Sin Thibodeau ni Butler, Towns ruge a lo grande en Minnesota
El p¨ªvot dominicano promedia en los ¨²ltimos diez partidos 27,5 puntos, 16,6 rebotes, 4 asistencias y 2,8 tapones. Los Wolves han ganado seis.
Los Timberwolves est¨¢n retomando el ¨¢nimo. Ganaron en casa a Magic y Lakers antes del despido de Tom Thibodeau y con Ryan Saunders, y toda la carga emocional que su nombre supone para la franquicia y la ciudad, ganaron a los Thunder, han ganado a los Pelicans y se les escaparon vivos los Mavericks por las heroicidades de Luka Doncic. En 21-22 se resisten a abandonar la pelea por los playoffs, cara en t¨¦rminos hist¨®ricos en la Conferencia Oeste, despu¨¦s de haber roto la pasada temporada un maleficio de 14 a?os (desde 2004 sin eliminatorias).
La eliminaci¨®n ante los Rockets (4-1) no supuso un hito sobre el que la franquicia estableciera un tiempo de optimismo y tranquilidad, despu¨¦s de tantos a?os viendo los playoffs por televisi¨®n. Ya en el viaje de vuelta tras la ¨²ltima derrota en Houston, Jimmy Butler aire¨® su malestar y Thibodeau (tambi¨¦n presidente) demostr¨® que no ten¨ªa capacidad (o no quer¨ªa tenerla) para mantener a raya al alero en un baile de jerarqu¨ªas del que no paraban de salir mal parados Andrew Wiggins y Karl-Anthony Towns.
El caso del p¨ªvot resultaba especialmente grave porque si bien Wiggins no ha respondido en la pista a los 148 millones por cinco a?os que le dieron los Wolves en 2017, ya por entonces un riesgo quiz¨¢ inevitable pero muy alto, el p¨ªvot de origen dominicano hab¨ªa sido all star en 2018 pero se desdibujaba poco a poco entre halagos a su talento y cr¨ªticas a su falta de liderazgo y crecimiento como defensor. M¨¢s all¨¢ de sus pecados, era como si cada cap¨ªtulo del sainete Butler da?ara en mayor o menor medida, seg¨²n a quien se preguntara, la imagen de los j¨®venes valores de los Wolves, protagonistas pasivos del l¨ªo. Muy a su pesar.
Pero finalmente los Wolves se han ordenado; Para bien o para mal... pero ordenado. El 22 de septiembre, y despu¨¦s de rumores muy peligrosos, los Wolves pusieron la cara de Towns en su logo: 190 millones de d¨®lares por cinco a?os de extensi¨®n del contrato rookie (cobra 7,8 millones esta temporada). El 12 de noviembre fue traspasado Jimmy Butler y el 7 de enero fue despedido Thibodeau. Por mucha vuelta a los playoffs que se quisiera vender, el asunto no funcionaba. Towns languidec¨ªa en un equipo sin m¨¢s plan que ganar cada d¨ªa como se pudiera y, el golpe mortal para Thibs, con el A?o Nuevo y el inicio de la campa?a de renovaci¨®n de abonos se percibi¨® una tibieza muy nociva. Los aficionados no respond¨ªan en un equipo que hab¨ªa pasado del puesto 21 al 29 (de 30) en asistencia de p¨²blico a pesar de los playoffs y que en su formato del inicio de temporada, el de los abucheos al entrenador en cada presentaci¨®n, iba en ritmo de perder m¨¢s de 93.000 espectadores con respecto a la temporada anterior. Una prueba de una desaz¨®n interna que iba m¨¢s all¨¢ de los resultados: los Wolves, curiosamente, eran en paralelo el quinto equipo que m¨¢s p¨²blico arrastraba como visitante solo por detr¨¢s de Lakers, Warriors, Celtics y Bucks.
Un nuevo Towns en n¨²meros monstruosos
Saunders ha profundizado en lo que los partidos sin Butler ya estaban dejando claro antes de su ascenso: este es el equipo de Towns y es un pecado, uno que cruji¨® a Thibodeau, no jugar para un p¨ªvot de tanto talento y solo 23 a?os. El entrenador (de 32) ha alargado la rotaci¨®n, probado cosas nuevas (Gibson y Saric juntos en pista, algo que solo hab¨ªa pasado un minuto hasta el cambio en el banquillo) y, sobre todo, est¨¢ terminando de asentar los galones de un jugador franquicia que est¨¢ respondiendo con incidencia en las victorias dentro y fuera de la pista: tras perder el 29 de diciembre en Atlanta, tir¨® de galones en la charla posterior de vestuario de una forma, para los que conviven con el equipo, inimaginable cuando Jimmy Butler andaba por all¨ª.
En pista, Towns est¨¢ m¨¢s implicado en defensa, carga el rebote con m¨¢s energ¨ªa, intimida y factura jugadas ganadoras. Y n¨²meros descomunales. Parece obvio que su sangre no es tan fr¨ªa en un sistema y con un rol con los que se siente a gusto e importante. Y su dureza es dif¨ªcil de cuestionar, al menos en lo f¨ªsico: desde que lleg¨® a la NBA como n¨²mero 1 del draft de 2015 ha jugado todos los partidos posibles. 289 de 289 en Regular Season (tres temporadas y media) y cinco de cinco en playoffs: 294 en total. En los ¨²ltimos diez, un Towns un plena explosi¨®n est¨¢ promediando 27,5 puntos, 16,6 rebotes, 4 asistencias y 2,8 tapones. En la temporada est¨¢ en 22,4+12,6+3+2.
En estos diez partidos desde Nochebuena (6-4 para los Wolves), ha lanzado 7 veces al menos 20 tiros a canasta. Lo hab¨ªa hecho solo cinco en los 33 anteriores. Solo en uno ha reboteado por debajo de los dobles d¨ªgitos (9) y en 7 ha capturado al menos 15. Acaba de superar, en duelo directo de n¨²meros 1 salidos de Kentucky, a Anthony Davis con un 27+27 (y 4 tapones) que en los ¨²ltimos 40 a?os solo hab¨ªa firmado Mutombo (en 1999). En Miami rubric¨® una l¨ªnea estad¨ªstica que no se ve¨ªa desde Kareem Abdul-Jabbar en 1975: 34 puntos, 18 rebotes, 7 asistencias y 6 tapones. Y una noche despu¨¦s, en back to back en Nueva Orleans, sum¨® 28+17+6+5. Es decir, en 24 horas produjo 62 puntos, 35 rebotes, 13 asistencias y 11 tapones. Pase lo que pase, llegue hasta donde llegue en esta temporada, este es el equipo de Towns, y as¨ª tiene que ser. Aunque se escapen los playoffs. Saunders tiene una oportunidad ¨²nica si simplemente hace lo que no pudo o no supo o no quiso hacer su predecesor: construir un equipo alrededor de su jugador con m¨¢s potencial.