Kim Clijsters sobre Kyrgios: "A¨²n no est¨¢ preparado"
La extenista belga, Kim Clijsters, ha declarado que Nick Kyrgios a¨²n no est¨¢ preparado para dar un paso al frente y conquistar un Grand Slam.
Pol¨¦mico. Desafiante. Inconsistente. Imprevisible. Genial. Si en estos momentos existe un personaje ¨²nico en el mundo del tenis ese no es otro que Nick Kyrgios. El australiano llega a Wimbledon con ganas de reivindicarse, envuelto en su habitual nube de extravagancias, multas y sanciones disciplinarias.
Contaba recientemente para Fox Sports la belga Kim Clijsters, campeona del Open de Australia en 2011, que no ve¨ªa a Kyrgios capaz de mantener la concentraci¨®n durante dos semanas consecutivas. Que pese a poseer un talento diferencial, a¨²n no le ve preparado para dar el gran salto: "Creo que necesita olvidarse de otras cosas y encontrarse a s¨ª mismo porque tiene madera. Un Grand Slam dura dos semanas y quiz¨¢ sea demasiado pronto para ¨¦l, en el sentido de mantener su concentraci¨®n durante siete partidos consecutivos, dar todo lo que tienes".
Y es que, efectivamente, ese es el sino que determina a Kyrgios. Lo que m¨¢s ha marcado su todav¨ªa imberbe carrera. Talento excepcional envuelto en un car¨¢cter complejo. Demasiado complejo para los rigores que marcan el deporte profesional.
Hasta ahora, todo en Kyrgios han sido distracciones que oscurecen su enorme calidad como tenista. La m¨¢s reciente, una multa de la ATP, cifrada en 15.000 euros, por simular masturbarse usando una botella de agua durante las semifinales de Queen's. El en¨¦simo incidente que se sumaba a una lista engordada por los agravios. De entre todos ellos, destacan los 220.000 euros que tuvo que desembolsar en el Wimbledon de 2015 por el pasotismo que mostr¨® ante Richard Gasquet en octavos de final, o los 16.500 d¨®lares que pag¨® como resultado de su comportamiento en el Masters de Shanghai de 2016, de nuevo marcado por la desgana y sus encares constantes con p¨²blico y juez de silla.
No es f¨¢cil entender el porqu¨¦ de su actitud, como siempre ocurre con cualquier perfil as¨ª. Tal vez influya el poco apego emocional que muestra hacia el tenis, en contraposici¨®n con el amor que siempre le ha profesado al baloncesto, su aut¨¦ntica pasi¨®n. Un camino que se romper¨ªa a los 14 a?os, cuando aconsejado por su familia, decidi¨® aparcar la canasta para centrarse en la raqueta. "Yo estaba decidido por el basket y tom¨¦ la decisi¨®n de jugar al tenis. Mis padres me presionaron para que lo eligiera y a¨²n a d¨ªa de hoy puedo decir que no me gusta este deporte. Si hay un canal donde ponen la NBA y otro donde ponen tenis, elijo el de la NBA 100 % seguro", llegar¨ªa a declarar para el Telegraph en una entrevista de hace tres a?os.
O tal vez sea su poca tolerancia a la presi¨®n ambiental, marcada por una sensibilidad hacia todo tipo de ruidos que le hace perder la concentraci¨®n. Una condici¨®n que ya le ha dado varios disgustos. Sin ir m¨¢s lejos, en el?Open de Australia de 2016 volvi¨® a cargar contra todo bicho viviente. En?un enfrentamiento ante Tomas Berdych se quej¨® de los sonidos que estaba haciendo el p¨²blico. En un momento dado, y con su habitual corta paciencia puesta a prueba, dirigir¨ªa toda su furia hacia el juez de silla: "?Est¨¢s bien colega? Est¨¢n poniendo m¨²sica en la grada mientras jugamos. Te lo he dicho ya siete veces, colega".
En la edici¨®n de este mismo a?o, en medio de un duelo ante el serbio Viktor Troicki, un aficionado empez¨® a imitar sonidos 'sexuales' para distraer al propio Kyrgios. Poco despu¨¦s prender¨ªa la mecha al escuchar como un helic¨®ptero de vigilancia se posaba encima del Hisense Arena, con el sonido de sus h¨¦lices recorriendo todo el pabell¨®n. "Es f¨¢cil pensar '?por qu¨¦ yo?'. El tipo del p¨²blico estaba loco. No sab¨ªa lo que estaba pasando... y despu¨¦s fue lo del helic¨®ptero. Ah¨ª ya empec¨¦ a pensar 'Por supuesto que esto tiene que pasar justo en mi partido", declar¨®.
Sea como fuere, lo que est¨¢ claro es que la figura de Kyrgios sigue levantando tanta animadversi¨®n como siempre. Mientras esto sea as¨ª, siempre permanecer¨¢ en un segundo plano sus saques fulgurantes, la destreza de sus movimientos, o sus famosas golpes colocando la raqueta entre las piernas. En definitiva, esa creatividad natural alimentada por la espontaneidad y el desparpajo. Es como dos personas distintas conviviendo en un mismo cuerpo.
Veremos qu¨¦ versi¨®n aparece en Wimbledon.