Ni rastro de los Bad Boys: el bochorno de los Pistons
El equipo de Detroit cierra un mes de noviembre aciago y sin victorias mientras suma derrotas y palizas al mismo. El fichaje de Monty Williams se confirma como un error mientras la crisis se vuelve eterna.
Los Pistons son una franquicia objetivamente hist車rica. De esas que ha escrito algunas de las p芍ginas sin las que es imposible entender la NBA. Si bien destacaron a mediados de los 80, su historia se remonta a los albores de la competici車n, y a pesar de no ser uno de los equipos originales s赤 que pasaron por la NBL y por la BAA, a mediados de los a?os 40, cuando Fred Zollner, propietario de una factor赤a que manufacturaba pistones principalmente para coches y camiones, cre車 la franquicia en la ciudad de Fort Wayne. Las Finales de 1955 y 1956 fueron los primeros vestigios de una franquicia que en 1957 se traslad車 a Detroit, donde sigue a d赤a de hoy. Y los anillos tardaron en llegar, pero llegaron: en 1989 y 1990, entre la dinast赤a de los Lakers del Showtime y del dominio en el Este de los Celtics de Larry Bird, los Pistons cazaron los primeros dos anillos de la historia, que se convirtieron en tres cuando en 2004 resucitaron y volvieron a lo m芍s alto.
Fue en esas temporadas cuando se mostr車 la se?a de identidad que se sigue recordando hoy en d赤a. Pat Riley, que su infinita sabidur赤a comprendi車 que el juego de los 90 era heredero de los Bad Boys de Detroit y no de los Lakers de Magic Johnson (nunca un estilo dependi車 tanto de un s車lo jugador), se atrincher車 atr芍s con los Knicks igual que los Pistons lo hab赤an hecho para convertirse en el fin de los Lakers, de los Celtics y en el martirio de Michael Jordan en los a?os anteriores a la dinast赤a de los Bulls. Y en 2004 la cultura fue la misma: defensa, trincheras, barro. Ah赤 consigui車 Larry Brown su anillo, el entrenador del 迆ltimo anillo de la historia de la entidad, llena de nombres hist車ricos. Con Chuck Daily, t谷cnico tambi谷n del Dream Team de 1992, llegaron los dos primeros: Isiah Thomas, Bill Laimbeer, Joe Dumars, John Salley, Dennis Rodman... en el siglo XXI llegaron los Wallace (Ben y Rasheed, que compart赤an apellido pero no eran hermanos), Chauncey Billups (hoy entrenador de los Blazers), Richard Hamiltun, Thysaun Price...
Quedan muy lejos aquellos tiempos. Desde 2003 a 2008, los Pistons pisaron las finales de Conferencia en seis ocasiones consecutivas, dos veces las Finales. Y lograron un anillo. Y con tres entrenadores diferentes: Rick Carlisle, Larry Brown y Flip Saunders. En la 2008-09, decidieron mandar a Billups a los Nuggets a cambio de Allen Iverson. El genial base volvi車 a pisar la pen迆ltima eliminatoria de playoffs junto a Carmelo Anthony, pero en Detroit no se volvi車 a realizar tal cosa, que hoy parece una haza?a. Desde entonces, tres participaciones en la fase final en 16 temporadas con tres primeras rondas que han sabido a poco. Una reconstrucci車n perpetua que no parece acabar nunca. Una cantidad ingente de desmanes y desastres absolutos. Y la sensaci車n de que esos tiempos de gloria est芍n cada vez m芍s lejanos y no hay manera de recuperarlos.
Una cuesti車n de migajas
Los Pistons han sumado un c迆mulo infatigable de desprop車sitos en los 迆ltimos 16 a?os. Tras la muerte del propietario Bill Davison en 2009, Tom Gores se hizo con el 51% de la franquicia, convirti谷ndose primero en el due?o mayoritario y luego en el total en 2015, tras comprar las acciones restantes. Desde su llegada, no s車lo ha habido tres escasas participaciones en playoffs, tambi谷n una carencia absoluta de victorias. En 2017, el que fuera el tercer propietario de la historia de la franquicia quiso dejar atr芍s a la ciudad fallida, la nomenclatura que Detroit quer赤a olvidar tras el hundimiento de la industria del autom車vil, y se mud車 al downtown para dejar atr芍s el Palace de las grandes haza?as (con todos los anillos incluidos y la pelea de 2004 en el recuerdo) y seguir la estela de pabellones que son mucho m芍s que pabellones pero que no son nada en el caso del Little Caesars Arena, actual hogar de los Pistons.
