La eterna ausencia del tercer hombre de los Utah Jazz
Al borde de la eliminaci¨®n ante los Rockets, la franquicia de Utah ha vuelto a poner en evidencia que le falta plantilla para dar un paso adelante en playoffs.
A los Jazz les falta algo. Al menos esa es la sensaci¨®n que dan en la eliminatoria ante los Rockets. Tras una temporada meritoria con una sprint final espectacular, el conjunto de Quin Snyder tuvo la mala suerte de cruzarse con Houston en primera ronda de los playoffs tras la carambola que tuvo lugar en la ¨²ltima jornada de la regular season. Este cruce, que promet¨ªa ser divertido y emocionante, no est¨¢ siendo demasiado productivo para el espectador (3-0 para Houston), y lo que es peor, est¨¢ poniendo en evidencia los problemas del equipo de Utah.
Ya dijimos antes de las eliminatorias por el t¨ªtulo que el proyecto de los Jazz se examinaba en la fase final de la presente campa?a. Tras haber conformado un equipo competitivo y llegar a playoffs (y a semifinales de Conferencia) los dos ¨²ltimos a?os, los aficionados le ped¨ªan un paso adelante a sus jugadores. La temporada pasada hab¨ªan despertado buenas sensaciones y la eliminaci¨®n en segunda ronda no doli¨® especialmente en el seno del equipo: hab¨ªan doblegado a OKC (4-2) jugando muy bien y con un equipo muy joven. Adem¨¢s cayeron en semifinales frente a Houston Rockets y con varias lesiones de importancia, por lo que era muy dif¨ªcil sacar conclusiones negativas de la temporada. Se esperaba un futuro brillante en la franquicia.
Sin embargo, este a?o las cosas no van como se esperaba, y salvo sorpresa may¨²scula (nunca se ha remontado un 3-0), caer¨¢n eliminados a las primeras de cambio. La serie ha sido un mon¨®logo de los Rockets, que ganaron f¨¢cil los dos primeros partidos y sacaron el tercero con el peor Harden de la temporada. Este ¨²ltimo duelo dej¨® en evidencia que los Jazz est¨¢n (todav¨ªa) muy lejos de disputar los playoffs?de forma efectiva y con pretensiones de llegar lejos.?
Algo le falta a la franquicia. Quiz¨¢ sea una particularidad de este proyecto de Snyder, pero parece ser m¨¢s cosa de tradici¨®n. Parece que ese algo que hoy en d¨ªa brilla por su ausencia, tampoco estaba antes. Ni ha estado nunca. Desde que Jerry Sloan consigui¨® formar un equipo realmente competitivo en los 90, la sensaci¨®n en Sal Lake City es que siempre ha faltado un tercer gran jugador que redondeara una plantilla que siempre ha parecido incompleta.
El ejemplo m¨¢s claro es con Stockton y Malone. Era un equipo que ten¨ªa entre sus filas a dos de los mejores jugadores de todos los tiempos. Dos profesionales que tuvieron la mala suerte de cruzarse con Michael Jordan y que se retiraron sin anillo. Estuvieron a punto de conseguirlo en 1997 y en 1998, pero en ambas ocasiones chocaron con los Bulls. Hay gente que mir¨® a Jerry Sloan por esas eliminatorias (un entrenador de temporada regular que fallaba en playoffs), otros afirmaban que Malone no estuvo a la altura en las Finales y algunos simplemente responsabilizaban a Jordan y su magia.
Sin embargo, en esa ¨¦poca ya parec¨ªa faltar algo en la franquicia. Malone y Stockton eran baloncestistas superlativos y formaron en pista una de las mejores parejas de la historia. Pero estaban muy solos. En el 98, las Finales en las que los Jazz eran claros favoritos al t¨ªtulo, se estrellaron una vez m¨¢s. Era un buen equipo, con gente compensada, buen contraataque y buenos defensores. Con dos estrellas ya veteranas, pero con un talento innegable. Pero si observamos los datos, vemos que m¨¢s all¨¢ de la pareja, el mejor jugador que hab¨ªa en el equipo era Jeff Hornacek. Aunque el escolta no era malo (ni mucho menos), hab¨ªa mucha diferencia entre las dos estrellas y el resto del equipo, y cuando Malone fallaba en ataque y Stockton no estaba fino, no hab¨ªa ning¨²n compa?ero que asumiera la responsabilidad.?
