El d¨ªa en el que hasta el banquillo rival anim¨® a Larry Bird
En una de las noches m¨¢s c¨¦lebres de su carrera, Bird anot¨® 60 puntos ante unos Hawks fascinados. ?l no lo considera uno de sus mejores partidos.
Larry Bird es uno de los mejores jugadores de la historia del baloncesto. Es, todav¨ªa m¨¢s, una de las personalidades m¨¢s importantes de la historia de un deporte que ¨¦l ayud¨® a redefinir en los a?os ochenta: su rivalidad con Magic Johnson reinvent¨® la NBA y su uni¨®n con el base, y con Michael Jordan, en el Dream Team de Barcelona 92 puso en marcha una globalizaci¨®n casi evang¨¦lica, la semilla de lo que hoy es una competici¨®n profundamente internacional y, entre otras cosas por eso, definitivamente multimillonaria.
Bird (68 a?os), un competidor legendario (y enfermizo), jug¨® trece a?os en los Celtics (1979-1992) con el m¨ªtico n¨²mero 33; gan¨® tres anillos, fue doce veces all star, nueve integrante del Mejor Quinteto y, claro, dos MVP de las Finales y tres de la regular season. Las tres seguidas en uno de los picos de rendimiento (1984-86) m¨¢s indiscutiblemente grandiosos que ha conocido la NBA. En esos tres a?os jug¨® tres Finales, dos contra los Lakers (los Celtics ganaron en 1984 y perdieron en 1985) y otra contra los Rockets, la que se llevaron en 1986 para certificar una de las mejores temporadas de siempre, la de unos Celtics 1985-86 pluscuamperfectos, una trituradora que gan¨® 67 partidos (67-15), con solo una derrota en casa (40-1), y que cerr¨® los playoffs con un balance de 15-3.
Era un equipo que entrenaba el inolvidable K.C. Jones y que ten¨ªa un quinteto que todos los aficionados del mundo siguen recordando: Dennis Johnson, Danny Ainge, Larry Bird, Kevin McHale y Robert Parish. En el banquillo, aquel lujo llamado Bill Walton, que fue elegido Mejor Sexto Hombre y que recuper¨®, al menos durante unos meses, la alegr¨ªa por vivir y jugar al baloncesto, en Boston y despu¨¦s de aquel tr¨¢gico trance con las lesiones que fren¨® una carrera que iba camino de ser una de las mejores de siempre. Y tambi¨¦n Jerry Sichting, Scott Wedman, Rick Carlisle...
Bird promedi¨® 25,8 puntos, 9,8 rebotes, 6,8 asistencias y 2 robos un a?o despu¨¦s de cerrar la temporada 1984-85 con una medias de 28,7, 10,5, 6,6 y 1,6. Pero con el disgusto de la derrota en las Finales contra los odiados Lakers y contra el odiado, despu¨¦s un amigo para toda la vida, Magic, que le hab¨ªa vencido en la final universitaria de 1979, uno de los partidos m¨¢s importantes de la historia del baloncesto y el inicio de una rivalidad ¨²nica, pero al que hab¨ªa superado en 1984, en aquellas Finales gloriosas para ¨¦l y terribles para el que sali¨®, antes de su redenci¨®n doce meses despu¨¦s, apodado como Tragic Johnson.
Un puente entre dos equipos campeones
Aquellos Celtics fueron un puente entre el campe¨®n de 1984 y del de 1986. Ganaron 63 partidos (63-19), uno m¨¢s que los Lakers. As¨ª que tuvieron factor cancha en la lucha por el t¨ªtulo, una serie en la que los verdes aspiraban a repetir anillo por primera vez desde 1969, el cierre de aquella epopeya ¨²nica que lider¨® Bill Russell, once veces campe¨®n en trece a?os. Pero la cosa acab¨® mal, con la primera derrota en una Final contra los Lakers despu¨¦s de ocho victorias seguidas, el cierre de un trauma hist¨®rico que se ceb¨® con leyendas como Jerry West en L.A. Adem¨¢s del MVP de Bird, Kevin McHale gan¨® el premio de Mejor Sexto Hombre por segunda temporada consecutiva, aunque fue el curso en el que hizo la transici¨®n a titular despu¨¦s de la lesi¨®n de rodilla de Cedric Maxwell. Danny Ainge, otro ajustes trascendnetal, se convirti¨® en escolta titular por el traspaso, antes del inicio de curso, de Gerald Henderson (un h¨¦roe en el t¨ªtulo de 1984) a Seattle Supersonics.
Los fantasmas de los Lakers parec¨ªan m¨¢s vivos que nunca, danzando por el m¨ªtico Garden en un primer partido que acab¨® con un escandaloso 148-114, el inolvidable Memorial Day Massacre a partir del que, de forma incre¨ªble, se recompusieron unos Lakers al que muchos dieron por muertos y que firmaron el 2-4 definitivo en territorio comanche, en ese mismo Garden en el tanto hab¨ªan sufrido. La primera y ¨²nica vez que un visitante sellaba un t¨ªtulo en pista de los Celtics hasta que lo lograron de nuevo, en 2022, los Warriors de Stephen Curry.
