Paul Pierce: once pu?aladas... y 28 puntos solo 37 d¨ªas despu¨¦s
Ma?ana se cumplen 20 a?os del incidente en un local nocturno de Boston que pudo costarle la vida a Paul Pierce. Ocho a?os despu¨¦s, fue campe¨®n y MVP de las Finales.
Ma?ana, 25 de septiembre, se cumplen 20 a?os de una pelea que pudo ser tr¨¢gica y que acab¨® siendo, por suerte, solo un cap¨ªtulo horrendo de la vida de Paul Pierce, el campe¨®n y MVP de las Finales de 2008 con Boston Celtics, la legendaria franquicia que ya ha elevado su n¨²mero 34 al techo del TD Garden, donde casi no caben ya m¨¢s camisetas. A Pierce, un chico nacido en Oakland que creci¨® en Inglewood idolatrando a los Lakers del Showtime (las iron¨ªas de la vida), le dio Shaquille O¡¯neal su apodo, The Truth, la verdad, cuando el alero ten¨ªa 23 a?os y despu¨¦s de que le m¨ªtico p¨ªvot acabara impresionado tras un duelo cara a cara: ¡°Apuntad esto: me llamo Shaquille O¡¯Neal y Paul Pierce es la puta verdad. Citadme en eso, no voy a quitar ni una coma. Sab¨ªa que era bueno, pero no sab¨ªa que pod¨ªa ser tan bueno. Paul Pierce es la verdad (the truth)¡±.
N¨²mero 10 del draft del 1998, Pierce aterriz¨® en una franquicia hist¨®rica que braceaba en el chicle de su peor crisis: en un tramo de ocho a?os sin balance ganador (1993-2001), seis sin playoffs (1995-2001) y una d¨¦cada sin ganar una eliminatoria, desde la derrota en segunda ronda de 1992 al pinchazo en la final de Conferencia de 2002, contra los Nets. Eran aquellos Celtics a los que rodeaban una tremenda presi¨®n y a cuyos aficionados (muy soliviantados) dijo Rick Pitino, desesperado, aquello de que ¡°Larry Bird no va a aparecer por esa puerta¡±.
Los Celtics, en aquel 25 de septiembre de 2000, sintieron otra vez el aliento de la tragedia, que hab¨ªa helado los huesos de la franquicia con las muertes de Len Bias, tras una noche de excesos en 1986, y de Reggie Lewis, que cay¨® fulminado por un problema cardiaco en la pista de entrenamiento en 1993. Paul Pierce, con 23 a?os, estuvo muy cerca de dar otro golpe horrible a la franquicia verde. Sali¨® adelante, y se enclaustr¨® en el baloncesto como santuario para escapar de las consecuencias emocionales del incidente: se replante¨® su estilo de vida por completo, contrat¨® vigilancia para su casa las 24 horas y llev¨® un arma durante dos a?os.
El incidente: Paul Pierce y un grupo de amigos se acercaron a unas mujeres en el Buzz Club, en una zona de mucho movimiento nocturno de Boston. Alguien se le acerc¨® a decirle que no hablar con ellas, y Pierce no recordaba mucho m¨¢s despu¨¦s, solo que la adrenalina apenas le hizo sentir ni el botellazo en la cabeza que le oblig¨® a una cirug¨ªa en la zona de un ojo ni, sobre todo, a las once pu?aladas que recibi¨®, al menos tres en el est¨®mago y cinco por la espalda, con dos armas diferentes. Una de las heridas era de casi 18 cent¨ªmetros de profundidad. Su vida corri¨® serio peligro y se salv¨® un par de cent¨ªmetro a la izquierda o a la derecha y, seg¨²n los m¨¦dicos, por la chaqueta de cuero que llevaba. Hab¨ªa llegado al hospital casi sin aire (tuvo que ser intervenido en un pulm¨®n que colapsaba) y preguntando si iba a morir mientras aceleraba el coche de Tony Battie, su compa?ero en los Celtics y uno de los que estaba con ¨¦l en el Buzz Club.
Lo verdaderamente incre¨ªble, y algo a lo que quiz¨¢ no se ha dado el suficiente valor en la carrera de Pierce, es que a las pocas semanas estaba entrenando, y que el 1 de noviembre (hab¨ªa sido apu?alado, recuerdo, el 25 de septiembre) jug¨® el primer partido de la temporada 2000-01: 28 puntos, 6 rebotes y 5 asistencias en m¨¢s de 38 minutos en pista (103-83 a los Pistons). Cuando lo draftearon (sorprendidos de que hubiera ca¨ªdo hasta el n¨²mero 10) los Celtics sab¨ªan que se llevaban a un jugador duro, pero no sab¨ªan que se hac¨ªan con uno tan duro, uno que cargar¨ªa con el peso de un equipo hist¨®rico y ser¨ªa, ocho a?os despu¨¦s, referente y campe¨®n junto a Kevin Garnett y Ray Allen, el big three que dirigi¨® Doc Rivers.
Kenny Anderson, compa?ero de Pierce en aquellos Celtics, se maravilla recordando su capacidad para sobreponerse al drama y sus secuelas: ¡°Vi que iba a ser especial, vi que iba a ser importante, que iba a ser alguien como Larry Bird. Los Celtics ten¨ªan que seguir apostando por ese chico. Y lo hicieron, y fue campe¨®n. Me alegr¨¦ mucho, logr¨® lo que se merec¨ªa. Desde una situaci¨®n muy dura se recompuso, recuper¨® la pasi¨®n por el baloncesto, lo dio todo por la gente de Boston y gan¨® un t¨ªtulo para ellos. Y ahora casi no se habl¨® de lo que pas¨®, es una locura. Seguramente lo normal es que hubiera muerto, digamos las cosas como son. Fue apu?alado varias veces, es de locos. Y vivi¨®, y sigui¨® jugando. Es incre¨ªble c¨®mo se recuper¨® de todo eso. Y sigui¨® en la misma ciudad donde hab¨ªa sucedido todo. Normalmente se huye de algo as¨ª, pero sigui¨® 11 o 12 a?os jugando all¨ª, en Boston. A d¨ªa de hoy me sigue pareciendo todo incre¨ªble¡±.