Aviso para navegantes en San Mam¨¦s
El Madrid recibi¨® en San Mam¨¦s el t¨ªpico aviso para navegantes. Sufri¨® y perdi¨® con el Athletic, que impuso un ritmo alto al juego y la presi¨®n. Recuper¨® la pelota con rapidez, gan¨® los duelos individuales y llev¨® el peso del partido. Frente a esa insistencia de alto voltaje al Real Madrid le faltaron vitalidad y recursos. La ausencia de Benzema puede utilizarse como coartada, pero no explica ni remotamente los problemas que atraves¨® el equipo en un modelo de encuentro que se repetir¨¢ en la Liga de Campeones.
En dos semanas, el Madrid se medir¨¢ con el PSG, un equipo cuajado de estrellas que no se distingue por su intensidad defensiva. Sus tres jugadores m¨¢s relevantes, Mbapp¨¦, Messi y Neymar, abdican sin rubor del trabajo de recuperaci¨®n. No se discute su capacidad para imponer sus habilidades, marcar goles y ganar partidos, pero el PSG se resiente de la desidia de los tres fen¨®menos. No es el t¨ªpico equipo que llevar¨¢ al Madrid por el peralte. El Bayern, Liverpool y Chelsea, s¨ª.
El Athletic someti¨® al Madrid a un tipo de partido que le disgusta. Se sinti¨® inc¨®modo porque jug¨® contra corriente. Acostumbrado a la tranquila navegaci¨®n en la Liga espa?ola, donde impone su ley a trav¨¦s de la calidad de sus centrocampistas, la velocidad de Vinicius y el brillante ingenio de Benzema, el Madrid ha ofrecido suficientes se?ales de sufrimiento en partidos sin tregua, contra rivales que pisan el acelerador a fondo.
Las primeras partes frente al Inter en San Siro y en el Bernab¨¦u se?alaron unos problemas en la Copa de Europa que se repitieron en la Liga contra el Sevilla en el primer tiempo y con el Athletic en el segundo. El Madrid gan¨® esos cuatro partidos, aunque por debajo del resultado discurri¨® una corriente de preocupaci¨®n. Le cost¨® una barbaridad soportar el vigoroso ritmo que impon¨ªan sus adversarios, incapaces, por otro lado, de mantener el voltaje de su juego durante todo el partido.
El Athletic no le permiti¨® un respiro, excepto en los cinco minutos previos al gol de Berenguer. Aguirrezabala, el joven portero del equipo bilba¨ªno, probablemente no so?¨® una noche m¨¢s tranquila. Fuera de una ocasi¨®n de Casemiro, el Madrid hizo mutis en el ¨¢rea del Athletic. Dependiente de Modric, Kroos y Benzema, sus dos veteranos centrocampistas fueron superados por el asedio de sus marcadores. No estuvo Benzema, que oficia de gran centrocampista cuando las cosas se ponen feas.
Sin sus tres principales referentes, el Madrid no encontr¨® ninguna f¨®rmula para solventar las dificultades que atraves¨®. Acostumbrado a la cadenciosa pulsaci¨®n que marcan Modric y Kroos, se sinti¨® superado por la intensa propuesta del Athletic, bien organizado en todos los aspectos. Se defendi¨® y atac¨® con orden y electricidad, sin respuesta efectiva por parte del equipo de Ancelotti.
Al Madrid le sostuvieron los dos centrales, con una versi¨®n imperial de Militao. Su impronta cada vez es mayor, al igual que su confianza. Empieza a sentirse capit¨¢n general y se nota. Se desempe?a con la autoridad que le falt¨® en su primera temporada y en parte de la segunda. Es un central formidable, insustituible en un equipo que manifest¨® otra debilidad notable: o juegan todos los titular¨ªsimos, y no hay nadie en el madridismo que no los recite de memoria, o se abren unas grietas m¨¢s que inquietantes.