Las 10 Finales del Rey, "el mejor jugador de este maldito mundo"
LeBron llega a sus d¨¦cimas Finales, el primero en conseguirlo desde Kareem. Lo hace en 17 a?os y con la posibilidad de ganar su cuarto anillo. La NBA, a los pies del Rey.

"Es el mejor jugador de este maldito mundo". Eran las palabras de Danny Green tras la clasificaci¨®n de los Lakers a las Finales de la NBA, las primeras de la franquicia en una d¨¦cada. Hablaba, obviamente, de LeBron James. Ese jugador adimensional, uno que sigue luchando contra el mundo, la historia y el tiempo y aumenta una leyenda que ya era inabarcable antes de conseguir su en¨¦simo hito, uno m¨¢s dentro de una carrera que ha convertido en costumbre coleccionarlos. Tambi¨¦n es casi una tradici¨®n, algo que ha pasado de ser posible a probable, que el equipo en el que est¨¢ LeBron se clasifique para las Finales, algo que los Lakers hacen por primera vez desde 2010. Una d¨¦cada horribilis en la que la estrella ha sumado nueve Finales de diez posibles, ocho de ellas consecutivas. Solo se ausent¨® el a?o pasado, cuando los angelinos se quedaron fuera de playoffs y algunos pronosticaban el fin de un reinado que ha tenido un par¨¦ntesis en el que se ha colado Kawhi Leonard. Un reinado tan merecido como ef¨ªmero, con unos Warriors que han sido un colectivo hist¨®rico que se ha encontrado, casi de forma exclusiva, con un jugador al que se han tenido que enfrentar de manera ininterrumpida de 2015 a 2018, con tres victorias y una derrota, en esa oda al baloncesto y al deporte que represent¨® el 2016, un a?o en el que James consigui¨® otro de sus numerosas haza?as.
En esa temporada, LeBron llev¨® a Ohio el anillo prometido, remont¨® un 3-1 en las Finales por primera vez en la historia y bati¨® a uno de los mejores equipos de todos los tiempos. Eran sus sextas Finales consecutivas y las s¨¦ptimas en total, todas fraguadas con actuaciones memorables que han ido poniendo en contexto que se trataba, en el fondo y en la forma, de un jugador hist¨®rico. Con todo en contra, aficionados y analistas criticaban su estilo, negaban ciertas evidencias y se aferraban a otras, y excusaban sus victorias haciendo hincapi¨¦ en el c¨®mo hasta que se quedaron sin argumentos para rebatir semejante leyenda. Contra eso ha tenido que luchar un hombre que representa la mejor historia de su generaci¨®n, una narrativa a la que la NBA se ha aferrado para bien o para mal y que ha derivado en un enfrentamiento hollywoodense que pon¨ªa a LeBron contra el mundo. O viceversa. Sin embargo, El Rey ha acabado acallando detractores y gan¨¢ndose, por calidad y car¨¢cter, a la opini¨®n p¨²blica, ese lugar en el que se libran las batallas que deciden las guerras, una que ya ha ganado, postul¨¢ndose como un ser de otro planeta, un hombre al que los rivales muestran un respeto reverencial y al que queremos ver jugar toda la eternidad. E incluso cuando la misma llegue a su fin para demostrarnos esa verdad inc¨®moda que nos dice que todo se acaba, LeBron ser¨¢ imperecedero en el recuerdo, con una NBA que le ha pertenecido y que, camino de los 36 a?os (se dice pronto), puede volver a ser suya.
