El borr¨®n de Kawhi y 50 a?os de miseria: fracaso de los Clippers
Los Clippers siguen sin saber lo que es jugar una final de Conferencia. No lo han logrado ni en el a?o en el que juntaron a Kawhi Leonard y Paul George. Una incre¨ªble ocasi¨®n perdida.

Cincuenta a?os despu¨¦s, los Clippers siguen sin jugar una final de Conferencia. No sin ser campeones o sin pisar unas Finales de la NBA: sin-superar-la-segunda-ronda. Ni en Buffalo, ni en San Diego ni en L.A. Ni como Braves ni como Clippers. Ni con Chris Paul, Blake Griffin y DeAndre Jordan ni con Kawhi Leonard y Paul George. Ni con Donald Sterling, uno de los peores propietarios de la historia del deporte estadounidense (y un ser humano despreciable, por todo lo que sabemos), ni con Steve Ballmer, el padrino de Microsoft que tiene m¨¢s de 70.000 millones y que, aspavientos al margen, ha hecho por ahora todo lo que se puede hacer para mimar, rehabilitar y relanzar a una franquicia definitivamente maldita.
2020 era el a?o. Para muchos de ser campeones, aunque esa dif¨ªcilmente puede ser una obligaci¨®n. Pero s¨ª, desde luego, de superar esa segunda ronda que, hay que frotarse los ojos (o no, en realidad) ha vuelto a ser insalvable. En medio siglo, los Clippers solo se han metido en playoffs 15 veces, y tienen el r¨¦cord de m¨¢s a?os (treinta, hasta 2006) sin ganar una primera ronda. Solo han jugado semifinales del Oeste, de hecho, seis veces. En las dos ¨²ltimas, las dos con Doc Rivers como entrenador, han perdido despu¨¦s de ir ganando 3-1. Lo de franquicia maldita (la peor del deporte USA, seg¨²n Sports Illustrated hace unos cuantos a?os) tal vez sea un t¨®pico, pero es uno tremendamente testarudo. Hace seis a?os, en 2015, los Clippers ganaban 3-1 a los Rockets. En el sexto partido, en su casa y todav¨ªa con 3-2 a favor, mandaban 92-79 en el inicio de un ¨²ltimo cuarto que perdieron 15-40 a base de triples y heroicidades de, atenci¨®n, Josh Smith y Corey Brewer. Si aquello fue escandaloso y tuvo un punto tristemente c¨®mico, lo de esta derrota de 2020, del 3-1 al 3-4 contra los Nuggets, es profundamente doloroso, absolutamente grave, hist¨®ricamente desastroso y desde todo punto de vista incomprensible¡ o no.
Una debacle para la historia de la NBA
Esta derrota de 2020 supone, sobre todo si se atiende a las formas, una de las mayores sorpresas de la historia reciente de la NBA. Estrat¨¦gicamente, es un golpe descomunal para una franquicia con muy poco margen de error. Y que, en el a?o en el que se posicion¨® para rascar algo del mercado de Los ?ngeles, ha visto como el representante de la ciudad en la final del Oeste es el odioso y sempiterno vecino, unos Lakers que han resucitado del peor tramo de su historia en el momento m¨¢s da?ino para el min¨²sculo ocupante del otro vestuario del Staples Center. De hecho, seguimos sin tener Hallways Series (el derbi de los dos equipos del Staples, el duelo de L.A.) en playoffs. Parece otra maldici¨®n: en 2006 los Lakers desperdiciaron un 1-3 con los Clippers esperando en segunda ronda y esta vez han sido estos ¨²ltimos los que han perdido tres partidos seguidos mientras aguardaba el gran enemigo que nunca es. Ni por historia ni por verdadera rivalidad. Tampoco este a?o.
