Los Sixers van a contracorriente con una trituradora defensiva
La victoria ante los Celtics ha sido la primera muestra de la apuesta de los Sixers. No ser¨¢n los m¨¢s divertidos de ver, pero a nadie extra?ar¨¢ verlos en la Final.
Para los Philadelphia 76ers esta va a ser la tercera campa?a de un ciclo ganador, en el que el anillo siempre ha sido el objetivo a alcanzar con m¨¢s o menos posibilidades sobre el papel. Despu¨¦s de un Proceso que parec¨ªa alargarse m¨¢s de lo deseado por momentos, con las lesiones ceb¨¢ndose con sus primeras alecciones en cada draft (algunos de ellos han sido abandonados por el camino), la temporada 17-18 fue la primera en un camino que a¨²n no han concluido. Porque ya fuera por pagar los platos rotos del reci¨¦n llegado (eliminaci¨®n en semifinales de conferencia aquella campa?a ante los Celtics y con estr¨¦pito) o porque se les cruzase por medio el mejor jugador del momento (otra vez cayendo en semifinales a manos de Kawhi Leonard y sobre la bocina), los Sixers a¨²n no han alcanzado, ya no las Finales de la NBA, ni siquiera una final de conferencia. Pasos previos inmediatos a la consecuci¨®n del anillo.
En todos estos a?os hay una cosa que ha quedado clara: Joel Embiid y Ben Simmons son intocables. Son los jugadores franquicias, el eje del equipo sobre el que construir un proyecto ganador. Esa ha sido la apuesta de la franquicia y los esfuerzos deber¨ªan ir en la direcci¨®n de maximizar los recursos de ambos. Pero el problema llega cuando son ellos dos los que muchas veces se estorban dentro de la cancha. Dos jugadores que juegan mucho mejor dentro que fuera de la zona pero que no son complementarios a la vez en esa parte de la cancha. Lo l¨®gico, para al menos desatascar un poco la situaci¨®n, ser¨ªa rodearles del mayor n¨²mero posible de tiradores de larga distancia que abran la pista y les den m¨¢s espacios en sus aventuras en el juego interior. Pero lejos de eso los Sixers han ido acumulando potencia por dentro y deshaci¨¦ndose de las mejores armas que ten¨ªan por fuera. De esta forma se han ido marchando nombres como Robert Covington, Dario Saric, Landry Shamet o J.J. Redick, y han llegado otros como Jimmy Butler, Tobias Harris, Al Hordford y Josh Richardson. Estos tres ¨²ltimos son quienes forman el quinteto titular de este a?o junto a Simmons y Embiid. Tres hombres que no son mancos tirando triples, pero tampoco se les puede considerar especialistas. Los lanzamientos desde el per¨ªmetro no son el principal recurso para ninguno de los tres, aunque eso no quita que anoten de vez en cuando si es necesario.
Los nuevos Sixers
Lo que s¨ª son, especialmente Horford y Richardson, es unos defensores de s¨²per ¨¦lite. De lo mejor de la Liga en sus posiciones. Y se unen a otros dos que tambi¨¦n est¨¢n entre lo mejorcito, los propios Embiid y Simmons. Por lo tanto, la apuesta de los Sixers este a?o est¨¢ clara. Van a intentar ganar su primer anillo desde 1983 jugando a contracorriente del baloncesto que impera desde hace a?os en la NBA: mucho bal¨®n dentro, mucha defensa y, si hace falta, mucho contacto y suciedad a raudales. Y no me refiero a que se vayan a pegar con todo el mundo (que en alg¨²n caso podr¨ªa ser). La suciedad ser¨¢ m¨¢s bien en el juego, en el ritmo, en los balones que saldr¨¢n despedidos porque continuas manos se cruzar¨¢n antes de que los pases lleguen a su destino. Cuando no consigan salir en transici¨®n, donde son un arma letal con Simmons a la cabeza, el resto ser¨¢ todo sufrimiento, sudor, poco espect¨¢culo... Pero ellos est¨¢n mejor preparados que nadie para ir a esa guerra y, adem¨¢s, parece que lo saben. "Hay un condimento defensivo que es extremadamente atractivo para m¨ª", dec¨ªa tras el partido el entrenador, Brett Brown.
Los Celtics, primera v¨ªctima
Ese condimento lo probaron los Celtics y no les sent¨® nada bien: 36,7% en tiros de campo, 26,9% en triples, 41 rebotes por 62 de su rival. Ese fue el partido de los de Boston, con un Kemba Walker fuera del partido, un Tatum que intentaba asumir responsabilidad pero que cada vez que se iba hacia dentro se encontraba con un muro, un Brown fuera del partido desde el principio por acumulaci¨®n de faltas y un ambiente de desesperaci¨®n general e impotencia ante un rival que ahora mismo le saca varios pies. Y nunca mejor dicho. Porque la debilidad interior de los Celtics, su punto d¨¦bil esta temporada, se magnific¨® ante las torres de Philadelphia. No son s¨®lo los 2,13 de Embiid y los 2,08 de Hordford. Hay que unirles los 2,06 de Harris, el 1,98 de Richardson? y los 2,08 del base, Ben Simmons. Esto ha sido un aviso para navegantes: el que no cierre bien en las zonas va a sufrir y mucho ante los Sixers.
Pero los problemas para los rivales no se van a quedar ah¨ª. Porque cuando ataquen la defensa de los Sixers no va a ser tan f¨¢cil como esperar a tener un buen d¨ªa desde lejos. Todos esos cent¨ªmetros del quinteto resulta que tienen una movilidad tremenda. Tanto Embiid como Horford son capaces de salir a defender hombres altos por fuera o ser efectivos en los cortes. Simmons puede defender casi cualquier posici¨®n con garant¨ªas. Y Richardson ya ha dejado claro ante los Celtics que su defensa en el per¨ªmetro es de primer¨ªsimo nivel. A ellos hay que sumarles algunos suplentes capaces de aportar buenos minutos, como James Ennis o Mike Scott. Y la que ha sido una de las sensaciones de la noche, el rookie Matisse Thybulle. Un perro de presa que le hizo la vida imposible a Walker. Y eso que nada m¨¢s salir le pitaron dos personales, pero la siguiente vez que sali¨® a pista fue una pesadilla para el base rival. Rob¨® dos balones, puso dos tapones y toc¨® m¨¢s de un bal¨®n desviando la trayectoria. Puede ser uno de los hombres claves de la plantilla nada m¨¢s llegar.
Luego tienen los problemas en ataque est¨¢tico que siempre han tenido. Y para analizar eso har¨ªa falta otro art¨ªculo. Y probablemente en playoffs necesiten ser m¨¢s efectivos en esa parcela. Pero tienen m¨¢s de cinco meses para encontrar la soluci¨®n. De momento se han entregado a la defensa. Es ella y no el ataque quien les puede hacer tener ventaja de campo durante todas las eliminatorias. Los nost¨¢lgicos del baloncesto de los 90 pueden estar de enhorabuena. La apisonadora defensiva de los Sixers ya est¨¢ en marcha y amenaza con secar a todo el que se le ponga por delante.