Era una plantilla que mezclaba jugadores trabajadores pero que tuvieron carreras que pasaron desapercibidas en la mejor Liga del mundo con otros que acompa?aban y eran buenos defensores, pero que no eran resolutivos en los minutos finales. Es m¨¢s, de los 14 jugadores que estuvieron a las ¨®rdenes de Sloan en 1998, seis de ellos no pasaron de los 10 puntos por partido en ninguna temporada de su carrera, y hubo uno (Shandon Anderson) que s¨®lo lo hizo una vez. Un dato curioso para un equipo que luchaba nada menos que por el campeonato.
Hay que tener en cuenta una cosa, y es que los Jazz representan un mercado peque?o, con muchas dificultades para atraer agentes libres. Es una ciudad donde al atardecer ya reina el silencio y donde no hay precisamente un ambiente festivo m¨¢s all¨¢ de una cancha de baloncesto en la que los habitantes de Utah se transforman en aut¨¦nticos hooligans. Es muy dif¨ªcil atraer a jugadores de primer nivel, y las grandes estrellas que han salido de all¨ª han sido creadas por la misma franquicia, como pas¨® con Malone y Stockton.
Algo parecido, aunque salvando las distancias, ocurri¨® una d¨¦cada despu¨¦s. Con la llegada de Boozer procedente de los Cavs y la adquisici¨®n de Deron Williams en el draft, los Jazz formaron un equipo competitivo que lleg¨® a Finales de Conferencia en 2007 y que se las vio con los Lakers de Kobe y Pau los a?os siguientes. De nuevo era un equipo que, si bien no ten¨ªa estrellas del nivel de anta?o, ten¨ªa a dos grandes jugadores que disputaban el All Star y figuraban en los mejores quintetos de final de campa?a, pero sin ese tercer hombre que completase un verdadero big-three que permitir¨ªa ser competitivo en la postemporada. El proyecto, lleno de talentos (Brewer, Kirilinko, Korver, Okur...) acab¨® en 2011 con la salida de Sloan tras toda una vida, y tiempo despu¨¦s, con la de Deron Williams.
Con Mitchell y Gobert se repite la historia
Ahora la historia parece ser la misma. Los Jazz han ejemplificado muy bien estos ¨²ltimos a?os como debe hacerse una buena reconstrucci¨®n y han conseguido sustituir a Hayward por un Mitchell que se postula como el jugador franquicia del futuro. Pero, una vez m¨¢s, parece que les falta un tercer hombre que ayude al escolta y a Gobert a hacer un equipo verdaderamente temible. Es una franquicia todav¨ªa joven y compensada, y tiene a jugadores ¨²tiles que pueden acompa?ar, pero les ha faltado un puntito a la hora de enfrentarse a los grandes: 4-0 contra los Warriors hace dos temporadas, 4-1 antes los Rockets la pasada, y 3-0 este a?o en una eliminatoria que va por el mismo camino.?
Ese tercer jugador que les falta estuvo apunto de llegar en febrero. Mike Conley pudo llegar v¨ªa traspaso y salir as¨ª Ricky Rubio de los Jazz. Era un movimiento que favorec¨ªa a ambas franquicias, pero finalmente no se realiz¨®. El base espa?ol acaba contrato este verano y podr¨ªa moverse del equipo. La temporada pasada hizo los mejores n¨²meros de su carrera en varios apartados estad¨ªsticos, y desde luego no es el problema en Utah... pero tampoco la soluci¨®n. Ni desde luego, ese tercer hombre que necesita el conjunto?y que podr¨ªa venir, por qu¨¦ no, en el puesto de base.
De una forma u de otra parece que la temporada de los Jazz no est¨¢ lejos de finalizar, y se abre un periodo de reflexi¨®n en la franquicia. Tienen una plantilla joven y tiempo de sobra para no repetir errores del pasado y completar, al fin, una plantilla redonda. Pero saben que su mercado es peque?o y que la ciudad tiene poco que ofrecer a los grandes agentes libres. Veamos qu¨¦ se inventan para dar el salto adelante que necesitan. Est¨¢ claro que, de momento, mejorar¨¢n en funci¨®n de c¨®mo evolucionen Mitchell y Gobert. Solo falta por ver si estos jugadores estar¨¢n solos o no en el proceso.