La superestrella de la triste figura
Nikola Mirotic afronta, en la final de la Liga Endesa contra el Real Madrid, el cierre de una muy compleja etapa de cuatro a?os en el Bar?a.
Si, como parece, este es el final de Niko Mirotic en el Bar?a, es obvio que la lucha por el t¨ªtulo de la Liga Endesa adquiere una dimensi¨®n especial para el ala-p¨ªvot de Podgorica, una especie de alma n¨®mada del baloncesto y un tipo al que no siempre parece que le resulte f¨¢cil encontrar los caminos hacia la felicidad. El Barcelona se juega mucho despu¨¦s de estrellarse en la Copa, en la Euroliga y en la ¨²ltima Liga, un ciclo completo sin ninguno de los grandes t¨ªtulos. Eso es as¨ª en todo caso, pero si adem¨¢s van a ser los ¨²ltimos partidos como azulgrana de Mirotic¡ M¨¢s all¨¢ de an¨¢lisis m¨¢s profundos, el ser humano analiza con un tremendo prejuicio a favor de lo ¨²ltimo que tiene en la retina. As¨ª que aunque hay cosas que seguramente ya no van a cambiar, desde luego no ser¨ªa lo mismo una separaci¨®n con una Liga ganada que si se vuelve a perder con el Real Madrid y con factor cancha. Como en 2022.
Con enorme sinceridad, Mirotic se desnud¨® en la Final Four de Kaunas, tras una catastr¨®fica derrota contra el Real Madrid que ¨¦l mismo coloc¨® en el pante¨®n de d¨ªas negros de su carrera deportiva. Dej¨® claro que su continuidad no estaba asegurada, oleaje provocado por una ca¨ªda terrible en el d¨ªa D. Pero, mar de fondo muy agitado, una situaci¨®n econ¨®mica de emergencia en un club que lleva a?os jugando con ¨¦l, como con otros referentes de sus vestuarios (f¨²tbol al frente) al gato y al rat¨®n contractual: bajadas, prorrateos con extensiones a m¨¢s a?os... negociaciones y m¨¢s negociaciones dentro de otras negociaciones. Mirotic no quer¨ªa m¨¢s recortes y la sombra de otros grandes europeos se ha ido haciendo cada vez m¨¢s alargada. Como con 32 a?os no iba a empezar una aventura nueva en cualquier parte, el Mil¨¢n siempre fue (por ciudad, por presupuesto) la opci¨®n m¨¢s obvia. Tambi¨¦n se habl¨® de M¨®naco, pero finalmente el periodista Emiliano Carchia identific¨® ayer al Mil¨¢n como destino definitivo, con un acuerdo ya cerrado.
Un debate que casi nunca ha sido limpio
Con Mirotic siempre hay que tener cuidado porque el debate en torno a ¨¦l nunca parece del todo limpio. Desde luego, su regreso a Europa para jugar en el Bar?a despu¨¦s de haberse ido con rango de importante en el Real Madrid (de donde no sali¨® especialmente bien con algunos pesos pesados) fue un pecado que muchos no perdonaron, lo que embarr¨® demasiadas opiniones sobre ¨¦l y envenen¨® el ambiente con ejecuci¨®n chusca en sus visitas al Palacio. En los ¨²ltimos a?os, se le ha metido en esos l¨ªos de cu¨¢nto tiene que bajarse o no el sueldo y qu¨¦ tiene que perdonar o no a su club, que es la empresa que le paga y con la que firm¨®, ni m¨¢s ni menos, lo que se le ofreci¨®. Ah¨ª tambi¨¦n gritan mucho voces en carne viva.
La receta termina de engordar con el car¨¢cter laber¨ªntico de un jugador con el que cuesta saber cosas, un personaje particular en tiempos en los que se cree que se sabe, y se exige saber, todo de todos. Su salida del Real Madrid dej¨® claroscuros, con qui¨¦n habl¨® y c¨®mo para regresar a Europa se fue conociendo, por goteo, mucho despu¨¦s. Y tampoco, por ejemplo, hubo luces y taqu¨ªgrafos sobre sus partidas al escondite con la Selecci¨®n despu¨¦s de formar parte del bloque del hist¨®rico oro europeo en 2015 y del bronce ol¨ªmpico de 2016. Mirotic ha sido siempre una gran inc¨®gnita. En muchas cosas porque as¨ª lo ha querido, lo cual es perfectamente respetable. Pero sobre esas p¨¢ginas en blanco cada uno ha escrito sus propias narrativas, no todas justas. Y si se va sin ganar la ACB, porque ser¨¢ lo ¨²ltimo que quedar¨¢ en la retina, se oscurecer¨¢ esa p¨¢tina de melancol¨ªa que a veces acompa?a a un jugador de talento excepcional.
