"Cierra la p... boca. Esto es cosa m¨ªa": Tyronn Lue, del ego de LeBron al misterio de Kawhi
Tyronn Lue se hizo con el control del vestuario de los Cavs en la 2015-16. Ahora, tendr¨¢ que gestionar a un misterioso Kawhi y arreglar una qu¨ªmica inexistente.
Tyronn Lue nunca ha sido un entrenador al uso. Y ese nunca, corresponde a un periodo de tiempo mucho m¨¢s peque?o que el que abarca una palabra infinita y casi siempre negativa. Menos de tres temporadas completas son el curr¨ªculum de Lue en los banquillos de la mejor Liga del mundo, con un legado todav¨ªa sin descifrar, diagn¨®sticos nada claros y conclusiones que han pululado siempre m¨¢s alrededor de sus equipos y han ignorado su propia figura. Es lo que tiene entrenar a LeBron James: focos para ¨¦l y empeque?ecimiento de unos acompa?antes tan meritorios como, en ocasiones, irrisorios para el espectador. Ni a Erik Spoelstra se le valor¨® lo suficiente cuando gan¨® los anillos con El Rey en los Heat, ni se ha hecho ahora con Frank Vogel, que se ha llevado muchas alabanzas pero se ha movido siempre detr¨¢s de su estrella, en las sombras y con altas dosis de un silencio extremadamente ¨²til y que han supuesto, a la larga, su mejor baza para ganarse el respeto de LeBron y de la m¨ªtica franquicia. Y tampoco se tuvo muy en cuenta a Lue tras el anillo de 2016, en un a?o en el que hab¨ªa mucho de lo que hablar y en el que, en la conclusi¨®n se pas¨® de puntillas por el hacedor de un milagro que incluy¨® la primera remontada de la historia de las Finales tras ir 3-1 abajo... ante los Warriors del 73-9.
Despu¨¦s de eso, claro, se hablaba de todo menos de un entrenador llegado a mitad de temporada con acusaciones de hacer la cama a David Blatt y se?alado como el amigo de LeBron, un elegido a dedo para ocupar un puesto tan arriesgado como definitivo, que siempre ha sido se?alado cuando las cosas salen mal pero nunca ha tenido la suficiente repercusi¨®n cuando la historia era bien distinta. Lue era un mero asistente, un buen t¨ªo que se codeaba con los jugadores como si fueran sus iguales desde ese puesto de segundo y que ten¨ªa tras de s¨ª una carrera como jugador que inclu¨ªa dos anillos pero siempre movi¨¦ndose entre la clase baja de la Liga. En sus a?os en activo, el entonces base se hizo famoso por su defensa sobre Iverson en las Finales de 2001, pero luego cay¨® en el olvido en los Wizards al lado de Jordan (2001-03) y fue dando tumbos hasta que se retir¨® en los Magic, en 2009, tras llegar a sus terceras Finales, en las que no jug¨®. Siempre fue un tipo agradable que se llevaba muy bien con sus compa?eros, y hac¨ªa a veces de nexo entre Stan Van Gundy y la plantilla durante sus ¨²ltimos meses como profesional en Orlando. Despu¨¦s de eso, poca cosa: asistente en Celtics y Clippers y luego en los Cavs, donde la historia es bien sabida y no del todo valorada.
