Ruta de las Cascadas de Oneta
El agua, fuente de vida, nos llama poderosamente la atenci¨®n, nos atrae, y m¨¢s cuando por la climatolog¨ªa o por la orograf¨ªa nos muestra toda su fuerza y poder y se convierte en belleza. Esto es lo que nos ense?an las cascadas de Oneta, al menos dos de las tres existentes. Desde el pueblo de Oneta, y en un brev¨ªsimo paseo por tierras de prados de poco m¨¢s de un kil¨®metro, llegaremos a la parte alta de la primera, donde el r¨ªo ha excavado en la roca un canal en el que se cuela hasta llegar al borde del precipicio, por donde se lanza abajo. Dando un peque?o rodeo podemos ver la cola, de unos veinte metros de altura, blanca, estruendosa, bella, en medio del bosque. Poco m¨¢s abajo, un antiguo molino. Seguimos caminando y llegamos a la segunda, a¨²n m¨¢s recogida si cabe, algo m¨¢s abierta, metida entre m¨¢s vegetaci¨®n e igualmente bella. Entremedias, un paseo por el interior del bosque, donde en primavera destacan los diferentes narcisos que llenan de amarillo el paseo.