Para colmo, el equipo vendi¨® una imagen contraria al aura hollywoodiense de su rival con una campa?a de hype de pretemporada en la que se ensalzaban la qu¨ªmica, la resiliencia, la autenticidad, el trabajo duro. Finalmente, s¨ª ha habido un equipo de Los ?ngeles que en esta temporada ha abrazado esos valores. Pero han sido los Lakers. Que adem¨¢s juntaron a LeBron y Anthony Davis y compitieron de forma ejemplar durante un curso en el que, por desgracia, se han sucedido los homenajes tras el tr¨¢gico fallecimiento de Kobe Bryant.
El primer paso hacia un cambio de guardia en el baloncesto de Los ?ngeles parec¨ªa lejano pero posible en agosto. Ahora vuelve a ser una opci¨®n microsc¨®pica, aparentemente inalcanzable para el eterno vecino pobre.
Un curso completo con los deberes sin hacer
La cuesti¨®n es que esta vez no hay excusas. Los Clippers nunca han tenido la temible defensa que promet¨ªan (Patrick Beverley, Kawhi Leonard, Paul George¡). Y en ataque han sido un mont¨®n de talento acumulado hasta formar una torre muy alta pero muy inestable. El mensaje, y pas¨® algo hasta cierto punto parecido con los Celtics 2018-19, vuelve a estar claro: no todo consiste en acumular buenos jugadores y fiarlo a pulsar en en playoffs un interruptor imaginario. No basta con potencial, no se gana a base de load management, de acunarse en los estamos todav¨ªa en el mes de y los este equipo no ha perdido cuando...
Los descansos, la apuesta por la intrascendencia de la Regular Season y la confianza en que la qu¨ªmica y los sistemas aparecer¨¢n por arte de magia simplemente cuando el nivel competitivo lo exija son unos cimientos muy poco fiables para un equipo muy nuevo y con dos grandes estrellas (Kawhi y George) que no tienen entre sus virtudes un tipo de liderazgo vocal y universal. Son de otra manera, sobre todo Kawhi. As¨ª que quiz¨¢ hab¨ªa que esperar que su equipo se adaptara a ellos de otra manera. Y solo hay que ver, el ejemplo est¨¢ a la vuelta de la esquina, lo que hizo Nick Nurse en Toronto la temporada pasada. Los Raptors, por cierto, han ca¨ªdo en el mismo sitio que los Clippers (el s¨¦ptimo partido de semifinales) despu¨¦s de ganar m¨¢s en Regular Season y de sufrir menos en primera ronda. Hay una ense?anza tambi¨¦n ah¨ª.
Como los adalides del load management (los descansos planificados de los jugadores durante la temporada) convertido en dogma de fe suelen usar argumentos resultadistas, es buen momento para rebatirles con la misma moneda: los Clippers han perdido contra un equipo que jugaba su partido 14 en playoffs y parecieron fundidos en los momentos decisivos. Doc Rivers puso ¨¦nfasis en que su equipo estaba ¡°agotado¡± y el periodista Marc J Spears cont¨® que varios jugadores ped¨ªan el cambio despu¨¦s de apenas tres minutos en pista ya en el ¨²ltimo cuarto y con la temporada en el alambre. Algo que no se ha hecho bien tampoco ah¨ª, desde luego. Y da que pensar que esa filtraci¨®n corriera por las redes apenas minutos despu¨¦s de la eliminaci¨®n.