Por lo que puede hacer cuando pisa una pista de baloncesto, Mirotic deber¨ªa ser considerado uno de los grandes de la historia del baloncesto europeo. Seguramente esa sea la trampa, tambi¨¦n: cuesta m¨¢s empatizar con el talentoso cuando fracasa, se llega muy r¨¢pido a la cr¨ªtica por abandono. Hay deportistas que tienen tal capacidad que c¨®mo van a perder nunca. Que eso no es justo es tan cierto como que a Mirotic le ha fallado en momentos decisivos de su carrera el instinto, la mentalidad, la coraza de confianza en s¨ª mismo. Eso que dice el t¨®pico que se tiene o no se tiene y lo que ha elevado a otros, el reverso del mismo argumento, por encima de su aparente potencial. No: Mirotic no ha estado mal siempre en todos los partidos decisivos, ni much¨ªsimo menos. Pero s¨ª en demasiados, quiz¨¢ no tanto por n¨²mero como por significaci¨®n.
Al final, es una cuesti¨®n de dinero
Su contrato con el Barcelona es el meollo de su tensa relaci¨®n con el club, un asunto que el pasado verano incluy¨® la recuperaci¨®n de una lesi¨®n en el tend¨®n de Aquiles, otro asunto de comunicaci¨®n extra?a, que retras¨® su debut esta temporada hasta diciembre. Como en eso tambi¨¦n fue un jugador particular, dej¨® sobre la mesa 45 millones de d¨®lares por tres a?os de Utah Jazz. No hay apenas casos de jugadores que regresan de la NBA en su prime, con una oferta econ¨®mica estupenda y con su estatus en perfecta armon¨ªa en Estados Unidos. ?l mismo cont¨® que se dio la vuelta en el aeropuerto pregunt¨¢ndose d¨®nde demonios iba si los Jazz y Salt Lake City no eran en realidad lo que quer¨ªan ¨¦l y su familia. Hab¨ªa cumplido 28 a?os, el momento ideal de su carrera, y ven¨ªa de una temporada de m¨¢s de 15 puntos y 7 rebotes. Pero hab¨ªa ido trastabillando desde Chicago a Nueva Orleans y de ah¨ª a Milwaukee. La vida NBA da mucho dinero pero, para bien y para mal, es lo que es. Y no es para todos. Muy pocos son sinceros con ellos mismos sobre este punto. ?l lo fue.
Su primero contrato con el Bar?a fue de tres temporadas con una cuarta opcional. Lo firm¨® en 2019 y un a?o despu¨¦s lo ampli¨® hasta 2025. Conocer el fondo de los n¨²meros ha sido un quebradero de cabeza m¨¢s all¨¢ de la certeza de que era el salario m¨¢s alto de Europa, una cifra lejos de lo que maneja el mercado baloncesto y una cruz para el Bar?a, otra de esas fiestas de Josep Mar¨ªa Bartomeu que ha habido que pagar (o ir pagando como se ha podido¡) despu¨¦s. De ese primer acuerdo se acab¨® diciendo que se iba a unos 26 millones de euros brutos, en torno a nueve por curso si no se inclu¨ªa (tambi¨¦n ah¨ª hab¨ªa opiniones enfrentadas) el a?o opcional. Una cifra que algunos afirmaron que se pintaba a la baja con respecto a la realidad. En todo caso, lo que el Bar?a le ofreci¨®. Nada m¨¢s y nada menos. Era desde luego un fichaje estrat¨¦gico en lo deportivo, un golpe de efecto extraordinario. Eso al margen de que el que extend¨ªa los cheques cometiera esa y otras muchas irresponsabilidades.
Con el club en permanente alerta roja, el final de temporada, especialmente la Final Four de Kaunas, ten¨ªa que ser un term¨®metro para afrontar el futuro del proyecto: si el t¨ªtulo de la Euroliga habr¨ªa animado a aguantar, a mantener el ritmo, la derrota contra el Real Madrid (segunda en dos a?os en el mismo escenario de la competici¨®n) pareci¨® absorber toda la energ¨ªa, meter a la secci¨®n en un ¨¢nimo de para qu¨¦ seguimos haciendo esto. Habr¨ªa recorte presupuestario, seguramente no peque?o (se habla de un 10% pero tambi¨¦n de m¨¢s del doble de eso), y desde luego m¨¢s tensi¨®n con Mirotic, junto con el ya permanentemente lesionado Cory Higgins los casos obvios de jugadores que cuestan mucho dinero y con los que, por unas cosas u otras, no se ha logrado el gran objetivo. Uno tiene 32 a?os, el otro 33.
Porque el gran objetivo siempre ha sido la Euroliga, que el Barcelona no gana desde 2010, en Par¨ªs. Desde entonces ha estado en seis Final Four de trece (la pandemia cancel¨® la de 2020), y nada. Sea o no del todo justo, eso va a juzgar el paso de Mirotic por el Barcelona. Un a?o con la temporada abortada cuando Bar?a y Real Madrid segu¨ªan el ritmo del l¨ªder, un Efes intratable que ensayaba los dos t¨ªtulos que llegaron despu¨¦s. Y tres Final Four saldadas con una final perdida, contra los turcos, y dos semifinales seguidas sin poder ganar al Real Madrid. No hay nada peor en una gran rivalidad, y esta es una gigantesca. En 2021, Mirotic brill¨® en la semifinal contra el Mil¨¢n (21 puntos, 6 rebotes, 28 de valoraci¨®n) pero la foto del partido, para siempre, fue la canasta sobre la bocina de Higgins. Y en la final hundi¨® su rendimiento, mediocre (11 puntos, 9 rebotes, 4/12 en tiros, 3 p¨¦rdidas, -11 en pista, 7 de valoraci¨®n) en el momento en el que los cracks tienen que serlo. M¨¢s all¨¢ de t¨®picos y narrativas exageradas, es as¨ª. En 2021, porque parece condenado a no sintonizar con esa competici¨®n, jug¨® una semifinal emocionante, memorable, que habr¨ªa quedado para legendaria¡ si el Bar?a no hubiera pinchado finalmente contra el Real Madrid: 39 de valoraci¨®n apilados en 26 puntos, 12 rebotes y 5 asistencias.