Entre dos temporadas que acabaron con desfile de campeones por las calles de Boston, la 1984-85 qued¨® como una transici¨®n hacia esa versi¨®n definitiva de 1986. Pero incluy¨® momentos para la historia como el inolvidable partido de los 60 de Larry Bird, contra Atlanta Hawks. La cifra m¨¢s alta en un partido en toda la historia de la franquicia hasta que la igual¨® Jayson Tatum el 30 de abril de 2021.
El r¨¦cord de McHale dur¨® nueve d¨ªas
La tercera marca, 56 puntos, la estableci¨® McHale el 3 de marzo de 1985. El r¨¦cord, que lo era entonces, le dur¨® nueve d¨ªas. El 12 ya se lo hab¨ªa quitado Bird en un partido en el que los Hawks ejerc¨ªan de equipo local pero que se jug¨® en el Lakefront Arena de Nueva Orleans, una ciudad NBA pero sin franquicia en sus a?os entre el traslado de los Jazz a Salt Lake City y la llegada del equipo que ahora es New Orleans Pelicans. Bird, en aquella c¨¦lebre noche (115-126 para los Celtics), jug¨® 43 minutos y lleg¨® a esos 60 puntos con un 22/36 en tiros, solo 1/4 en triples y 15/16 desde la l¨ªnea de personal. Adem¨¢s, captur¨® 7 rebotes y reparti¨® 3 asistencias. Su rival era un equipo en construcci¨®n, que ya ten¨ªa a Dominique Wilkins (n¨²mero 3 del draft en 1982) y que ese a?o acab¨® en negativo (34-48) pero creci¨® hasta1988, cuando tuvo su gran oportunidad precisamente contra los Celtics y en una tremenda semifinal del Este (4-3 para los de Boston).
Bird anot¨® los 16 ¨²ltimos puntos de los Celtics mientras sus compa?eros jaleaban que batiera el r¨¦cord de McHale, que colabor¨® encantado a que su compa?ero hiciera historia, y sus rivales tambi¨¦n. Una de las im¨¢genes inolvidables que dej¨® aquella noche fue la del banquillo de Atlanta Hawks entregado a Bird. Gestos de admiraci¨®n, exageradas reacciones a canasta imposibles de una s¨²per estrella en trance y hasta miembros de esa segunda unidad chocando los cinco ante la exhibici¨®n del paleto de French Lick, un Bird absolutamente iluminado.
Doc Rivers, que era uno de los importantes de aquellos Hawks de los ochenta, lo record¨® despu¨¦s as¨ª: ¡°Bird sub¨ªa la bola y nos grit¨® desde d¨®nde iba a tirar, explic¨® lo que iba a hacer y luego pregunt¨® qui¨¦n quer¨ªa que le anotara esa canasta en la cara. Creo que fue Rickey Brown el que fue a por ¨¦l, y Bird meti¨® exactamente la canasta que hab¨ªa dicho que iba a meter. Como si fuera cosa del destino. Y entonces enfocaron a nuestro banquillo y Cliff Levingston y Eddie Johnson estaban de pie chocando los cinco. Fue algo incre¨ªble¡±.
Un exceso que acab¨® en multa
Robert Parish, el m¨ªtico p¨ªvot-ancla de los Celtics, recordaba as¨ª aquella noche especial: ¡°En el descanso nos dijo que nadie le pod¨ªa parar y que le di¨¦ramos la bola y nos apart¨¢ramos. Volvi¨® a la pista y empez¨® a provocar a los jugadores de los Hawks. A los de la pista, los del banquillo, los entrenadores, hasta a los ¨¢rbitros¡ Era una de esas noches en las que pod¨ªa haber metido las canastas chutando con los pies. Me encantaba¡±. El narrador de radio de los Hawks, en los a?os ochenta, John Sterling, tampoco pod¨ªa olvidar lo que hab¨ªa pasado en NOLA: ¡°En aquellos tiempos narr¨¢bamos casi desde la pista, est¨¢bamos ubicados justo al lado del banquillo de los Hawks. Y Bird met¨ªa un tiro detr¨¢s de otro, desde casi nuestros micr¨®fonos, sin parar. Eso que se dice ahora del heat check, las rachas de un jugador que no falla y no para de tirar, seguramente lo invent¨® Larry Bird aquella noche¡±.
Carlos Clark, reserva de los Celtics, jur¨® despu¨¦s que los jugadores de los Hawks no solo chocaron los cinco entre ellos: ¡°No recuerdo qui¨¦n, pero estoy seguro de que uno de su banquillo intent¨® chocar los cinco con Larry tambi¨¦n¡±. El asunto se sali¨® tanto de madre que el entrenador Mike Fratello se qued¨® durante un rato inusualmente largo encerrado en el vestuario, despu¨¦s del partido, con sus jugadores, repitiendo una y otra vez en el v¨ªdeo las mismas jugadas. ¡°En vez de ir a cenar, hubo reuni¨®n de equipo y Mike Fratello nos puso las mismas im¨¢genes una y otra vez y nos dijo que una cosa era asombrarse con lo que hac¨ªa un rival y otra animar al equipo contrario¡±, confirm¨® Rivers. Adem¨¢s, la cosa no se qued¨® en el discurso post partido. Tambi¨¦n hubo multas de Fratello: ¡°Intentamos ganar a estos t¨ªos. Esto no es ir al cine o a ver un espect¨¢culo. Competimos contra ¨¦l. No me gust¨® nada c¨®mo lo manejamos, se lo hice saber a los jugadores y pasamos p¨¢gina. Una lecci¨®n aprendida. Y la lecci¨®n fue que se llevaron una multa¡±.
