Reaparece Gulbis, el pobre millonario que se carg¨® a Zverev
Con una carrera llena de lesiones, lujos y pol¨¦mica, reaparece el let¨®n Ernests Gulbis, convirti¨¦ndose en el verdugo de Alexander Zverev en Wimbledon.
Suele pasar en estos torneos. La gran sorpresa del Grand Slam. El ¨²ltimo fue Marco Cecchinato. Un desconocido italiano de 25 a?os que nunca hab¨ªa pasado una primera ronda de Grand Slam, y que consigui¨® alcanzar las semifinales del pasado Roland Garros tras eliminar a Novak Djokovic en la ronda anterior.
En Wimbledon se ha vuelto a dar un caso similar, pero el nombre del protagonista nos resulta algo m¨¢s familiar. Se trata de Ernests Gulbis. Un let¨®n que se dio a conocer con una historia casi calcada a la de Cecchinato.
Fue cuatro a?os atr¨¢s, en el mismo torneo que ¨¦l. Por aquel entonces, su nombre sal¨ªa en todos los medios tras sus haza?as deportivas, pues consigui¨® eliminar a Roger Federer en octavos y a Tomas Berdych en cuartos. Cay¨® ante Novak Djokovic en semifinales pero su recorrido sobre el albero de Par¨ªs le catapult¨® hasta la d¨¦cima posici¨®n del ranking mundial, tras oficializarse el noveno Roland Garros del mejor tenista de la historia sobre esta superficie.
Tras varios a?os en el dique seco, el actual n¨²mero 139 del ranking ATP, ha vuelto a aparecer en escena. Lo hace tras eliminar a uno de los tenistas m¨¢s prometedores del momento, el n?3 del mundo Alexander Zverev, que hasta este partido cosechaba el mejor balance del a?o (36 victorias y 10 derrotas).
Lo m¨¢s meritorio no es romper esta racha con un rosco, tal y como hizo el jugador let¨®n en el quinto set. Ni siquiera alcanzar esta ronda tras haber jugado la fase previa en este torneo, y ganando las tres primeras rondas en partidos maratonianos de cinco mangas. Mejor no imaginar la fatiga que acumula su cuerpo.
Para apreciar el verdadero m¨¦rito de esta historia, hay que remontarse un a?o atr¨¢s, cuando Ernests toc¨® fondo deportivamente hablando. El let¨®n llegaba a Wimbledon 2017 en el puesto 589 del mundo. No ten¨ªa una buena racha con las lesiones. No le gustaba entrenar ni ir al gimnasio, tal y como afirmaba en una entrevista a The Independent. Tampoco ayudaba las grandes juergas nocturnas de las que gozaba, llegando a estar preso en 2009 tras contratar a unas prostitutas para una de sus fiestas en Estocolmo, algo ilegal en Suecia.
Una vida inestable y llena de lujos desde su nacimiento, pues su padre Ainars es el hombre m¨¢s rico de Letonia. Un ex jugador de baloncesto, inversor en pozos petrol¨ªferos y amante del arte, m¨¢s a¨²n tras casarse con la actriz Milena Gulbe. Tanto es as¨ª que bautizaron a su hijo con el nombre del escritor Hemingway.
Pero esta familia no solo era dinero, pues tambi¨¦n estaba cargada de talento deportivo. El abuelo paterno de Ernests, ex jugador de baloncesto, gan¨® tres Euroligas consecutivas a finales de los cincuenta con el ASK Riga. Da igual el deporte, pues el talento pas¨® en descendencia. Lo reconoce tambi¨¦n Novak Djokovic, tenista con el que comparti¨® parte de su infancia en Hamburgo, ya que iban a la misma academia de tenis. ¡°De peque?o siempre me pegaba unas palizas tremendas. Que llegue arriba solo depende de su capacidad mental, pues ten¨ªsticamente lo tiene todo¡±, reconoci¨® el serbio en una entrevista a?os atr¨¢s.
A d¨ªa de hoy, Ernests est¨¢ fuera del foco medi¨¢tico. Se cas¨® el a?o pasado con la modelo rusa Tamara Kopaleyshvili, con la que tuvo su primera hija en marzo. Quiz¨¢ sea este su punto de inflexi¨®n, pues ahora tiene una mentalidad muy diferente. Se ha dado cuenta de que su carrera no iba a ser tan f¨¢cil como su vida, y haber encontrado el amor es un apoyo importante que le ayuda a vivir en paz.
Ernests Gulbis. Un multimillonario talentoso que se ha ganado a pulso tocar fondo, y que ahora busca resurgir. H¨¦roe y villano de su propia historia. Solo el futuro deparar¨¢ si este cambio ser¨¢ permanente o si solo es un destello m¨¢s de alguien que pudo ser y no fue. Tendr¨¢ su pr¨®xima oportunidad contra el nip¨®n Kei Nishikori en los octavos de final de Wimbledon.?Una oportunidad para disfrazarse de nuevo. Qui¨¦n sabe si de h¨¦roe o de villano.