Los Clippers no han trabajado su defensa (un trampantojo, finalmente) en ning¨²n momento de la temporada. Sus soluciones casi siempre pasaban por lanzar a Kawhi (que no pod¨ªa defender a la vez a Jamal Murray y Nikola Jokic) sobre el mejor jugador rival. Eso basta contra muchos equipos, pero no es la receta para ganar el t¨ªtulo. Cuando los Nuggets iniciaban su acci¨®n definitiva en los ataques, hab¨ªan hecho tantas cosas (con el bal¨®n y sin ¨¦l) que hab¨ªan desmadejado a una defensa que ya estaba d¨¦cimas de segundo por detr¨¢s de cada decisi¨®n, una sentencia de muerte contra un playmaker tan iluminado como Jokic. En ataque, los Clippers no han tenido nunca demasiado sentido y han ganado mucho por rachas aplastantes de sus excelentes anotadores. Sin creadores (ni George ni Kawhi lo son, realmente), sin bases puros, sin un buen p¨ªvot suplente¡ su rotaci¨®n no era en realidad la gran maravilla que se vendi¨®. No para playoffs. Montrezl Harrell es un jugador pint¨®n y muy ¨²til¡ pero sus lagunas defensivos han sido un sustento esencial en la remontada de unos Nuggets que siempre le buscaron a ¨¦l, a Landry Shamet¡ y a Lou Williams, un jug¨®n de playground que en Regular Season gana muchos partidos y en las eliminatorias resta en defensa tanto como da en ataque. Esta vez m¨¢s, incluso: 4/27 en triples en la serie. Cuando las cosas no terminaban de funcionar a pleno rendimiento, los Clippers sumaron m¨¢s y m¨¢s y m¨¢s: un trade potente por Marcus Morris, Reggie Jackson, hasta una moneda al aire por Joakim Noah. Pero no era cuesti¨®n de m¨¢s nombres, finalmente.
Un hundimiento que se?ala a todos
Con la temporada descarrilando, los Clippers firmaron en el ¨²ltimo cuarto cuatro puntos y una canasta en juego durante los primeros ocho minutos. Los cuatro puntos los anot¨® JaMychal Green. A falta de 90 segundos para el final hab¨ªan metido 82, que acabaron siendo 89 despu¨¦s de los 98 del sexto partido. En el d¨ªa D, Kawhi Leonard se qued¨® en 14 puntos con un 6/22 en tiros y un 1/11 en la segunda parte. Ha sufrido mucho contra la defensa de Jerami Grant (h¨¦roe silencioso de los Nuggets) y no ha sido el mejor jugador de una eliminatoria gobernada por Nikola Jokic. Paul George, con una ya larga historia de problemas en partidos decisivos de playoffs, se qued¨® en 10 puntos, con un 2/11 en triples y m¨¢s p¨¦rdidas (5) que canastas (4). En el d¨ªa en el que todo acab¨®, los Clippers obtuvieron 24 puntos y un 10/38 en tiros de sus dos s¨²per estrellas. Doc Rivers no ten¨ªa otro plan, se vio desbordado por Michael Malone y se dedic¨® a desga?itarse pidiendo m¨¢s defensa, algo que sonaba hueco cuando segu¨ªan en pista jugadores como Williams, Harrell¡
Con todas sus contradicciones y su falta de planificaci¨®n y preparaci¨®n, los Clippers ganaban 3-1 a unos Nuggets que hab¨ªan pasado de milagro contra los Jazz (otra remontada ¨¦pica) y que no parec¨ªan tener argumentos defensivos para nada que pasara de ganar un par de partidos totales y maquillar su eliminaci¨®n ante lo que te¨®ricamente era un rival superior, un gran (?el gran?) aspirante al anillo. Pero en los partidos quinto, sexto y s¨¦ptimo, los Clippers firmaron un colapso para la historia. En las tres segundas partes, encajaron parciales de 49-67, 35-64 y 33-50. El total en los tres ¨²ltimos cuartos de esos partidos acab¨® en 59-94 para unos Nuggets mucho m¨¢s seguros, mucho m¨¢s trabajados, con jugadores mucho m¨¢s felices de compartir camiseta y pista (?y vestuario?).
Con 3-2 a favor, los Clippers solo anotaron 35 y 33 puntos en las segundas partes de dos partidos en los que pod¨ªan meterse en la final del Oeste por primera vez. En su historia, de hecho, est¨¢n 0-8 cuando han tenido opciones de avanzar a la pen¨²ltima ronda. Lo ¨²nico parecido en el deporte USA son las nueve derrotas de los Athletics (MLB). Se supon¨ªa que Kawhi Leonard era el ant¨ªdoto contra estos desastres, el jugador que lo iba a cambiar todo. ?l, que obliga a que su idiosincrasia (tan particular) lo impregne todo en sus equipos, tambi¨¦n tiene que responder por no haber estado a la altura en la parte que le correspond¨ªa.
