El f¨ªsico de Zion, la cabeza de Lonzo.... el fracaso de los Pelicans
El primer a?o de la 'era Zion' ha estado marcado por los problemas f¨ªsicos del rookie y la irregularidad de un equipo que ha acabado haciendo aguas.

El primer a?o de la 'era Zion' en la NBA no ha acabado como muchos pensaban. Los playoffs tendr¨¢n que esperar para la joven plantilla de Nueva Orleans, que ha ca¨ªdo en problemas que podr¨ªan haber controlado y otros que no tanto en una temporada marcada por el coronavirus para la competici¨®n y por las lesiones para ellos. Los Pelicans cayeron la pasada madrugada ante los Spurs y se quedan sin disputar las eliminatorias por el t¨ªtulo, ese objetivo marcado a inicios de temporada. La inercia de marzo les permiti¨® mantener opciones y tener mejores sensaciones en su juego que tras la reanudaci¨®n, cuando han sido muy evidentes sus taras defensivas, los problemas particulares de algunos de sus jugadores (Zion entre ellos) e incluso la desidia con la que parecen haber llevado determinados enfrentamientos a pesar de tener una oportunidad ¨²nica para llegar a playoffs, auspiciada por una NBA muy amiga de las audiencias que daba una oportunidad a la que quiere que sea su nueva cara, poniendo adem¨¢s todos los partidos por la televisi¨®n nacional. Incluido el que les enfrentar¨¢ ma?ana a los Kings, una rareza con ambos equipos fuera de juego.
El tir¨®n de Zion se ha ido diluyendo y creciendo a partes iguales, con el jugador sufriendo problemas f¨ªsicos que le impidieron debutar hasta el 22 de enero, una fecha eternamente postergada y excesivamente anunciada para dar coba al hombre que viene a ocupar un hueco en la mejor Liga del mundo, qui¨¦n sabe la de si su cara definitiva. Con la carrera en ciernes de LeBron, el objetivo es encontrar una nueva referencia que acapare focos y de para buenas historias, algo que de momento no ha conseguido el propio Zion. M¨¢s all¨¢ de sus dificultades f¨ªsicas, sus aparentes siestas en el banquillo y el poco cuidado que parece tener sobre su alimentaci¨®n generan dudas entre los expertos. Mucho se sabr¨¢ sobre este tema en el inicio de la 2020-21, cuando se ver¨¢ la forma en la que llega la estrella y si tendr¨¢ el compromiso suficiente como para convertirse en lo que todo el mundo espera que sea, el l¨ªder de un equipo en reconstrucci¨®n que ha perdido a su primera y ¨²nica referencia desde que se cambi¨® el nombre de Hornets a Pelicans all¨¢ por 2013, Anthony Davis.
Hablar de fracaso puede ser excesivo a estas alturas del proyecto, pero lo que parec¨ªa que iba a ser una temporada espectacular se ha quedado en nada, con sensaciones en la burbuja para nada positivas y una mentalidad del sector joven todav¨ªa por mejorar. Han sido Derrick Favors y JJ Reddick los que han sostenido a los Pelicans en Disney, dejando a un lado a esa horda de jugadores que llegaron en el traspaso de Anthony Davis y que, con la adquisici¨®n de Zion v¨ªa draft, permit¨ªan so?ar con unos playoffs que el equipo ha disputado tan solo dos veces en siete a?os. Los exjugadores de los Lakers han andado entre sombras y luces, pero no se han llegado a convertir en la referencia que se les preve¨ªa en Los ?ngeles y su madurez se ha puesto en duda en los finales apretados, los partidos importantes y los momentos en los que se decide realmente cu¨¢l es el techo de la plantilla, ahora mismo incierto.
Los problemas de Zion
M¨¢s all¨¢ de sus te¨®ricos problemas de alimentaci¨®n y de sus problemas de lesiones, muchos de cintura para abajo consecuencia del peso que tienen que soportar unas piernas no excesivamente trabajadas, Zion tendr¨¢ que mejorar varios aspectos del juego si quiere convertirse en una verdadera estrella. Inici¨® su andadura en la NBA ante los Spurs con 4 de 4 en triples y en los 19 partidos que disput¨® antes del par¨®n se fue a 23,6 puntos y 6,8 rebotes con un 58,9% en tiros de campo, n¨²meros que alentaban al optimismo y que abrieron, con la boca peque?a, el debate por un Rookie del A?o que a buen seguro se acabar¨¢ llevando Ja Morant. Sin embargo, sus n¨²meros se han resentido tras la reanudaci¨®n, a pesar de esa foto que parec¨ªa mostrar lo mucho que se hab¨ªa cuidado en cuarentena, bajando a los 18 puntos por partido y con una restricci¨®n de minutos inicial que gener¨® controversia y provoc¨® un cierto distanciamiento con el entrenador, Alvin Gentry, que se?al¨® a los m¨¦dicos. La salida de la burbuja para volver a entrar, cuarentena de 10 d¨ªas incluida, unidos a sus problemas de lesiones, provoc¨® que los minutos se vieran tan reducidos como en su retorno, rompiendo esquemas con o sin ¨¦l y amasando la ofensiva cuando estaba, con lo que hac¨ªa mayor a¨²n la diferencia de juego que se desarrollaba con o sin su presencia.
