El waterpolo y la apolog¨ªa de lo evidente
Hay cosas que no por evidentes, no por obvias, hay que dejar de recordarlas. Y el waterpolo es, en Espa?a, uno de los deportes que mejor funciona y ha funcionado en los ¨²ltimos a?os. No es una generaci¨®n, no es un equipo, no es una ¨¦poca. Son muchos a?os de trabajo duro, de disciplina y excelencia, de personas conocidas y an¨®nimas, de ¨¦xitos y fracasos que han forjado la leyenda del waterpolo espa?ol. Son los clubes que compiten a un gran nivel, la estructura federativa que impulsa el talento, la competitividad de unos jugadores y unas jugadoras que han acumulado medallas sin parar. Son el orgullo del deporte.
Y ni es por casualidad ni esto empez¨® ayer. Para el inicio de los ¨¦xitos masculinos hay que remontarse hasta 1991, para ver el gran equipo femenino hasta 2012. La excelencia de los t¨¦cnicos, una metodolog¨ªa de prestigio y un ecosistema competitivo como el espa?ol han permitido que haya relevo generacional. Ni los triunfos masculinos se acabaron en Atlanta 1996 ni los femeninos en Londres 2012. Ha habido continuamente una regeneraci¨®n, un relevo que ha funcionado perfectamente porque el waterpolo espa?ol est¨¢ vivo y con una salud de hierro. Del equipo femenino que se colg¨® la plata en Londres s¨®lo quedan cuatro jugadoras, que junto a un pu?ado de j¨®venes waterpolistas ganaron el Europeo de Split este verano. El masculino, tras a?os de quedarse a las puertas del dorado metal, venci¨® en el Mundial de Budapest. Historia.