NBA | ROCKETS 113-WARRIORS 118 (2-4)
Para el recuerdo: un Curry de leyenda elimina a los Rockets
Sin Kevin Durant y en pista contraria, los Warriors sellan el billete para su quinta final del Oeste consecutiva. Decepcionantes Rockets, otra vez.
El Capit¨¢n Ahab, Ismael y el arponero Quiqueg persiguieron de forma obsesiva y hasta la autodestrucci¨®n a Moby Dick, consumidos por la gigantesca presencia del gran leviat¨¢n blanco. La amargura de Ahab, con su pierna hecha a base de mand¨ªbula de cachalote, es la amargura de los Rockets, que otra vez regresan a puerto sin premio. Consumidos (obsesi¨®n y autodestrucci¨®n) por su propia y m¨¢s ¨ªntima maldici¨®n: Golden State Warriors, el primer equipo adem¨¢s de los Lakers del Showtime que llega a cinco finales del Oeste seguidas. A una ronda, contra Nuggets y Blazers, de ser el primero que luche cinco veces consecutivas por el anillo desde los Celtics de Bill Russell, en la prehistoria de la NBA. El reto era may¨²sculo, con perspectiva, y para acercarse a ¨¦l el campe¨®n ha tenido que verse en la zona cero, sin ropa como el rey desnudo y de vuelta a sus valores de los a?os preDurant: Strenght In Numbers. La fuerza del colectivo, la suma de todo y de todos.
Los Warriors ganaron en Houston (113-118) y eliminan a los Rockets en una serie en la que el marcador global ha sido 670-659 y en la que ning¨²n partido se ha decidido por m¨¢s de seis puntos. Sin embargo, la amargura ser¨¢ ahora mayor en Houston que hace un a?o, cuando dejaron escapar un 3-2 a favor despu¨¦s de ganar 65 partidos, con el s¨¦ptimo en casa y a las puertas de una Final contra unos Cavs muy d¨¦biles. Pero esto seguramente duela m¨¢s, todav¨ªa m¨¢s: peor temporada (53 victorias), peor disposici¨®n, aunque sea en medidas milim¨¦tricas, contra Moby Dick. Los Warriors llegaban con muchas dudas tras hacer cosas raras contra los Clippers. DeMarcus Cousins se hab¨ªa lesionado, Klay Thompson jug¨® el primer partido con un tobillo hecho polvo, Stephen Curry se fastidi¨® un dedo de la mano izquierda en el segundo y, sobre todo, Kevin Durant cay¨® fulminado en el tercer cuarto del quinto. Hace un a?o los Rockets perdieron en ese mismo quinto a Chris Paul y ya no pudieron ganar m¨¢s. Ahora los Warriors s¨ª han sido capaces de hacerlo. Desde la lesi¨®n de KD (con 68-65) se han jugado 62 minutos en los que el marcador ha sido 154-147. Los Rockets han encajado 68 puntos en los dos ¨²ltimos cuartos (32-27 y 26-36) y por quitarles, los Warriors les han quitado hasta los asteriscos y las excusas del a?o pasado. O eso pareci¨® en los ¨²ltimos minutos, cuando el campe¨®n se agigantaba y Mike D'Antoni se dispon¨ªa a decir ante los micr¨®fonos que esto no era una derrota m¨¢s y que la marca de esta noche ser¨ªa muy profunda. Y muy dif¨ªcil de olvidar.
Lo que se les escapa a los Rockets
Da la sensaci¨®n de que algo se le escapa a los algoritmos de Daryl Morey, el genio loco que ha creado un modelo de eficiencia industrial en estos Rockets. Quiz¨¢ sea tan sencillo, en realidad, como que su maquinita puede con todo menos con uno de los mejores equipos de la historia. Uno que, adem¨¢s, ha demostrado tener tambi¨¦n m¨¢s coraz¨®n, m¨¢s uni¨®n en su n¨²cleo m¨¢s duro, trincheras m¨¢s profundas cuando no quedan fuerzas ni sistemas. Y m¨¢s talento... incluso sin Kevin Durant. As¨ª que tal vez la diferencia sea enorme aunque los marcadores sean ajustados y, bajo esa luz, ese sea un m¨¦rito que ahora cuesta reconocerles a estos Rockets, que en las ¨²ltimas cinco temporadas han perdido cuatro veces en playoffs contra los Warriors, su Moby Dick. Y la quinta eliminaci¨®n, en 2017, fue en un sexto en su pista contra unos Spurs sin Kawhi Leonard. Como este sexto sin Durant. Sombras y fantasmas: eso es lo que viene para unos Rockets que han gastado en los ¨²ltimos cinco cuartos de su temporada lo que parec¨ªa su gran bala de plata. Chris Paul y PJ Tucker tienen los dos 34 a?os. Quiz¨¢ no ha acabado la guerra, pero puede que en la ¨²ltima final del Oeste y en esta semifinal hayan dejado escapar sus batallas m¨¢s favorables. O eso parece ahora, desde luego.
