?Qu¨¦ fue de Spencer Haywood? El all star de los Lakers que contrat¨® a la mafia para matar a su entrenador

Spencer Haywood era un ala-p¨ªvot de 2,03 que saltaba, reboteaba, era muy fuerte, ten¨ªa buena mano y penetraba ¡°como si estuviera separando las aguas del Mar Rojo¡±, seg¨²n Tom Nissalke, que lo entren¨® en unos Supersonics (ahora Thunder) que tienen retirado su n¨²mero 24. All¨ª, en Seattle, fue cuatro veces all star (1972-75) y promedi¨®, en una etapa que termin¨® con el primer paso de la franquicia por los playoffs, 24,9 puntos y 12,1 rebotes.

Aquel Haywood que se fue traspasado a los Knicks en 1975, con 26 a?os, era abucheado e insultado en casi todas las pistas en las que jugaba como visitante. Su caso (Haywood contra la NBA) cambi¨® las reglas del baloncesto e hiri¨® a la gran Liga en sus conflictos con la ABA. Cuando finalmente se lleg¨® a un acuerdo tras pasar por el Tribunal Supremo, Haywood pudo firmar por los Sonics (1970) sin esperar los a?os de rigor. Hasta entonces, la v¨ªa profesional no se abr¨ªa hasta que la promoci¨®n universitaria de un jugador no se graduaba: se cumpliera o no en college, hab¨ªa que esperar cuatro a?os pasa saltar a la NBA. Haywood promedi¨® m¨¢s de 28 puntos y 22 rebotes como freshman en Trinidad State Junior (1967-68). De ah¨ª salt¨® a la Universidad de Detroit, donde sus medias fueron de 32,1 puntos y 21,5 rebotes¡­ y de ah¨ª, sin m¨¢s paciencia, se march¨® a la ABA para empezar su carrera profesional. En la temporada 1969-70, con Denver Rockets, promedi¨® 30 puntos y casi 20 rebotes por partido. Y fue MVP, Rookie del A?o y MVP del All Star, todo con 21 a?os y despu¨¦s de haber ganado el oro ol¨ªmpico en M¨¦xico 68, donde con solo 19 a?os lider¨® (16,3 puntos por partido) hacia el oro a una EE UU que part¨ªa como v¨ªctima te¨®rica de rusos y yugoslavos ante la sonada ausencia de Kareem Abdul-Jabbar, uno de los que se borr¨® ante la tremenda crisis que atravesaba un pa¨ªs en plena convulsi¨®n pol¨ªtica y social y partido en dos por las protestas contra la guerra de Vietnam. Fueron los Juegos del pu?o al cielo de Tommie Smith y John Carlos. Los del Black Power.

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En los Knicks, Haywood no pudo enderezar el ya peligroso rumbo de una franquicia que se alejaba de la gloriosa etapa de sus dos anillos (1970 y 1973). Lo mejor que le pas¨® en la Gran Manzana fue conocer a Iman, la s¨²per modelo con la que estuvo una d¨¦cada casado y con la que tuvo su primera hija (tiene cuatro, tres de su segundo matrimonio). Lo peor, que prob¨® las drogas duras. No la marihuana, que hab¨ªa consumido desde la universidad, sino una coca¨ªna que arras¨® una carrera que pod¨ªa haber sido todav¨ªa m¨¢s legendaria, que le vali¨® su entrada en el Hall of Fame en 2015 y ahora vuelve a estar en el primer plano de actualidad por la publicaci¨®n del libro ¡°The Spencer Haywood Rule¡±, de los periodistas Marc J Spears y Gary Washburn. Una obra que el sindicato de jugadores (NBPA) reparte entre sus afiliados. Ahora vive en Las Vegas, tiene 71 a?os y est¨¢ libre de ese gran demonio que marc¨® su vida y su carrera.

"Utah no era sitio para un hermano"

En enero de 1979, los Knicks lo traspasaron a New Orleans Jazz, donde jug¨® 34 partidos a gran nivel (27 puntos, 11,4 rebotes), camino de los 30 a?os y antes de rebelarse en verano, cuando la franquicia se traslad¨® a Salt Lake City y ¨¦l se neg¨® a presentarse al training camp porque no le parec¨ªa un destino para jugadores afroamericanos: ¡°Salt Lake City no era en 1979 un lugar recomendable para ning¨²n hermano¡±. Con 30 a?os y a cambio del excelente alero Adrian Dantley (que ten¨ªa 23), fue enviado a los Lakers, un equipo que buscaba un ala-p¨ªvot puro que hiciera pareja con Kareem Abdul-Jabbar, y que se preparaba para el gran electroshock que supuso la llegada de Magic Johnson en aquel draft de 1979. L.A. era el destino so?ado de Haywood. Los Lakers estaban, adem¨¢s, a punto de convertirse en la franquicia de moda. La gran oportunidad de su vida acab¨® siendo, sin embargo, su perdici¨®n definitiva. Las adicciones son as¨ª: ¡°Era mi sue?o y mi gran oportunidad pero la jod¨ª, la tir¨¦ a la basura¡±, dijo a?os despu¨¦s.

En los Lakers estuvo un a?o antes de irse a Italia (Reyer Venecia) y regresar para un ¨²ltima tramo NBA en los Bullets. Pronto se convirti¨® en sexto hombre de los angelinos, que se hicieron v¨ªa traspaso con el rocoso ala-p¨ªvot Jim Chones, que le hac¨ªa el trabajo sucio a un Kareem que detestaba a un Haywood cuya suerte se acab¨® con el terrible accidente que casi le cuesta la vida a su entrenador, Jack McKinney. El verdadero padre del Showtime.