Lue lleg¨® con pol¨¦mica al puesto de entrenador. David Blatt llegaba de liderar a los Cavs a las Finales en su primer a?o en la NBA ("I'm not a rookie coach", como el mismo recordaba), y la derrota ante los Warriors no tuvo un an¨¢lisis demasiado alarmista dado que se plante¨® como un LeBron contra el mundo (35,8+13,3+8,8) tras las lesiones de Kevin Love y Kyrie Irving. Sin embargo, Blatt fue sorpresivamente (bueno, igual no tan sorpresivamente) despedido cuando su equipo iba l¨ªder de la Conferencia Este y sumaba m¨¢s del 70% de victorias (30-11). La llegada de Lue, que se llevaba muy bien con los jugadores, fue un soplo de aire fresco a la larga, pero al inicio estuvo lleno de dudas: del "en los Lakers no permit¨ªa que me hablara de Shaq", a las acusaciones de haberse aliado con LeBron para acabar con Blatt y su nula experiencia en los banquillos de la NBA. Lue fue entrenador del All Star no sin pol¨¦mica (Blatt hab¨ªa entrenado al equipo casi hasta entonces) y llev¨® al equipo a un r¨¦cord de 27-14, 57-25 al final. Un porcentaje de victorias menor al de Blatt pero con nuevos mimbres que se observaron definitivamente en playoffs en pista... pero que empezaron en el vestuario. Organiz¨® una reuni¨®n en la que anim¨® a hablar a todo el mundo y en la que Love y Kyrie expusieron sus opiniones. Y luego, le cant¨® las cuarenta a LeBron en una sesi¨®n de v¨ªdeo en el que le exigi¨® el mismo esfuerzo defensivo que al resto... ese que el alero hab¨ªa perdido desde que la sombra de Spoelstra empez¨® a brillar por su ausencia. El Rey no recuper¨® jam¨¢s (quiz¨¢ hasta este a?o) el nivel defensivo que signific¨® la versi¨®n m¨¢s completa de su carrera en los Heat, pero se puso las pilas en los Cavs y mejor¨® ostensiblemente en una faceta de la que pas¨® del esfuerzo m¨ªnimo a uno conjunto con sus compa?eros.
James Jones, el eterno compa?ero del Rey, hizo como moderador en las reuniones, y el clic se hizo en un vestuario que empez¨® a jugar con LeBron y no para ¨¦l. Que Lue le cantara las cuarenta a semejante estrella contrastaba con un Blatt que bajaba la cabeza cada vez que se cruzaban y no le reprochaba nada en las sesiones de v¨ªdeo. La capacidad de Lue para unir al vestuario fue su mejor baza y ha sido el pilar de su reputaci¨®n. Pero no todo se qued¨® en decirle a LeBron eso de "cierra la p... boca. Esto es cosa m¨ªa". Kevin Love recuper¨® su ligar en el poste, hizo doble-doble en sus primeros 8 partidos de playoffs y promedi¨® 18,8+12 (39% en triples) y 19+13 (con un 47,5% y 10 intentos por partido) en las dos primeras rondas. Irving aprendi¨® a compatibilizarse con LeBron y a jugar con y sin el bal¨®n y explot¨® a Tristan Thompson para hacerle un seguro atr¨¢s y un receptor del ¨²ltimo pase y de rebotes ofensivos constante. Los quintetos de James rodeado de tiradores (J.R Smith, Love, Kyrie) y los jugadores que val¨ªan tanto para tirar triples como para defender (Iman Shumpert, un Richard Jefferson con mucho protagonismo en las Finales) se convirtieron en una constante. Con Lue, los Cavs alcanzaron su quintaesencia, llegaron con un r¨¦cord de 12-2 a la serie ante los Warriors... y el resto, ya se sabe. Las Finales de 2017, en una de las mejores plantillas que los Cavs han juntado jam¨¢s, y las de 2018, con un LeBron sobrehumano, supusieron los dos ¨²ltimos cursos completos de Lue, esta vez sin el premio del anillo. Pero su gesti¨®n del vestuario y el restablecimiento de la qu¨ªmica del equipo constituyeron su mayor argumento para el futuro.
