Bill Walton: la leyenda maldita del p¨ªvot que pudo ser el mejor
El Gigante Rojo rein¨® en UCLA y fue campe¨®n y MVP con los Blazers. Pero las lesiones rompieron una carrera legendaria. Despu¨¦s gan¨® otro anillo con los Celtics.


Nikola Jokic tiene 25 a?os. Promedia 5,5 asistencias en la NBA y lleva tres temporadas seguidas por encima de 6 (7,3 y 7 en las dos ¨²ltimas). Algo que no ha conseguido ning¨²n p¨ªvot puro en la historia y una prueba obvia de que el genial serbio tiene muchas papeletas para retirarse (dentro de muchos a?os) como el mejor p¨ªvot pasador que ha visto la NBA. Una tradici¨®n que comenz¨® con Wilt Chamberlain, el ¨²nico center que ha liderado una temporada en asistencias totales (no en promedio: 8,6 por noche en la 1967-68) y que, pasando por hitos como la etapa NBA de Arvydas Sabonis, ahora se extiende en un baloncesto que exige a los jugadores interiores perfiles muy distintos a los de hace a?os: Marc Gasol, Draymond Green, Bam Adebayo y, claro, Nikola Jokic, son en mayor o menor medida point centers, cincos que manejan el ataque y crean para sus compa?eros.
Pero hubo uno que todav¨ªa es considerado el mejor en eso, el gran baremo para medir a Jokic si se quiere (en un baloncesto muy distinto) y seguramente el jugador m¨¢s grande que jam¨¢s fue por culpa de las lesiones: Bill Walton, el Gigante Rojo.
Hay algo que ti?e de leyenda maldita, al menos fuera de Estados Unidos, en los grandes de la NBA en los a?os 70. Porque lo que lleg¨® despu¨¦s, a partir de Magic Johnson y Larry Bird justo cuando la gran Liga empez¨® a colarse en las casas de todo el mundo, hizo parecer que no hab¨ªa habido nada justo antes. En gran parte por eso, y m¨¢s all¨¢ de los gigantescos Kareem Abdul-Jabbar y Julius Erving, no se suele valorar tanto como se deber¨ªa a los John Havlicek, Elvin Hayes, Wes Unseld, Bob Lanier, George Gervin, Rick Barry, Bob McAdoo, Dave Cowens, Walt Frazier¡
¡ Y Bill Walton, un verso libre que ahora es un exc¨¦ntrico comentarista televisivo y un personaje que bordea los contornos de la NBA. Vegetariano, activista y con el regusto hippy de sus a?os de protestas contra la Guerra de Vietnam, de su paso por los calabozos de Los ?ngeles y de sus peleas con el m¨ªtico John Wooden, su entrenador en UCLA y su gran mentor vital, sobre si se cortaba o no de una vez el pelo. Lo hico, por cierto, cuando despu¨¦s de negarse por en¨¦sima vez Wooden le dijo: ¡°Vale, te vamos a echar de menos en el equipo¡±. Walton, el padre de Luke (entrenador de los Kings, campe¨®n con los Lakers de Kobe Bryant y Pau Gasol), y el jugador que pudo ser un top 10 de la historia, como m¨ªnimo. Pareci¨® m¨¢s que eso incluso, tanto en College como en sus picos de rendimiento en la NBA. Pero, sencillamente, acab¨® siendo una estrella robada por las lesiones. Tal vez la mayor de todas.