Pero la gran tragedia, el naufragio, lleg¨® este a?o, en Kaunas. Porque el Bar?a parec¨ªa enderezado y en buena sinton¨ªa, con los errores de dos a?os atr¨¢s aprendidos, maduro y con el Real Madrid tocado en la zona de acci¨®n de Mirotic (sin Yabusele, Deck y Poirier). Y porque se acab¨® igual, con derrota por no saber jugar en el alambre. Mirotic jug¨® el peor partido posible, absolutamente consciente (en el peor sentido) de d¨®nde estaba y qu¨¦ hab¨ªa en juego: 3 puntos, -2 de valoraci¨®n, -13 en pista y un 0/7 en triples. Una procesi¨®n de tiros en versi¨®n Ave Mar¨ªa, siempre con la fe de que si entraba uno entrar¨ªan todos, pero cada uno con el pulso un poco m¨¢s acelerado que el anterior¡ El Mirotic que habl¨® despu¨¦s del partido era un jugador genuinamente roto, con las heridas abiertas al mundo, masivamente consciente de lo que hab¨ªa pasado.
Un asunto que se alarga en su historial
En su caso, la maldici¨®n se estira a los a?os en el Real Madrid y totaliza cinco Final Four y tres finales sin premio. Justo antes de irse a la NBA, perdi¨® por el t¨ªtulo contra Olympiacos y Maccabi. En 2014 estuvo flojo en la final despu¨¦s de brillar en una paliza para el recuerdo al Bar?a (100-62). En 2013, en Londres, no sintoniz¨® ni contra los azulgrana (6 puntos, 3 de valoraci¨®n) ni en la final contra Olympiacos (7 puntos, 1 de valoraci¨®n). Y el Real Madrid, que fich¨® a Andr¨¦s Nocioni cuando ¨¦l se fue a Chicago, gan¨® la Euroliga del Palacio en 2015. El primer a?o sin ¨¦l y con el argentino como MVP de la Final Four. Era imposible que no se ataran muchos cabos.
El primer a?o de Mirotic acab¨® con la Euroliga cancelada y una final de Liga, en el reinicio de Valencia, en la que le Baskonia sorprendi¨® a un Bar?a favorit¨ªsimo. Vildoza decidi¨® in extremis otro partido se?alado en el que Mirotic no fue lo que su estatus (deportivo, econ¨®mico, medi¨¢tico¡) requer¨ªa: 8 puntos y -1 de valoraci¨®n justo despu¨¦s de hacer 18 y 17 en semifinales, contra el Burgos.
Mirotic lleva cuatro a?os en el Barcelona. Ha ganado una Liga y dos Copas en el inicio de una era Jasikevicius (entre 2021 y 2022) que promet¨ªa m¨¢s felicidad de la que por ahora ha tra¨ªdo al club. Tambi¨¦n se puede decir, por el potencial de los equipos en los que ha jugado, que solo ha ganado una Liga y dos Copas. Ha sido MVP de la Euroliga, la Liga, la final de la Liga y la Copa. Pero, la maldici¨®n del talento, eso casi, casi se le presupone. Insisto: aunque no sea justo. De hecho se acaba usando esa brillantina para afear el balance de premios colectivo, para se?alar una distorsi¨®n entre lo que ha sido y lo que podr¨ªa haber sido.
Mirotic es un jugador extraordinario que en algunos partidos trascendentales se somete a un exceso de presi¨®n que le impide dar su mejor versi¨®n. Ha estado jugando con un contrato estrangulante para su equipo, uno que hac¨ªa pensar en m¨¢s t¨ªtulos (sobre todo en el gran t¨ªtulo) pero de cuya firma solo es culpable el que lo ofreci¨® y lo garantiz¨®. Es un buen tipo que no siempre se ha explicado bien, o no ha tenido inter¨¦s en explicarse en absoluto (no ten¨ªa la obligaci¨®n de hacerlo) y con el que es tan obvio se?alar que se le ha puesto en el centro de la peor histeria de la rivalidad del puente a¨¦reo como cierto percibir que, si todo acaba ahora, quedar¨¢ una extra?a sensaci¨®n de ausencia, un adi¨®s que tendr¨¢ m¨¢s de desgaste melanc¨®lico que de ruptura con furia apasionada. Mucho m¨¢s, claro, si la bala (parece que la ¨²ltima antes de Mil¨¢n) de la final ACB tambi¨¦n acaba extraviada.