Cerrar los ojos y llenarse los bolsillos
Nasser Al Khater, CEO de Qatar 2022, declar¨® hace tres d¨ªas a la CNN que la homosexualidad no est¨¢ permitida y que los aficionados LGTBI tendr¨¢n derecho a ver los partidos del Mundial, pero que no pueden ense?ar "muestras de afecto en p¨²blico". Ahora intenta arreglarlo afirmando que todo el mundo es bienvenido, pero el da?o ya est¨¢ hecho. En Qatar la homosexualidad est¨¢ penada incluso con cinco a?os de prisi¨®n, as¨ª que ya se pueden empe?ar en disfrazar una realidad que est¨¢ ah¨ª para todo aquel que quiera verla, que no cuela. Porque ah¨ª est¨¢ la clave: hay quien prefiere cerrar los ojos y seguir llen¨¢ndose los bolsillos. Hay quien se quedar¨¢ con la explicaci¨®n de que s¨®lo han muerto tres trabajadores durante la construcci¨®n de los estadios a pesar de las denuncias de organizaciones de Derechos Humanos y del reportaje de The Guardian que habla de alrededor de 6.500 fallecidos. El t¨¦rmino que lo explica se llama 'sportwashing', que no es ni m¨¢s ni menos que utilizar el deporte, los grandes eventos deportivos, para limpiar la reputaci¨®n de pa¨ªses con graves d¨¦ficits democr¨¢ticos.
Este fin de semana se disputa en Yeda (Arabia Saud¨ª) el Gran Premio de F1 y Lewis Hamilton no se ha callado. Calific¨® de "horribles" las leyes contra la comunidad LGTBIQ+, ha puesto el foco sobre la represi¨®n que tambi¨¦n sufren las mujeres y ha anunciado que volver¨¢ a lucir el casco con los colores del arco¨ªris como ya hizo en Qatar. Mientras, Joan Laporta, justific¨® que el Bar?a vaya a Riad a disputar un amistoso el 14 de diciembre en homenaje a Maradona "porque la familia nos lo ha pedido". Eso s¨ª, volvi¨® a sacar el libreto de esl¨®ganes para afirmar que el compromiso del club con los principios ¨¦ticos y democr¨¢ticos es irrenunciable y que hasta la Fundaci¨®n est¨¢ trabajando en un proyecto de igualdad de g¨¦nero en Arabia Saud¨ª. De los cerca de tres millones de euros que cobrar¨¢n, ni p¨ªo. Y tambi¨¦n pretende que cuele. Los derechos humanos, al parecer, tienen un precio. Hay quien paga, hay quien cobra y hay quien, al menos, alza la voz. Se puede elegir¡ Al menos aqu¨ª, no como en Qatar o en Arabia Saud¨ª.