Como Paul George¡ y como Doc Rivers, un tipo estupendo que t¨¢cticamente ha ense?ado, otra vez, muy poco. Es la tercera vez en su carrera como entrenador (antes 2003 con los Magic y la citada de 2015) en la que le remontan un 3-1 a favor. Sus equipos han perdido 27 partidos en los que pod¨ªan superar series, incluidos el posible triunfo en las Finales, con un balance muy cuestionable: 14 victorias, 27 derrotas. Tambi¨¦n ha perdido m¨¢s s¨¦ptimos que ning¨²n otro entrenador, ya ocho.
No tiene explicaci¨®n ni justificaci¨®n perder el quinto partido despu¨¦s de tenerlo 59-44 ya en el segundo tiempo. Ni mucho menos dejarse robar el sexto con 68-49 a falta de 22 minutos. Tambi¨¦n en el s¨¦ptimo, en cuya segunda parte nunca dieron sensaci¨®n de ser mejores que los Nuggets, amenazaron con dar el golpe antes del descanso: 54-43. No tiene explicaci¨®n dejarse remontar as¨ª (m¨¢s all¨¢ del enorme m¨¦rito de unos Nuggets excepcionales cuando tocaba serlo), una vez que todo estaba de cara¡ pero lo cierto es que la eliminaci¨®n s¨ª la tiene. No se puede tentar a la suerte, holgazanear, dejarse trabajo pendiente, pensar que el equipo crecer¨¢ simplemente porque la exigencia competitiva le obligar¨¢ a hacerlo. No funciona as¨ª; y as¨ª se estrellaron los Celtics en 2019 (ahora est¨¢n en la final de Conferencia¡ sin Horford y sin Kyrie) y, en un caso mucho m¨¢s grave, as¨ª se han estrellado los Clippers en 2020. Un equipo al que no le sobra nada, que no tiene historia a la que aferrarse (de hecho huye de ella), ni afici¨®n con la que consolarse. Y que no pod¨ªa dejar pasar una oportunidad tan buena de iniciar una nueva era. Y menos en el a?o en el que Kawhi rechaz¨® a los Lakers y al campe¨®n, los Raptors, para firmar con ellos. Y menos si, finalmente, son los Lakers los que, otra vez, no dejan de dar que hablar. Y son, otra vez, los que est¨¢n en la final de la Conferencia Oeste. La que no han pisado los Clippers en cincuenta a?os de historia.
Comienza la temida cuenta atr¨¢s
El pasado verano, los Clippers fueron con todo a por Paul George. Era obligatorio hacerse con ¨¦l para terminar de convencer a un Kawhi que presionaba a fondo alargando la sombra de los Lakers; era los dos o ninguno. Por eso, y en un movimiento entonces comprensible, le dieron a los Thunder un jugador de primer nivel como Danilo Gallinari, un proyecto de estrella joven como Shai Gilgeous-Alexander (del que se deshicieron con demasiada alegr¨ªa) y, una barbaridad, tres primeras rondas propias (2022. 2024 y 2026), dos v¨ªa Miami (2021 y 2023) y el derecho a intercambiar otras dos. Un precio hist¨®rico para el gran ¨®rdago. El futuro, hipotecado para construir un presente sin el que, en realidad, no habr¨ªa futuro. Como el tren iba a toda m¨¢quina y no iba a ser cuesti¨®n de que faltara carburante en el peor momento, a la llegada despu¨¦s de Reggie Jackson se sum¨® otra inversi¨®n muy inflada por Marcus Morris, en invierno: Mo Harkless, la primera ronda de 2020 y otra opci¨®n de intercambio adem¨¢s de una segunda ronda. Tambi¨¦n mandaron a los Wizards a Jerome Robinson, que acab¨® la temporada con sensaciones prometedoras.
