Los Lakers someten a Butler y acarician el anillo de campeones
Precioso y tenso cuarto partido de las Finales, resuelto por el excepcional trabajo defensivo de los Lakers, especialmente de Anthony Davis. Caldwell-Pope, decisivo al final.
A una victoria del anillo, diez a?os despu¨¦s del ¨²ltimo. A cuatro cuartos, 48 minutos de baloncesto. Un suspiro, todav¨ªa m¨¢s en una temporada que empez¨® el 22 de octubre y que se ha convertido en un marat¨®n extenuante que va a premiar al que ha sido mejor por tierra, mar y aire. En formato tradicional y en la burbuja, con p¨²blico y sin p¨²blico: mental y f¨ªsicamente. A una victoria despu¨¦s de seis a?os seguidos sin jugar playoffs, el hundimiento hist¨®rico de una franquicia que solo hab¨ªa faltado a las eliminatorias antes, hasta ese fat¨ªdico 2014, cuatro veces desde su mudanza a Los ?ngeles, en 1960.
A una victoria del anillo 17, de completar una carrera de m¨¢s de medio siglo por igualar a Boston Celtics, el eterno rival que en 1986 dominaba el pulso por un rotundo 16-9. A una de la gloria y sin m¨¢s obligaci¨®n ya que no perder tres partidos seguidos para cerrar la temporada. En todos los playoffs solo han concedido cuatro (15-4), as¨ª que hasta las matem¨¢ticas env¨ªan ya destellos en p¨²rpura y oro. Los Lakers, despu¨¦s de 67 victorias entre Regular Season y playoffs, con burbuja y sin ella, solo necesitan una m¨¢s, un pasito casi insignificante¡ pero en realidad el m¨¢s importante de todos. El que devolver¨ªa definitivamente la gloria a una franquicia que la personific¨®, perdi¨® el norte casi por completo y est¨¢ regresando en tiempo r¨¦cord. Despu¨¦s de seis a?os con balance negativo y sin playoffs, su reaparici¨®n est¨¢ a punto de no ser una primera piedra sino, salvo milagro de los Heat, la catedral completa. No hay forma mejor, ahora mismo, de explicar lo que son los Lakers. Y lo que siempre han sido y est¨¢n volviendo a ser. El viejo rey a punto de coronarse. Tambi¨¦n en una nueva era a la que hace no tanto parec¨ªa ni pertenecer.
Una batalla hasta el ¨²ltimo minuto
A los Lakers les queda un paso¡ pero nada hace indicar que lo vayan a dar paseando. Miami Heat no va a claudicar. No se puede apostar a que el equipo de Spoelstra vaya a romperse ni a quedarse mirando mientras agasajan a un rival que exprimi¨® hasta la ¨²ltima gota de la reserva de energ¨ªa en un cuarto partido (96-102) que coloc¨® el 3-1 despu¨¦s de una batalla colosal. Esto, ni m¨¢s ni menos, fue un partido de las Finales de la NBA. En toda su gloria, en toda su crudeza, en toda su belleza embarrada. Tensi¨®n, defensas al l¨ªmite, rebotes de ataque que resonaban como el movimiento de placas tect¨®nicas. Cada triple parec¨ªa valer 8 puntos, cada p¨¦rdida parec¨ªa crucial, cada posesi¨®n pesaba como el plomo. Despu¨¦s de tres partidos de signo irregular pero un color claro (dos de los Lakers, uno de los Heat) el cuarto fue la gran colisi¨®n que todo el mundo esperaba, la pieza central (por ahora: veremos) de estas Finales 2020.
Y ganaron los Lakers. Que est¨¢n 56-0 cuando mandan despu¨¦s de tres cuartos (esta vez 70-75) y que, y este es el dato que les empuja hacia el t¨ªtulo, no han perdido (4-0 tras derrota) dos partidos seguidos en playoffs. Siempre se recomponen, siempre ajustan, siempre muestran como m¨ªnimo la misma necesidad que su rival. En ese sentido, estos cuatro actos de las Finales se han parecido a los cuatro primeros del Lakers-Nuggets anterior: una exhibici¨®n para empezar, un segundo partido m¨¢s igualado, una derrota en el tercero y un ejercicio de responsabilidad competitiva, esfuerzo y voluntad en el cuarto. Entonces crucial, veremos ahora. Solo una vez se ha remontado un 3-1 en las Finales. Fue, nadie lo habr¨¢ olvidado, el milagro de los Cavaliers en 2016 contra los Warriors del 73-9. El milagro de un LeBron que, aunque solo sea por ese feliz recuerdo, no dejar¨¢ que su equipo baje la guardia. Le separa un partido, 48 minutos de baloncesto, de su cuarto anillo con tres camisetas diferentes y siempre como jugador franquicia. Algo que no ha hecho nadie. Y tiene tres balas. ?Alguien se atreve a apostar contra ¨¦l?
