Ca?oneros
"El entrenador que invent¨® los carrileros deber¨ªa estar colgado de un ¨¢rbol. Todos le copiaron y desaparecieron los extremos", dijo Johan Cruyff. A los viejos nos gustan dos cosas por encima de todo: ser ocurrentes y llenar la casa de trastos antiguos que ya no sirven para mucho. No me voy a comparar con el holand¨¦s, que ten¨ªa m¨¢s gracia en un lamet¨®n al Chupa-Chups que yo en ochocientas columnas, pero lo suyo con los extremos me sucede a m¨ª con los centrocampistas que tiran desde fuera del ¨¢rea. Cuando alguno de esos francotiradores pisa la medialuna me entra el picorcito. S¨¦ que algo puede pasar y como en el f¨²tbol contempor¨¢neo chutar desde fuera es pecado la satisfacci¨®n cuando alguno acierta con el zurriagazo siempre es doble.
Lo pens¨¦ viendo el golazo de Gon?alo Guedes en la semifinal de Copa frente al Athletic. El portugu¨¦s ten¨ªa pase n¨ªtido por la derecha, porque Bryan Gil es un cabrito que no puede evitar tirarse siempre al monte, pero escogi¨® la aventura. El f¨²tbol esencial. El que lleva a un ni?o a reventar el bal¨®n contra el cielo el primer d¨ªa que toca una pelota. Lo dif¨ªcil en la vida es conseguir que parezca sencilla. Y en el f¨²tbol nadie tiene la capacidad para aclarar el camino como los tiradores de larga distancia. Es una pena que cada vez haya menos. Cuando un centrocampista loco se desencorseta hacia la porter¨ªa, el rumor reclamando el tiro ya no se apodera de los fondos de los estadios. Ah¨ª todos perdemos.
Me pregunto por qu¨¦ sucede. Por qu¨¦ tirar desde fuera del ¨¢rea ha pasado de ser un arte para elegidos a recurso desesperado. Por qu¨¦ se ha convertido en un rasgo de los equipos torpes. La t¨¢ctica est¨¢ matando la espontaneidad. Es como tener el armario lleno de chaquetas amarillas pero sin unos vaqueros y una camiseta negra que echarnos a la cara. Cuando era cr¨ªo, lo m¨¢ximo era llevar el bal¨®n hasta la l¨ªnea de meta y empujarla con el culo. Estamos volviendo a esa aberraci¨®n. Pero a m¨ª me sigue gustando llenar la casa de trastos antiguos que ya no parecen servir para nada. Por eso adoro cuando Gon?alo Guedes o Fabi¨¢n Ruiz escogen el camino incorrecto. Estar¨¦ viejo, pero colgar¨ªa de un ¨¢rbol a todos los que no lo entienden.