Los viejos fantasmas del rugby
Todos los fantasmas del pasado resucitaron ayer cuando World Rugby, la federaci車n internacional de este deporte, comunic車 la apertura de una investigaci車n sobre una posible irregularidad en la elegibilidad de un jugador de la Selecci車n, en el camino de clasificaci車n para la Copa del Mundo de 2023. El jugador en litigio, aunque ning迆n 車rgano oficial lo ha hecho p迆blico, es el sudafricano Gavin van den Berg. Y el resquicio abierto a la preocupaci車n ser赤a un periodo de la pandemia en el que vivi車 en su pa赤s de origen, con lo que habr赤a roto los 36 meses de residencia exigidos por reglamento. La Federaci車n Espa?ola asegura que todo est芍 en orden, que en su momento obtuvo la luz verde de la Internacional para alinear al pilier. Pero lo cierto es que el expediente est芍 en estudio.
La posibilidad de que los Leones vuelvan a quedarse fuera del Mundial por un error burocr芍tico, como ya ocurri車 con Jap車n 2019 por las alineaciones indebidas de Mathieu B谷lie y Bastien Fuster, desata una nueva pesadilla. La reclamaci車n parte de un viejo enemigo, Ruman赤a, el mismo con el que se enzarz車 entonces en un cruce de denuncias, la misma nacionalidad del 芍rbitro que humill車 al equipo en Bruselas, los mismos con quienes los jugadores se dieron de bofetones en un bar en 2020... Las relaciones son p谷simas. El rugby ha sido propenso a las nacionalizaciones. En el Mundial de 2015, 19 de los 20 pa赤ses, todos menos Argentina, ten赤an jugadores nacidos fuera. Las normas se han endurecido, la residencia se ha elevado desde 2022 a 60 meses, pero la enquistada tendencia de tirar de extranjeros permanece en el oval. Espa?a, por l車gica, extrem車 los cuidados. Por ejemplo, el a?orado Kawa Leauma, fallecido en un accidente, no jug車 aquel partido en Holanda porque hab赤a dudas sobre su elegibilidad. Desde luego, tropezar por segunda vez con la misma piedra ser赤a un error imperdonable.