Los Heat mantuvieron el plan que hab¨ªa funcionado dos d¨ªas antes. Y en gran parte volvi¨® a dar resultado, al menos por lo que se refiere una defensa que sigue colapsando la zona, creando atascos cerca del aro y haci¨¦ndoles la vida dif¨ªcil a LeBron y, sobre todo, Anthony Davis. El gran problema de los Heat, que adem¨¢s recuperaron a Adebayo (no todav¨ªa a Dragic, que se prob¨® durante el calentamiento), es que su ritmo de ataque baj¨® dram¨¢ticamente despu¨¦s de anotar casi a placer en muchos tramos de los dos partidos anteriores. Enfrente se encontraron a unos Lakers que cambiaron radicalmente de actitud, subieron revoluciones por f¨ªsico y concentraci¨®n y jugaron un monstruoso partido defensivo. Impecable, temible. Los Heat se quedaron en 96 puntos a pesar de que en el ¨²ltimo cuarto le entraron los triples a Tyler Herro (21 puntos, 7 rebotes). Un esfuerzo tremendo para molestar a los tiradores y un cambio de formato en la protecci¨®n contra las penetraciones de Jimmy Butler, que esta vez se qued¨® en 22 puntos (con 10 rebotes y 9 asistencias: muy bien pero no excelente), solo nueve en la segunda parte. Frank Vogel lanz¨® a Davis sobre ¨¦l despu¨¦s de los bloqueos y el ala-p¨ªvot realiz¨® un trabajo descomunal, que pudo valer un buen trozo del anillo. Su presencia defensiva fue el elemento diferenciador, la clave. Como en tantos y tantos partidos.
Davis, que sufri¨® mucho para anotar durante dos cuartos y medio, acab¨® con 22 puntos, 9 rebotes, 4 asistencias y 4 tapones. Y meti¨® el triple definitivo a 39 segundos del final, para un 100-91 que dio a los Lakers un por fin tranquilizador +9. La mayor ventaja para cualquiera de los dos equipos en una noche de cuchillos largos y en la que todos los jugadores que pisaron la pista sab¨ªan lo que hab¨ªa en juego. Sobre todo LeBron, que para algo est¨¢ en sus d¨¦cimas Finales. Despu¨¦s de empezar otra vez con muchas p¨¦rdidas por forzar pases hacia la pintura, y de jugar un gris primer tiempo, acab¨® con una en toda la segunda parte (6 totales), 11 puntos en el ¨²ltimo cuarto y un 28+12+8 que le elev¨® en un tramo decisivo en el que fue superior a Butler. Algo que tambi¨¦n necesitaban los Lakers, incluso an¨ªmicamente. LeBron, 35 a?os, promedia en la serie 27,8 puntos, 11 rebotes y 8,5 asistencias con un 54% en tiros. Y lleva seis playoffs en su carrera rebasando el 500+100+100. En toda la historia, solo ha logrado algo as¨ª un jugador m¨¢s¡ y solo una vez: el inolvidable Larry Bird.
Los Heat tuvieron su momento, sobre todo en un segundo cuarto en el que los Lakers fallaron muchos tiros. Despu¨¦s del descanso, ya con los nervios a flor de piel, sobrevivieron punto a punto hasta llegar 88-90 a los ¨²ltimos tres minutos. Ah¨ª recibieron cinco puntos (un triple y una penetraci¨®n firme) de Kentavious Caldwell-Pope, que adem¨¢s de matarse en defensa inclin¨® casi definitivamente el partido y acab¨® con 15 puntos y 5 asistencias. El mejor de unos secundarios en los que todos (Rondo, Morris, Green, Caruso, Kuzma¡) aportaron. Sin fuegos artificiales, pero con hormig¨®n y alambradas. As¨ª son estos Lakers 2019-20 y as¨ª ganaron el partido que les devuelve la inercia de las Finales despu¨¦s de dos d¨ªas de rebeli¨®n de los Heat, que tienen ahora casi 72 horas de descanso hasta que jueguen para intentar salvar el primer match ball (la noche del viernes, 03:00 hora espa?ola). Dif¨ªcilmente podr¨¢n hacerlo si vuelven a meter menos triples (11 por 14) y si no pueden vivir de los groseros fallos que los Lakers cometieron en el tercer partido y no repitieron esta vez: 15-15 en p¨¦rdidas, 32-34 en puntos en la pintura¡
Fue una batalla tremenda, un gran partido de Finales, un duelo con sensaci¨®n de decisivo desde el salto inicial. Un brutal ejercicio de intensidad de dos equipos que se desfondaron y cruzaron golpes hasta el ¨²ltimo minuto. Y ah¨ª se impusieron, cuesti¨®n de defensa y voluntad, los Lakers: 3-1 y el decimos¨¦ptimo a un solo paso.