La franquicia, que tuvo tres entrenadores en las seis finales de Conferencia consecutivas, suman 8 en los 迆ltimos 16 a?os. Y ning迆n intento ha sido fructuoso: ni con Stan Van Gundy y su recuerdo con Dwight Howard en los Magic que pisaron las Finales en 2009. Tampoco con Dwayne Casey, Mejor Entrenador de la NBA con los Raptors antes de su despido canadiense. No hubo manera con ninguno y, tras un r谷cord de 17-65, el peor de la historia de la entidad para dejar atr芍s a?os de intentos fallidos (Blake Griffin, Andre Drummond, Reggie Jackson...), Casey dijo adi車s, subi車 a los despachos y se inici車 una nueva era que, en realidad, es id谷ntica a la anterior.
El fichaje de Monty Williams buscaba dar un golpe de efecto inmediato, pero darle a un entrenador que sali車 por la puerta de atr芍s de los Suns un contrato de 78,5 millones en seis a?os, supone atar en corto el futuro de la franquicia y darle las llaves de la misma a un entrenador que quiz芍, s車lo quiz芍, no vale tanto dinero. La decisi車n del Presidente de Operaciones, Ed Stefanski, y del General Manager, Troy Weaver, unida a la recomendaci車n de Casey, ahora parte de la gerencia, parece un brindis al sol para tener a alguien de cierto renombre en los banquillos (su papel con los Hornets de Chris Paul en 2008 o las Finales pisadas en 2021 con los Suns) que da m芍s cach谷 que resultados a una entidad que ha vuelto a ser un desastre, como lo lleva siendo en los 迆ltimos a?os, ya lustros, sin soluci車n. Una acumulaci車n de desprop車sitos que no se arreglan con elecciones altas del draft ni con talento desperdiciado en un equipo a la deriva, que acumula derrotas y palizas a partes iguales.
Los n迆meros del bochorno
Los Pistons han acabado noviembre con un r谷cord de 0-15, el peor calendario de la historia de la franquicia y la octava vez en la historia que un equipo acaba sin victorias en todo un mes natural. Antes, lo hicieron Grizzlies (1996, 0-17), Jazz, (1982, 0-16), Cavaliers (0-16, 2011), Bobcats (0-16, 2012), Sixers (0-16, 2015), Warriors (0-15, 1985), Magic (0-15, 1991) y ahora Detroit. Se da la curiosa casualidad de que Monty Williams se queda en blanco en el und谷cimo mes del a?o cuando estuvo invicto en ese mismo mes, pero en 2021, un tiempo despu谷s de pisar unas Finales a las que ya nunca regres車. Y con sensaciones p谷simas: 16 derrotas consecutivas tras un inicio alentador (2-1) y s車lo 7 partidos resueltos por menos de 10 puntos. Es decir, que no s車lo pierden, sino que tambi谷n lo hacen de forma rotunda y sin posibilidades de victoria. Al fin y al cabo, ninguno de dichos encuentros se ha resuelto por una posesi車n de diferencia.
M芍s. Los Pistons son la s谷ptima peor defensa de la NBA y el cuarto ataque m芍s malo. Tambi谷n son octavos por la cola en porcentaje de tiros de campo, sextos en porcentaje de tiros de dos y novenos en porcentajes de triples. Son tambi谷n el equipo que menos balones roba de toda la competici車n y los segundos que m芍s balones pierden por noche. Y cometen m芍s faltas personales que nadie en la NBA. Tienen el cuarto peor balance de la competici車n en casa (1-8) y el cuarto peor fuera de ella (1-9). Y el segundo peor net rating, s車lo superado por el de los Spurs, adem芍s del peor r谷cord de la totalidad de la mejor Liga del mundo: 2-17. Todo esto, con unas sensaciones p谷simas, sin aparentes opciones de mejorar y con un entrenador nuevo que no ha dado nada a la entidad m芍s all芍 de tener su hoja de papel en la mano de forma constante pero con la contradicci車n de no usar la pizarra en ninguno de los dos lados de la pista.