Adem¨¢s, en los 24 partidos que los Pelicans han jugado, el r¨¦cord ha sido de 11-13, y las taras en el juego de la joven promesa se han hecho evidentes. En defensa, Zion es un coladero, con una actitud que roza incuso el pasotismo en ocasiones. Algo que se ha potenciado en la burbuja, con especial hincapi¨¦ del ¨²ltimo partido ante los Spurs: 25 puntos en 27 minutos, pero -21 con ¨¦l en pista. Una losa muy grande para un hombre que, adem¨¢s, no ha robado un s¨®lo bal¨®n ni ha hecho un tap¨®n en los seis encuentros disputados en Disney, reduciendo considerablemente su n¨²mero de rebotes y siendo un lastre en un equipo ya de por s¨ª flojo en defensa, recibiendo 117 puntos por noche, la cuarta pero marca de toda la NBA. Ni siquiera el fichaje de Jeff Bzdelik, un mago en los Rockets, les ha servido para mejorar en este aspecto del juego. Y todo esto, siendo la segunda plantilla que m¨¢s balones pierde por partido y la segunda con peor porcentaje de acierto en tiros libres (algo esencial para poder cerrar los partidos igualados). Una losa muy grande en un mercado muy peque?os, que pareci¨® haber dado con la tecla pero est¨¢ ahora sin margen de maniobra.
Volviendo a Zion, no se acaban ah¨ª sus limitaciones. Lo que en un inicio parec¨ªa un todoterreno es ahora un buen jugador con carencias. No pasa bien, no rebotea ni sabe defender, y en ataque es una mole dif¨ªcil de frenar en el interior pero que no tiene recursos para tirar de media distancia o desde la l¨ªnea de tres. Dribla poco, botar no es su mejor arma y es una m¨¢quina de producir puntos en pocos minutos, pero estar siempre en la zona condiciona el juego del equipo y le impide ser un peligro constante. De momento, tiene tiempo de sobra para a?adir armas a su juego, pero solo anotando debajo de la canasta va a tener complicado hacer da?o a sus rivales, sobre todo en unos hipot¨¦ticos futuros playoffs en los que la defensa puede ahogar rivales y anular su plan principal de manera efectiva. Y ah¨ª es cuando el plan b se convierte en una necesidad que penaliza al que no lo tiene. Y sino, que se lo digan a los Rockets.
Brandon Ingram, Lonzo Ball y el futuro
Al margen de Josh Hart, otro de los integrantes de los Lakers que lleg¨® a Nueva Orleans poniendo fin al sainete de Anthony Davis que desmadej¨® a los angelinos hace una temporada, Ingram y Ball siguen siendo dos promesas con un talento innegable que no terminan de explotar. Parec¨ªa que Ingram lo hac¨ªa, e incluso fue All Star por primera vez en su carrera, pero empez¨® a perder fuelle con la llegada de un Zion con el que no ha terminado de cuadrar de todo. Cierta desidia se ha apoderado de su juego en la burbuja, donde est¨¢ en 19,8 puntos por partido por los casi 24 a los que llegaba antes. Y con apenas un 42% en tiros de campo, siendo una losa que ha demostrado que le falta madurez y mentalidad para cerrar los partidos. La responsabilidad le agobia y las malas decisiones se le amontonan, estando varios minutos sin meter un tiro, tal y como pas¨® en los ¨²ltimos instantes del encuentro inaugural ante los Jazz, en el que iban ganando con comodidad pero acabaron haciendo aguas en los minutos finales. Y con poca capacidad de pase, originando huecos para sus compa?eros en las penetraciones pero sin saber cu¨¢ndo y c¨®mo encontrarlos.
Lo de Lonzo es otro cantar. La irregularidad se ha apoderado totalmente de ¨¦l, y tiene encuentros en el que empieza a meter tiros y a sumar triples-dobles con facilidad, pero los combina con rachas dif¨ªciles de soportar en una regular season de 82 partidos. Los bajones se le notan de manera casi bochornosa; en los cinco ¨²ltimos partidos previos al par¨®n, Lonzo se hab¨ªa ido a 20,8 puntos por partido, con un 54% en tiros de campo y un 52% en triples. En la burbuja se ha hundido, con 5,7 puntos, un 26% en tiros de campo y un 19% en triples. Una crisis espectacular que le ha hecho mucho da?o a un equipo al que le flotan y en el que no consigue meter los tiros liberados, algo esencial para desarrollar tu carrera en la NBA actual. Lonzo tiene aptitudes, es buen defensor y rebotea y pasa con solvencia, pero su fragilidad mentar le hace dar unos bandazos muy grandes que alteran el esquema de juego de los Pelicans tal y como le pasaba antes en los Lakers.
Lo bueno para la franquicia de Nueva Orleans es lo de siempre. Hay margen y futuro por delante. Ingram y Lonzo van camino de los 23 a?os y tienen toda una carrera por desarrollar. Reddick y Favors son adquisiciones pasajeras, con el escolta terminando contrato en 2021 y el ala-p¨ªvot este mismo a?o. El ¨²nico problema ser¨¢ firmar a Ingram, que quiere el m¨¢ximo y no ha terminado de encajar con un Zion que va a ser la apuesta definitiva de los Pelicans. Futuro tienen, pero el primero a?o post Davis no ha salido como esperaban. No es el fracaso del proyecto, pero las actitudes y el p¨¦simo juego desarrollado en la burbuja pueden provocar un repensamiento del futuro. ?Continuar¨¢ Alvin Gentry, un buen tipo, en el equipo? ?Le ofrecer¨¢n el m¨¢ximo a Ingram? Pero, sobre todo, lo m¨¢s importante, es saber si Zion Williamson se va a convertir en eso que todo el mundo quiere ver y que ¨¦l mismo ha prometido que ser¨¢, una estrella capaz de liderar a una franquicia. El mundo est¨¢ ante ¨¦l, pero su a?o rookie no ha sido precisamente la aventura so?ada. De momento, las cosas han salido m¨¢s mal que bien. El resto, ya lo veremos.