Queda, por ¨²ltimo, la narraci¨®n del protagonista. As¨ª recordaba la noche de los 60 puntos Larry Bird en la biograf¨ªa que escribi¨® junto a Bob Ryan, ¡°Drive, the story of my life¡±: ¡°Una tarde de domingo nos visit¨® Detroit, contra los que McHale siempre jugaba bien porque no ten¨ªan a nadie que pudiera defenderle. Pero aquel d¨ªa fue especial y bati¨® mi r¨¦cord de anotaci¨®n al conseguir 56 puntos. Una semana despu¨¦s ten¨ªamos un domingo libre, algo que no era habitual. Y Mike Cole, un empleado de los Celtics, organiz¨® una carrera ben¨¦fica. Me pidi¨® que diese el pistoletazo de salida y me pregunt¨® si pod¨ªa participar. Eran ocho kil¨®metros. Lo consult¨¦ con K.C., que me dijo que no hab¨ªa problema. Llegu¨¦ all¨ª y estir¨¦ bien, corr¨ª y me sent¨ª bastante bien y luego hubo una peque?a fiesta. Al d¨ªa siguiente viajamos a Nueva Orleans para jugar contra Atlanta y al levantarme me sent¨ª bastante dolorido. Llegamos y el d¨ªa del partido no paraba de decirle a todo el mundo que nunca me hab¨ªa sentido tan r¨ªgido. Pens¨¦ que no podr¨ªa jugar si no desentumec¨ªa todos los m¨²sculos as¨ª que sal¨ª a la pista y corr¨ª un kil¨®metro y medio para soltarlos. Cuando empezaron a llegar los aficionados me mentalic¨¦ para jugar porque daba la sensaci¨®n de que todo el mundo iba de verde. Los Hawks eran el equipo local pero el 75% del p¨²blico parec¨ªa de Boston. Ver algo as¨ª te pone las pilas. Empezamos y no not¨¦ nada fuera de lo normal y en el descanso me dijeron que llevaba 32 puntos, pero no ten¨ªa la sensaci¨®n de haber metido tantos. No me parec¨ªa estar haciendo nada del otro mundo. En el tercer cuarto s¨ª me calent¨¦. Recuerdo que fui a la l¨ªnea de tiros libres y escuch¨¦ al speaker decir que llevaba 51. Pens¨¦ que era imposible, un espejismo. Despu¨¦s de otra canasta, el speaker dijo que estaba a tres del r¨¦cord de los Celtics. Dennis Johnson me dijo ¡®vamos a batir el r¨¦cord de Kevin¡¯ y yo ya estaba anotando desde todas partes. Habr¨ªa pedido el cambio, pero los compa?eros me dec¨ªan que siguiera y Kevin estuvo totalmente a favor. Con dos tiros libres llegu¨¦ a 58 puntos, pero ya estaba cansado y luego en un contrataque tir¨¦ un triple y lo fall¨¦. Una pedrada. Pero Kevin cogi¨® el rebote, me la pas¨®, yo se la di a Johnson y fui hacia la l¨ªnea de personal, ¨¦l me la devolvi¨® y lanc¨¦. Cuando el bal¨®n iba por el aire son¨® la bocina, el tiro entr¨® y acab¨¦ con 60 puntos. ?C¨®mo se explica? Met¨ª un par de tiros que no hab¨ªa metido en mi vida, ni antes de despu¨¦s. Canastas inveros¨ªmiles, en carrera, desequilibrado... Al acabar, Johnson y Quinn se tiraron encima de m¨ª y les dije ¡®quitaos de encima, estoy muy cansado y quiero largarme de aqu¨ª¡¯. En el vestuario entr¨® un t¨ªo para que le firmara el bal¨®n y donarlo a fines sociales. Pero le dije que ese me lo quedaba porque no se meten 60 todos los d¨ªas, y le firm¨¦ el uniforme. Puede considerarse que aquel fue uno de mis mejores partidos, pero en realidad fue m¨¢s bien una rareza divertida. Met¨ª muchos puntos, pero ni rebote¨¦ ni pas¨¦ bien. Cuando pienso en mis mejores partidos, aquel no es uno de los que me vienen a la cabeza¡±.
Sigue el canal de Diario AS en WhatsApp, donde encontrar¨¢s todo el deporte en un solo espacio: la actualidad del d¨ªa, la agenda con la ¨²ltima hora de los eventos deportivos m¨¢s importantes, las im¨¢genes m¨¢s destacadas, la opini¨®n de las mejores firmas de AS, reportajes, v¨ªdeos, y algo de humor de vez en cuando.