Con todo lo que el dinero pod¨ªa comprar (desde luego con Ballmer nada va a ser cuesti¨®n de miedo al impuesto de lujo), los Clippers construyeron el favorito por consenso al anillo en el a?o en el que Kevin Durant se hab¨ªa ido y Klay Thompson no iba a jugar por lesi¨®n: un par¨¦ntesis de los Warriors. A priori, el ganador del verano (no hay anillo ni bandera en el techo del pabell¨®n para eso) pero un equipo sin forjar, que no hab¨ªa demostrado nada y que nadie sab¨ªa c¨®mo iba a jugar. Se vendi¨® r¨¢pido una defensa impenetrable y un ataque en formato martillo. Un equipo para jugar r¨¢pido o lento, defensivo u ofensivo, con jugadores grandes o peque?os¡ finalmente, una quimera. Para entender los patinazos de septiembre (es un a?o extra?o) hay que acordarse de los remoloneos y las excusa de noviembre, diciembre, enero¡
Sin pedigr¨ª ni grandes victorias en el zurr¨®n, los Clippers se pavonearon con gestos feos de Lou Williams y (muchos) de Patrick Beverley, un jugador tan consumido por su personaje que parece incapaz de jugar sin cargarse de faltas. Su celebraci¨®n de la llegada de Kawhi recorri¨® las redes, tambi¨¦n sus burlas a Damian Lillard ya en la burbuja, las cr¨ªticas del base a los Nuggets, el fe¨ªsimo pisot¨®n de Morris a Luka Doncic¡ con tanto aparato medi¨¢tico, tantas posibilidades y tanta chuler¨ªa, a los Clippers solo les ha dado en playoffs para ganar en seis partidos y con un par de buenos sustos a unos Mavericks que sumaron la expulsi¨®n y la lesi¨®n de Porzingins al esguince de Doncic. P¨ªrrico. En gran medida, rid¨ªculo.
Con la inversi¨®n hecha para hacer precisamente este equipo de centro comercial lujoso, los Clippers tienen que pensar en regresar con el mismo proyecto, veremos si con el mismo capit¨¢n. Doc Rivers sale muy tocado pero su figura en la NBA sigue siendo incuestionable. Se supone que intentar¨¢n renovar a sus agentes libres: Harrell, Morris, Green (tiene una player option)¡ Pero tambi¨¦n deber¨ªan intentar formar un equipo menos de Playstation y m¨¢s de playoffs reales, con roles m¨¢s definidos y suplentes m¨¢s viables¡ aunque metan menos puntos. El problema, y es en realidad ir¨®nico, es que en la NBA todo va muy r¨¢pido en estos tiempos a los que hemos llegado por, entre otras cosas, manejos como los de los Clippers el pasado verano. A Kawhi le queda otro a?o de contrato antes de tener una player option en 2021, exactamente igual que Paul George. Por esa estructura que eligieron ambos, este proyecto partia de una ventana inicial de dos a?os¡ y ha tirado a la basura el primero. La presi¨®n, es una historia recurrente en la actual NBA y en Milwaukee est¨¢n en las mismas con Antetokounmpo, ser¨¢ irrespirable si la temporada que viene el barco no da muestras tempranas de enderezar el rumbo.
Insisto: el asunto de la franquicia maldita es un t¨®pico trillado¡ pero condenadamente insistente. Los Clippers hab¨ªan mandado se?ales de alarma durante toda la temporada. Primero de que no estaban haciendo lo suficiente para justificar su condici¨®n de favoritos, despu¨¦s de que eran m¨¢s vulnerables de lo previsto¡ pero, finalmente, nadie pod¨ªa esperar una derrota as¨ª. Ante los Nuggets, tras estar 3-1 arriba, encajando remontadas incre¨ªbles y con una imagen finalmente deleznable. Todo, en esta temporada, era un castillo de naipes porque, finalmente, no hay anillo ni bandera en el techo para el campe¨®n del mercado veraniego. Siempre ha sido as¨ª. Y los Clippers, por eso, acaban de conocer la ¨²nica forma de perder que todav¨ªa les era ajena: la de hacerlo desde el puesto de gran favorito y provocando una decepci¨®n asombrosa, generalizada y, creo, hist¨®rica. Mala, mala cosa¡