Y m芍s. Los Pitons, que son el equipo m芍s joven de la competici車n, est芍n llenos de rondas altas del draft llegadas en los 迆ltimos a?os que demuestran un talento intermitente pero que tambi谷n hacen gala de una anarqu赤a y una escasez de sincron赤a apabullante. Tienen siete jugadores por encima de la decena de puntos: Marvin Bagley III, elegido por delante de Luka Doncic en el draft de 2018 y denostado por los Kings, se va a 10,4 puntos por noche, pero es un agujero en defensa. Alec Burks, de 32 a?os y el veterano de la entidad, fue n迆mero 12 en 2011 y tambi谷n se va a m芍s de 10 de promedio. Ausar Thompson (con 9,2 rebotes), reciente n迆mero 5, consigue 11. Isaiah Stewart, que lleg車 en el 12 de 2020, llega a 11,2. Hasta 11,8 consigue Jaden Ivey, n迆mero 5 en 2022. Y Jalen Duren, el entorchado 13 de la misma camada, suma 11,8 y 10,9.
Con Cade, pero sin futuro
No deja de ser llamativo que el proyecto lo lidere Cade Cunningham (primer puesto de 2021), un jugador con vientos de promesa, una estrella en ciernes y un base inequ赤vocamente bueno que deja destellos de calidad y cada vez arrastra m芍s la vitola de buen jugador en equipo malo. Promedia 22,3 puntos, 3,6 rebotes y 7,1 asistencias. Y su talento est芍 fuera de toda duda, pero su capacidad de liderazgo y de hacer mejores a sus compa?eros son siempre cuestionados. Tambi谷n sus porcentajes de tiros de campo: apenas por encima del 40% y por debajo del 35% en triples, logr車 en la derrota ante los Knicks su primer encuentro de la temporada por encima del 50% (31 tantos, con 12 de 20 en el lanzamiento, incluido un buen 4 de 9 desde el exterior). Un porcentaje al que s車lo ha llegado 15 veces en su carrera... en 95 partidos. Poca cosa.
El problema de los Pistons se agrava tambi谷n desde el punto de vista mental. Su momento es tan malo que los equipos que en una regular season habitual se dejan llevar buscan una victoria asegurada para evitar la verg邦enza que supone perder ante alguien que est芍 en una parte tan baja de la competici車n. El porcentaje de victorias de la franquicia de M赤chigan es del 10% (2-18), por debajo del 10,6 que lograron los Bobcats de la 2011-12, un a?o de lockout en el que el r谷cord fue de 7-59 y que sirvi車 para confirmar que Michael Jordan siempre ha sido mejor jugador que directivo. Por ese camino van unos Pistons que a estas alturas tienen todos los objetivos, los que fueran, por los suelos. Ni play in, nada de In-Season Tournament y, por supuesto, sin opciones de playoffs. En la NBA se han visto cosas muy raras, pero imaginar una posibilidad m赤nima de temporada est芍 descartado en la cabeza de analistas y aficionados. Sean de Detroit o no.
No hay nada positivo que se pueda rascar de un equipo hist車rico que ha dejado sus momentos de gloria enterrados en lo m芍s profundo de su ser. Los recuerdos y el poder de la a?oranza son lo 迆nico que sostiene a una franquicia a la deriva, un grupo de jugadores m芍s o menos talentosos que intentan sostenerse a s赤 mismo y evitar un bochorno todav赤a mayor con la esperanza de que en el futuro las cosas salgan mejor. Apostarlo todo a un entrenador ahora l車gicamente cuestionado tiene sus riesgos. Y, en los 迆ltimos tiempos, ni el cambio de pabell車n ni de entrenador (una constante permanente) ha servido para nada. Tampoco las selecciones altas en el draft, el tanking o una reconstrucci車n desde abajo que nunca ha sido tal y que no les ha sacado del pozo. No hay manera: de forma estructural, social y pr芍cticamente moral, los Pistons fallan estrepitosamente. En los despachos, en el banquillo y en la pista. Una franquicia hist車rica reducida a la nada. Un absoluto bochorno.
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