En el instituto tuvo lesiones feas de tobillo, pie y pierna, y pas¨® por el quir¨®fano por una grave de rodilla. Con UCLA tuvo un problema de espalda que le oblig¨® a someterse a una peliaguda operaci¨®n un cuarto de siglo despu¨¦s, en 2009 y despu¨¦s de llegar al hospital sin poder caminar. Y en la NBA, lleg¨® el desastre, sobre todo por culpa del pie izquierdo, el gran tal¨®n de Aquiles de un jugador superlativo. Las lesiones lo frenaron en sus dos primeros a?os en los Trail Blazers (fue n¨²mero 1 del draft en 1974) mientras adquir¨ªa una injusta fama de jugador blando y se cuestionaban su dieta sin carne, su activismo pol¨ªtico y la consiguiente falta de concentraci¨®n¡
Finalmente, su salida de los Blazers estuvo marcada por un agrio enfrentamiento con la franquicia, a la que acus¨® de no tener ni ¨¦tica ni capacidad profesional para gestionar sus problemas f¨ªsicos. Despu¨¦s de lesionarse en la temporada 1977-78, volvi¨® en los playoffs en una decisi¨®n muy cuestionada de los m¨¦dicos de la franquicia. Pidi¨® el traspaso, no jug¨® en la siguiente temporada porque no se lo concedieron y se march¨® en 1979 a su San Diego natal para jugar en los Clippers. All¨ª firm¨® por siete a?os y siete millones de d¨®lares¡ y disput¨® 14 partidos en sus tres primeras temporada (1979-82). Despu¨¦s de su redenci¨®n en los Celtics, otra vez las lesiones aceleraron el final de su carrera, en 1988, despu¨¦s de otra temporada sin jugar y antes de un intento fallido de volver en 1990.
Walton pidi¨® perd¨®n a Portland y a los Trail Blazers, donde fue mucho m¨¢s que un jugador, en 2009. Lament¨® su amarga salida del equipo en el que se convirti¨® en icono. Despu¨¦s expres¨® amargura por no haber podido triunfar en San Diego, su hogar. Y antes lo hab¨ªa hecho por despedirse con derrota de UCLA despu¨¦s de una trayectoria inolvidable. Fue en la Final Four de 1974, con dos pr¨®rrogas y en semifinales, tras dejarse remontar por North Carolina State. ¡°Es un estigma que llevar¨¦ siempre en mi alma¡±, dijo. Su rival en esa noche negra fue David Thompson, n¨²mero 1 del draft en 1975 y el jugador al que idolatraba Michael Jordan durante su infancia en Wilmington. El baloncesto le provoc¨® mucha amargura pero tambi¨¦n fue la pasi¨®n de su vida, desde que era un ni?o larguirucho, pelirrojo y con problemas para hablar que encontr¨® en ese juego el oasis que relanz¨® su autoestima. Despu¨¦s, claro, se convirti¨® en una estrella extraordinaria.
Porque Walton fue campe¨®n de la NBA y MVP de la fase regular y las Finales, dos veces campe¨®n universitario y un p¨ªvot con una incre¨ªble capacidad defensiva y rebotadora y un instinto delicioso para crear juego en ataque desde el poste, de espaldas al aro. Sus pases nada m¨¢s rebotear, antes de tocar el suelo, sus tapones y sus movimientos a cuatro metros del aro lo convirtieron en, durante un tramo, seguramente el mejor jugador del mundo. Wooden dijo que nunca hab¨ªa habido en College un p¨ªvot como ¨¦l. Y Wooden hab¨ªa entrenador, justo antes, a Lew Alcindor, que despu¨¦s ser¨ªa Kareem Abdul-Jabbar. Por consenso, el mejor universitario de la historia.
Walton se pas¨®, entre el instituto y la universidad, cinco a?os sin perder un partido. Con UCLA gan¨® dos t¨ªtulos (1972 y 73) con dos premiso al Mejor Jugador de la Final Four y dos de Jugador Universitario del A?o. Los Bruins estuvieron 88 partidos sin perder, una racha legendaria que acab¨® 19 de enero de 1974 en un partido contra Notre Dame en el que Walton jug¨® mermado por los citados problemas de espaldas. En su segundo a?o promedi¨® 21,1 puntos y 15,5 rebotes con un 65% en tiros de campo para un equipo que gan¨® todos sus partidos por una media de 30 puntos de diferencia; en su estancia en UCLA 20,3, 15,7 y 5,5 asistencias con un balance de 86 victorias y 4 derrotas. En la final de 1973, contra Memphis State, jug¨® uno de los mejores partidos que se han visto en College: 44 de los 85 puntos de su equipo, 21 de 22 en tiros de campo, 13 rebotes. Un gigante entre hombres.