A los Warriors tuvo que torc¨¦rseles todo para que fueran finalmente ellos mismos. Para que el empacho, el aburrimiento, el feo toque de diva y los rumores de futuro no les derrotaran. Casi todos sus rivales est¨¢n en realidad en su esquina del ring. Heridas que se infligen a s¨ª mismos porque, recuerdo otra vez, nadie en m¨¢s de medio siglo ha jugado cinco Finales seguidas y eso tiene que ser por algo. Pero con las lesiones y las pol¨¦micas, con los fallos en el tiro de Curry y los patinazos en jugadas decisivas, regresaron la rabia y la fuerza. Los Warriors, adem¨¢s de muchas otras cosas, son un equipo que siempre cree en s¨ª mismo y nunca apuesta a su favor de boquilla. Ah¨ª radica, y ni siquiera es una critica demasiado ¨¢cida hacia su rival, otra gran diferencia con estos Rockets de pies de barro. En el quinto aparecieron Green, el Oracle (que no cierra todav¨ªa: le quedan al menos dos noches de NBA m¨¢s antes del traslado a San Francisco), y las primeras noticias de Stephen Curry en toda la serie. En el sexto el aplomo, la confianza, la competitividad y la seguridad que separa al campe¨®n del aspirante. Todo eso pes¨® m¨¢s que la baja de Durant y el factor cancha. Finalmente, mucho m¨¢s.
Una noche para la leyenda de Curry
Stephen Curry no hab¨ªa anotado al descanso y termin¨® el partido con 33 puntos, 23 en un asombroso ¨²ltimo cuarto en el que anot¨® esos triples imposibles que desmoronan totalmente a los rivales (una sensaci¨®n que se percibe con una naturalidad f¨ªsica, en directo o a trav¨¦s de la televisi¨®n). Dos suyos y otro de Klay Thompson, los Splash Brothers (vuelta al Strength In Numbers), abrieron la brecha final (104-110) ante unos Rockets que, por lenguaje corporal, ya sab¨ªan que iban a perder. Tal vez se dieron cuenta, y ya no pudieron remediarlo, cuando a pesar de los fallos de Curry y la baja de Durant estaban 57-57 en el descanso. O cuando sus peque?as ventajas se esfumaban de forma tozuda. La ¨²ltima, a la postre su vida final de la temporada, fue un 89-82 a diez minutos del final y antes de encajar un parcial de 15-30 (104-112 mientras Curry cerraba la victoria desde la lina de personal). Otra vez jugaron peor, con dudas y casi sin ox¨ªgeno, las jugadas decisivas de la eliminatoria. Otra vez sus secundarios se quedaron cortos. Otra vez no bast¨® el esfuerzo emocionante de PJ Tucker ni valieron siquiera los mejores minutos en toda la serie de Paul (27 puntos, 11 rebotes, 6 asistencias). Y otra vez Harden lleg¨® al final fundido y pareci¨® que sus 35 puntos y 8 rebotes pesaron finalmente menos que sus 6 p¨¦rdidas por 4 asistencias, su 6/15 en triples y su incomprensible 7/12 en tiros libres. Esos fallos desde la l¨ªnea de personal fueron generando un nerviosismo extra?o, en su equipo y en la grada. Como un mal presagio: algo iba mal o todo iba a acabar mal. O las dos cosas. Hasta que finalmente, otra vez, Harden no pudo con Curry.
Quiz¨¢ el ¨²ltimo cuarto se pueda resumir as¨ª... o quiz¨¢ no. Antes de que Curry entrara en trance, mal d¨ªa para los haters, los puntos de Klay (27, 7/13 en triples) y el trabajo de un excelente Kevon Looney sostuvieron a unos Warriors que volvieron a contar con el ancla de Draymond Green en defensa y la personalidad arrebatadora de Andre Iguodala (15 puntos, 5 asistencias, 5/8 en triples), un jugador extraordinario sin el que ser¨ªa imposible entender a este equipo.
En la vuelta a hace un lustro y al Strength In Numbers, Bogut (remiendos en la rotaci¨®n ante la ausencia de Durant) salv¨® sus minutos en positivo (+3) y Livingston anot¨® en dobles d¨ªgitos (11) por primera vez en todos los playoffs. La vieja guardia, justo a tiempo. El n¨²cleo duro... y 21 eliminatorias seguidas de playoffs ganando al menos un partido a domicilio. Todo en este equipo es asombroso. Su coraz¨®n, su energ¨ªa y su precisi¨®n desde la lesi¨®n de Durant quedar¨¢n, y es mucho decir, como una de las cimas de esta etapa que le ha convertido en uno de los mejores de la historia. Quiz¨¢ el mejor. Ahora, mientras Nuggets y Blazers se juegan ma?ana en un s¨¦ptimo dram¨¢tico ser su rival a partir del martes (la final del Oeste se abre en el Oracle), los Warriors tendr¨¢n adem¨¢s un peque?o par¨¦ntesis para reponer fuerzas y descontar¨¢n fechas al regreso de Durant. Todo son buenas noticias, esta vez ganadas a pulso. Los Warriors se han reencontrado y vuelven a parecer, despu¨¦s de esto, el gran campe¨®n que en realidad nunca hab¨ªan dejado de ser. Solo necesitaban, pasa muchas veces en el deporte, que casi, casi todo se volviera en su contra. Pero estaban ah¨ª, vaya que si estaban. Strenght In Numbers.