LeBron, con este nuevo r¨¦cord, ha transportado al gran p¨²blico a ¨¦pocas pasadas, vistas en blanco y negro o en una NBA en plena efervescencia que, en su lucha constante por evolucionar, ha visto como r¨¦cords prehist¨®ricos se hac¨ªan imposibles de igualar. Lo 11 anillos de Bill Russell, el domino de los Celtics de los 50 y 60, los m¨¢s de 38.000 puntos de Jabbar o los 100 en un s¨®lo partido de Chamberlain. Muchos se han acercado a semejantes logros e incluso Jordan, posterior a esa horda de nombres legendarios, es considerado por muchos mejor que ellos, merced a seis anillos en ocho a?os que demostraron el ¨²nico dominio equiparable a los Celtics de Bill Russell hasta que entraron en escena los Warriors de Stephen Curry. Tambi¨¦n Jordan, y luego Kobe, tontearon con los r¨¦cords de anotaci¨®n de Chamberlain, Baylor y compa?¨ªa. His Airness consigui¨®, por ejemplo, meter m¨¢s de 3.000 puntos en una sola temporada, algo que data de la 1986-87 y que antes solo el gigante Chamberlain hab¨ªa logrado. Kobe y Harden se quedaron en 2.8000 (y pico) y sigue pasando tiempo sin que nadie llegue a semejantes cifras. Tambi¨¦n pasa el tiempo y el r¨¦cord de Jabbar se mantiene inamovible, en ese tope de puntos de la historia al que solo Karl Malone se pudo acercar. Y la quimera de los 100 puntos en un partido parece tan lejana como irreal, como si semejante cifra fuera una mentira, algo que muchos mantienen que es.
R¨¦cords, r¨¦cords y m¨¢s r¨¦cords
Solo LeBron, en su incansable empecinamiento, consigue hitos semejantes. Es el ¨²nico que amenaza de manera real el trono del m¨¢ximo anotador hist¨®rico. Fue el ¨²nico en sumar ocho Finales consecutivas desde que lo hicieran Russell y sus Celtics. Y ahora, ha alcanzado sus d¨¦cimas Finales, un n¨²mero redondo, m¨¢gico, al que ni Jerry West, Elgin Baylor o Magic Johnson llegaron. Jabbar fue el ¨²ltimo en lograrlo, en 1989, cuando los Lakers cayeron ante los Bad Boys de Detroit por 4-0 y pusieron fin a la carrera del p¨ªvot, que abarc¨® 20 temporadas. En la mitad se col¨® en la ¨²ltima ronda de los playoffs, algo que James ha hecho en tan solo 17 a?os, con un porcentaje incre¨ªble. En los siete primeros, una sola vez, con 22 a?os y esa exhibici¨®n en las finales del Este ante los Pistons de 48 puntos, en un partido con dos pr¨®rrogas en los que anot¨® loss ¨²ltimos 25 puntos de su equipo. En los diez ¨²ltimos, nueve ocasiones m¨¢s, la ¨²ltima ahora, camino de los 36 y 13 a?os despu¨¦s de su estreno. Adem¨¢s de Jabbar, los ¨²nicos que han llegado a los dobles d¨ªgitos en Finales son Sam Jone y Bill Russell, con 11 y 12 apariciones respectivamente. Y 10 y 11 t¨ªtulos, n¨²meros que s¨ª parecen inalcanzables y a los que solo se ha acercado un tal Robert Horry, dejando atr¨¢s a Jordan (6), Kobe (5), Duncan (5) o el propio LeBron, que ha perdido seis Finales (West y Baylor perdieron ocho, cosas que pasan por coincidir con Russell).
Hablando de Horry, es el ¨²nico de la historia junto a John Salley en ser campe¨®n con tres equipos diferentes, algo que podr¨ªa conseguir LeBron junto con su compa?ero Danny Green. Y adem¨¢s, si es elegido MVP de las Finales, ser¨ªa el primero en hacerlo, otra vez, en tres equipos diferentes. Algo que podr¨ªa haber hecho Kawhi tambi¨¦n este a?o. Pero claro, si algo ha demostrado la temporada del coronavirus, es la diferencia real que hay, en cuanto a concepci¨®n y morfolog¨ªa, entre ambos jugadores. Porque s¨ª, Kawhi es muy bueno, pero poco se puede hacer ante la eterna (y eternizada) sombra de un LeBron que no solo bate r¨¦cords de otras eras, sino que se comporta como los jugadores de entonces (y s¨ª, hablamos del load managment). Y, por si fuera poco, asume el reto de liderar a una de las pocas franquicias que tienen una sombra m¨¢s grande que la suya propia, sacarles del abismo que ha representado la peor d¨¦cada de su historia y llevarles al lugar donde les corresponde. Y dej¨¢ndoles, si gana el anillo, igualado con los Celtics en el r¨¢nking hist¨®rico, algo que demuestra claramente la influencia de un hombre que adem¨¢s es una de las voces m¨¢s respetadas del panorama deportivo estadounidense y una de las personas m¨¢s influyentes del pa¨ªs m¨¢s influyente del mundo. Y de paso, del mundo en s¨ª.