Haywood naci¨® en la zona del Delta del Mississippi, entre campos de algod¨®n y en una familia en la que el alcohol hac¨ªa estragos. Lo vio en su abuelo, lo vi en varios de sus nueve hermanos y hermanas. En Detroit comenz¨® a frecuentar malas compa?¨ªas y en Nueva York cay¨® directamente en un pozo al que le empujaban los constantes viajes de su mujer, en la cima mundial de la moda. Solo y sin demasiada fuerza de voluntad, era carne de ca?¨®n en aquella Los ?ngeles de la que Jeanie Buss, ahora propietaria de los Lakers, dijo que era ¡°la ciudad ideal para la coca¨ªna¡±, una droga que Haywood cont¨® despu¨¦s que consum¨ªan ¡°el 80%¡± de los jugadores de la NBA en 1980. Tambi¨¦n la mitad (al menos) del vestuario de los Lakers aunque no los dos jugadores franquicia, Kareem y el novato Magic. Haywood quiso hacer borr¨®n y cuenta nueva en California, pero acab¨® descubriendo el crack y hundi¨¦ndose en un c¨ªrculo de malas actuaciones, ausencias de entrenamientos y problemas cuyo origen cada vez parec¨ªa m¨¢s claro, para todos¡­ menos para el entrenador.

Ese entrenador, ajeno al consumo de droga entre sus jugadores, era Paul Westhead, el hombre que hizo a los Lakers campeones en 1980 casi de carambola: McKinney, que lo hab¨ªa elegido como asistente (entonces solo hab¨ªa uno por equipo) sufri¨® un dram¨¢tico accidente de bicicleta cuando iba a jugar al tenis con ¨¦l, precisamente, en el primer d¨ªa libre de los Lakers despu¨¦s de un prometedor inicio de temporada. McKinney, el hombre que hab¨ªa puesto a su equipo a volar al ritmo de Magic Johnson, hab¨ªa relegado a la suplencia a Haywood pero le hab¨ªa prometido unos determinados minutos y un rol importante. Todo eso cambi¨® con Westhead, que se lo fue quitando de en medio y lo apart¨® antes de la final contra los Sixers. Haywood, que se hab¨ªa prometido a s¨ª mismo que no se drogar¨ªa durante los playoffs, patin¨® una noche en la que termin¨® mezclando crack, ron y tranquilizantes. Al d¨ªa siguiente se durmi¨® varias veces en el coche, camino al entrenamiento, y ronc¨® a pierna suelta durante la sesi¨®n de v¨ªdeo previa al primera partido. Westhead lo mand¨® a casa y ¨¦l se fue mascullando un definitivo ¡°que te jodan a ti y que le jodan a este equipo¡±.

Un terrible plan de muerte

Lo siguiente fue una espiral de depresi¨®n, drogas y autodestrucci¨®n que puedo llevarse por delante su vida¡­ y que a punto estuvo a punto de cobrarse la de un Westhead con el que Haywood jur¨® acabar porque le culp¨® de su desgracia y se obsesion¨®, ajeno a la realidad, con que su suerte habr¨ªa sido otra mucho mejor con McKinney. As¨ª que traslad¨® a California a dos conocidos del crimen organizado de Detroit para que acabaran con la vida del t¨¦cnico rompiendo los frenos de su coche y lanz¨¢ndolo despu¨¦s por una de las pronunciadas curvas que conduc¨ªan a las lujosas zonas residenciales de Palos Verdes. El plan, uno de los m¨¢s estramb¨®ticos y peligrosos de la historia de la NBA, se abort¨® a ¨²ltima hora porque la madre de Spencer Haywood not¨® algo "siniestro" en el comportamiento de su hijo y amenaz¨® con llamar a la polic¨ªa si este no pon¨ªa fin a lo que fuera que estuviera tramando.

A?os despu¨¦s, un Haywood en rehabilitaci¨®n visit¨® a Westhead y le pidi¨® perd¨®n. El que hab¨ªa sido su entrenador acept¨® sus disculpas: "Me alegro de verte, si hubieras hecho lo que te propon¨ªas no podr¨ªamos estar vi¨¦ndonos ahora, de hecho". Por ¨²ltimo, los que estaban a punto de dejar de ser sus compa?eros en los Lakers solo le dieron un 25% del cheque que le correspond¨ªa por su participaci¨®n en los playoffs. Tiempo despu¨¦s le confesaron que lo hicieron "para salvarle la vida" en un momento en el que Haywood, que ya estaba estropeando su matrimonio con Iman, ten¨ªa un sueldo de 500.000 d¨®lares y se gastaba m¨¢s de 300 a la semana solo en coca¨ªna... y eso contando con que recib¨ªa mucha mercanc¨ªa gratis de manos de personajes muy peligrosos que se asomaban a trav¨¦s de ¨¦l al glamour de aquellos Lakers que ya abocetaban el Showtime. A?os despu¨¦s, un Haywood recuperado por fin pod¨ªa volver la vista atr¨¢s, con tristeza pero ya sin sentimiento de culpa, y recordar aquella temporada 1979-80 en la que se cay¨® de la rotaci¨®n de un campe¨®n de leyenda y estuvo a punto de llevarse por delante a su entrenador con un terror¨ªfico plan criminal: "Era la gran oportunidad de mi vida... y la estrope¨¦".