizaci¨®n, Dropping Dimes Foundation, se desvive por ayudar a una masa de exjugadores (quedan vivos unos 138) que muchas veces acaban sus d¨ªas olvidados, sin medios, sin dinero ni para pagarse una tumba. Pide a la NBA una pensi¨®n para ellos de 400 d¨®lares al mes por cada temporada en activo. Y calcula que la inversi¨®n necesaria no pasar¨ªa de un m¨¢ximo de 35 millones de d¨®lares. Smith muri¨® esperando una pensi¨®n que en su caso habr¨ªa llegado a 2.000 d¨®lares al mes (cinco temporadas, 400 d¨®lares por cada una) y que dec¨ªa que ¡°habr¨ªa marcado una diferencia dr¨¢stica¡± en su vida. Y quiso que todo el mundo viera esta fotograf¨ªa. No por ¨¦l, en el ¨²ltimo trecho de su camino, sino por todo los dem¨¢s que quedan, olvidados. Personalidades como George Karl y el escritor Don Winslow, entre otros, se hicieron eco de su historia. De su final.
I¡¯m an ABA guy. It¡¯s part of who I am.
— George Karl (@CoachKarl22) June 9, 2022
So it breaks my heart to see guys I played with in the League passing away under difficult circumstances.
Sam Smith was a good player and a good man. I hope stories like this one in @USATODAY will stop soon.https://t.co/84VupTMQHk pic.twitter.com/UOpQg38IdT
Dear @NBA
— Don Winslow (@donwinslow) June 11, 2022
Just pretend #SamSmith and his family are China.
And do for them what you would do for China.
Another ABA player dies waiting on pension from NBA. He left a chilling photo behind https://t.co/v9W3iOjd0v via @YahooNews
En un art¨ªculo en el Indinapolis Star, Scott Tarter (CEO de Dropping Dimes) explica que Smith le pidi¨® dinero, por primera vez, para poder acudir a un acto que celebraba el aniversario del equipo con el que hab¨ªa sido campe¨®n en el segundo nivel universitario. Solo 250 d¨®lares que quer¨ªa que fueran un pr¨¦stamo, no un regalo. La siguiente llamada fue mucho m¨¢s dram¨¢tica: entre l¨¢grimas y despu¨¦s de que su hija hubiera muerta como madre soltera que dejaba a cargo de los abuelos, Sam Smith y su mujer, a un ni?o de cinco a?os con autismo. ¡°Cuando hicimos la foto me cogi¨® del brazo, me apret¨® contra ¨¦l y me dijo que har¨ªa lo que fuera para que la ayuda llegue a los dem¨¢s¡±, dice un Tarter que asegura tambi¨¦n que la NBA ya se ha comprometido en el pasado a revisar una situaci¨®n que, sin embargo, no termina de afrontar. La ayuda no se concreta.
Las negociaciones, dice el Indy Star, contin¨²an. Pero los exjugadores siguen muriendo, en el limbo que cre¨® un merger que no afront¨® la situaci¨®n de quienes se quedaron sin trabajo. Sin sueldo, sin pensi¨®n, sin seguro m¨¦dico. Smith, al que los problemas acad¨¦micos obligaron a dejar Louisville, fue despu¨¦s encargado de seguridad de una planta de ensamblaje de Ford en Indian¨¢polis. As¨ª que al menos ten¨ªa seguro m¨¦dico gracias a eso y muchos, muchos a?os despu¨¦s del d¨ªa en el que fue elegido con el n¨²mero 28 en el draft de la NBA de 1967 (Cincinnati Royals). Entonces opt¨®, como muchos en su momento, por aquellas luminosas ofertas de la imposible ABA, un dinero que luego nunca era ni tan contante ni tan sonante. Y que, por desgracia, dej¨® a muchos en el camino. Y as¨ª siguen.