Y si LeBron gana, se podr¨¢ empezar a hablar de otro debate, ese que coloca a Jordan en lo m¨¢s alto casi por unanimidad, o a Jabbar en susurros. Ya veremos c¨®mo se toman esto los ac¨¦rrimos y, de nuevo, la opini¨®n p¨²blica, una espada de Damocles poderos¨ªsima te relega al ¨²ltimo lugar tan r¨¢pido como te asciende al primero. De eso vive la Liga, del debate constante, del discurso hollywoodense, de las narrativas emocionales que convierten una carrera en un guion de pel¨ªcula. Uno que, en el caso de LeBron, ha escrito el mismo, liderando la era de los jugadores empoderados y, The Decision mediante, d¨¢ndoles una influencia que pasa de forzar un traspaso a parar una competici¨®n cuando se acaba de reanudar. Otro m¨¦rito que se le puede conceder a un LeBron que tiene m¨¢s poder que ninguno y que se lo ha ganado a pulso d¨¢ndole la vuelta a lo generalizado, lo mayoritario y lo que ¨¦l mismo hab¨ªa originado. James pas¨® de odiado a amado en una d¨¦cada, y hoy todav¨ªa hay qui¨¦n se pregunta c¨®mo ha podido conseguir algo as¨ª m¨¢s all¨¢ de ganando, desde ese sexto partido en Boston en el que se quit¨® el sainete de hombre que no aparece en partidos importantes (45+15+5 en 2012) a esos playoffs de 2018 en el que se forj¨® la epopeya de solo contra el mundo. Y gan¨® el mundo. O los Warriors m¨¢s bien. Pero solo llegar a enfrentarse a ellos y endosarles 51 puntos en el primer partido, se consider¨® una victoria. La despedida de Ohio entre aplausos, radicalmente distinta a la de 2010, dio buena cuenta de que su trabajo estaba hecho y su nueva marcha justificada. Y de que hab¨ªa pasado del amor al odio en un mundo en el que, ya se sabe, odiar es infinitamente m¨¢s sencillo.
10 Finales. M¨¢s que 27 franquicias de la NBA (solo le superan Warriors, Celtics y Lakers). Cuatro con los Heat, cinco con los Cavs y ahora est¨¢, con los Lakers. El jugador m¨¢s grande en el mercado m¨¢s grande, el de mayor glamour. Ese en el que puede dejar, si gana (o incluso sin ganar) una huella imborrable de la magnitud de otras como las de Phil Jackson, Pat Riley, Kobe, Kareem, Magic, Shaq, West, Baylor... un sinf¨ªn de nombres que cuelgan en lo alto del Staples, donde a buen seguro acabar¨¢ el suyo. Igual que en Cavs y Heat, convirti¨¦ndose a buen seguro en el primero que lo consigue en tres franquicias diferentes. Otro hito m¨¢s. El en¨¦simo. Nada raro en un hombre que ha normalizado el cumplirlos y que sigue su incesante lucha contra el tiempo mientras se gana, de nuevo, a la opini¨®n p¨²blica y, de paso, consigue su sitio definitivo en la historia. LaBron, vuelve a las Finales. Y por la puerta grande, con 38 puntos, 16 rebotes y 10 asistencias. Otra actuaci¨®n para los anales, c¨®mo no, de un Rey que quiere su corona para inaugurar un reinado que dure, si puede ser, para siempre. Ya saben, LeBron James: "el mejor jugador de este maldito mundo".