En la NBA, Walton dirigi¨® a los Blazers al t¨ªtulo de 1977, la explosi¨®n de una franquicia con solo siete a?os de vida y que hasta ese curso 76-77 no hab¨ªa jugado playoffs ni terminado con balance ganador. La llegada del entrenador Jack Ramsay y la uni¨®n en las zonas de Walton y el ex ABA Maurice Lucas dispararon a una cenicienta que en la final del Oeste (el ¨²nico Kareem vs Walton que se vivi¨® en playoffs) barri¨® en a Lakers y en las Finales remont¨® un 2-0 a los Sixers con cuatro victorias seguidas. En la serie contra Kareem, Walton promedi¨® 19,3 puntos, 14,8 rebotes, 5,8 asistencias y 2,3 tapones. En las Finales 18,5+19+5,2+3,7, con 20 puntos, 23 rebotes, 7 asistencias y 8 tapones en el sexto y definitivo partido. Gene Shue, el entrenador de los Sixers, dijo que acababa de ver al ¡°mejor jugador interior de la historia¡±, un tipo que se otorg¨® un 2,11 oficial poque no le gustaba que lo llamaran siete pies (2,13). Pero que, en realidad, estaba m¨¢s cerca del 2,18 que de ese 2,11 y solo entre los 15 y los 16 a?os pas¨® de 1,85 a 2,01.
Despu¨¦s de ese a?o triunfal, los Blazers iniciaron la temporada 1977-78 con un 50-10, en tromba hasta que se rompi¨® el pie un Walton que hab¨ªa sido all star por segundo a?o (en el primero no jug¨® por lesi¨®n) y que promediaba por entonces 18,9 puntos, 13,2 rebotes, 5 asistencias y 2,5 tapones. Le vali¨® para ser MVP y entrar en el Mejor Quinteto y el Mejor Quinteto Defensivo, pero los Blazers acabaron (sin ¨¦l) 58-24 y su esfuerzo por volver en los playoffs llev¨® al desencuentro con los m¨¦dicos a su feo final de etapa en los Blazers.
Tras su espantosos pas¨® por los Clippers, de San Diego a L.A. (¡°el baloncesto era horrible y la gesti¨®n de la franqucia era inmoral, corrupta e ilegal pero por lo dem¨¢s no estaba mal¡±), trat¨® de volver a disfrutar del baloncesto en un aspirante al anillo y se ofreci¨® a Lakers y Celtics. Jerry West dud¨® de la durabilidad de su pie mientras que Larry Bird dio el visto bueno y Red Auerbach call¨® a los m¨¦dicos que desaconsejaban su fichaje (¡°aqu¨ª mando yo¡±, dijo en el hospital sin soltar su archifamoso puro). En Boston fue elegido Mejor Sexto Hombre, el ¨²nico jugador que ten¨ªa ese premio y el de MVP hasta que James Harden repiti¨® ese particular doblete. Y fue importante en el anillo de 1986 como principal suplente de uno de los mejores equipos de la historia, el que formaba con Dennis Johnson, Danny Ainge, Larry Bird, Kevin McHale y Robert Parish. En esta temporada 1985-86 jug¨® 80 partidos, casi un milagro, con casi 20 minutos por noche.
Ahora que valora tanto a los jugadores que protestan y alzan la voz por la lucha social, se tendr¨ªa que hablar m¨¢s de Bill Walton, un jugador blanco que se implic¨® con causas que muchos como ¨¦l sent¨ªan que no eran suyas. El hijo de unos padres que no ve¨ªan deporte y que hablaban en casa de arte, pol¨ªtica y m¨²sica. Y ahora que en las pistas se valora por encima de todo la IQ, la capacidad para pasar y la movilidad de los jugadores interiores, se deber¨ªa reivindicar m¨¢s la figura del Gigante Rojo, que hacia todo eso y era capaz a la vez de ganar casi todas las batallas de vieja escuela en las zonas. ?C¨®mo de grande ser¨ªa su legado sin aquellas malditas lesiones? Nunca lo sabremos, pero s¨ª sabemos c¨®mo fue lo que s¨ª pudo hacer en plenitud, de los Bruins a los Blazers y de ah¨ª a ese fant¨¢stico ¨²ltimo esfuerzo como secundario en los Celtics, ya con 33 a?os. Y fue majestuoso.