Kawhi, un nuevo desaf¨ªo
Tras la salida de LeBron, Lue dirigi¨® seis solitarios partidos en los Cavs (los perdi¨® todos) antes de ser despedido. Sus problemas de salud (insomnio, ansiedad, dolor de espalda...), que le hicieron perderse partidos en las dos temporadas anteriores, le hicieron tomarse un a?o sab¨¢tico y volver en un puesto que supone una exigencia menor que el de primer entrenador. Tras tantear con los Lakers y un reencuentro con LeBron, aterriz¨® en los Clippers como asistente de un Doc Rivers con el que ya estuvo en su primera experiencia en los banquillos en Boston, de 2011 a 2013, as¨ª como en la 2013-14, primera de Doc en Los Angeles, con Griffin, Chris Paul, DeAndre Jordan y compa?¨ªa. Y tras el despido de ¨¦ste, se ha hecho con las riendas de un equipo moralmente desmadejado y absolutamente desunido, sin una cultura clara dentro de una franquicia que nunca la ha tenido y con la que tendr¨¢ que basarse en su gesti¨®n de vestuarios m¨¢s que nunca si quiere sacar resultados claros y darle a Steve Ballmer lo que tanto ans¨ªa: el anillo. Algo que ¨¦l, igual que muchos otros, sabe que es altamente complicado... y que no se consigue solo con un juego correcto y unas ¨®rdenes t¨¢cticas concretas. Sino con la uni¨®n de un vestuario que, como pas¨® en los Cavs, tiene una distancia abismal entre sus estrellas y el resto del equipo.
Ah¨ª entra la figura de Kawhi, un hombre llamado a heredar un trono que ha tenido durante un pu?ado de meses y que ha vuelto a ceder a LeBron, ese rival con el que nadie puede y que sigue agrandando una leyenda ya inabarcable. Ahora, el pr¨ªncipe sin reino se pone en manos de un entrenador que tendr¨¢ que hacer con ¨¦l cosas a las que hizo en su d¨ªa con LeBron, dada la diferencia de personalidad real que hay entre uno y otro. El Rey impone con su sola presencia, hace gala de su ego desmedido y se hace con el vestuario por lo civil o lo criminal, jugando con sus compa?eros cuando est¨¢n a la altura y luchando solo contra el mundo cuando no. Su n¨¦mesis va m¨¢s all¨¢: ni exige con su comportamiento ni con su voz, y su liderato est¨¢ en entredicho por todos, incluidos y muy especialmente sus compa?eros. Kawhi no es una estrella al uso y su silencio es precisamente lo que m¨¢s ha da?ado su reputaci¨®n. Lo hizo en los Spurs, con ese famoso entorno suyo y ese t¨ªo que le acompa?a a todas partes, Dennis Robertson, y lo ha vuelto a hacer ahora en un sainete ni remotamente parecido (de Texas acab¨® saliendo) pero que ha da?ado a unos compa?eros cansados de tener que adaptarse a su load managment y sus innumerables exigencias.
Lue tiene trabajo. Y mucho. Crear una qu¨ªmica inexistente y unir a los antiguos Clippers (Beverley, Williams, Harrell) con los nuevos (Kawhi y Paul George), adem¨¢s de resolver el conflicto de los descansos de Kawhi y resolver los desmanes que ha provocado. Y todo, mientras crea una cultura en un lugar en la que nunca ha existido. Al t¨¦cnico le alaba una reputaci¨®n no del todo demostrada y una valoraci¨®n que no termina de ser justa, y ahora tendr¨¢ la oportunidad de reivindicarse mientras saca todo el jugo al ser m¨¢s misterioso de toda la NBA y lo alecciona mientras encuentra la manera de jay untar todas las piezas y empezar con unos principios t¨¢cticos que nunca podr¨¢n darte el anillo si no hun trabajo psicol¨®gico y social previo detr¨¢s. Del ego de LeBron, al aura misteriosa de Kawhi. Del Rey de la NBA, a su pr¨ªncipe. De una franquicia de mercado peque?o y con poca historia detr¨¢s a otra, con un mercado m¨¢s grande que nunca pero una historia tan diminuta como siempre. Tyronn Lue tiene trabajo. Y, por el bien de los Clippers, m¨¢s vale que salga bien.