Yipi kai yei
No se me ocurr¨ªa mejor escenario para el debut de Xavi Hern¨¢ndez que un Camp Nou recalentado en lo sentimental para recibir al m¨¢ximo rival de la ciudad, el RCD Espanyol de M¨ªster Chen, si acaso el Nakatomi Plaza de La jungla de cristal. El de Tarrasa es, ahora mismo, lo m¨¢s parecido a un John McClane que el aficionado cul¨¦ se puede permitir a tan bajo coste, de ah¨ª que no vayamos a sorprendernos demasiado si, en alg¨²n momento de la aventura, lo descubrimos descolg¨¢ndose con una manguera de incendios por la fachada del estadio mientras todo estalla en mil pedazos: "Yipi kai yei, hijos de Cruyff".

Los inicios suponen, casi con toda seguridad, el momento m¨¢s importante de toda relaci¨®n. La ilusi¨®n se mezcla con el miedo y cualquier paso en falso puede resultar fatal, como a punto estuvo de suceder con Pep Guardiola tras aquel arranque accidentado frente al Numancia y el Racing de Santander que sobrevino en org¨ªa. A veces, tontear con la cat¨¢strofe es la ¨²nica manera de asegurarse un futuro mejor, de ah¨ª que durante toda la tarde de ayer estuviese yo fantaseando con una derrota sin paliativos, solo por el placer de esperar el siguiente partido despojado de ilusiones. Una vez, en el restaurante de mis padres, celebramos una boda que comenz¨® con un juramento de amor eterno por parte de los novios y sus familias para terminar con medio banquete encerrado en los calabozos de la Guardia Civil: uno nunca debe hacer promesas que no est¨¢ dispuesto a mantener cuando empiezan a volar las primeras sillas.
Despu¨¦s de una semana dedicada casi por entero a la nostalgia, personificada en la figura de un Dani Alves disfrazado de concejal de las sonrisas de En Com¨² Podem, el partido ante el Espanyol supon¨ªa la primera prueba de fuego para un proyecto remendado que, a falta de dinero, se va construyendo con fotos de familia. Form¨® el Bar?a con ocho jugadores de la Mas¨ªa y el resultado fue una victoria robada de efecto terap¨¦utico que confirma lo que algunos predicamos con la boca peque?a desde hace semanas: que nadie mejor que Xavi Hern¨¢ndez, o la saga de La jungla de cristal, para demostrar que segundas partes tambi¨¦n pueden ser buenas si tenemos muy presente la famosa advertencia del, tambi¨¦n cinematogr¨¢fico, Se?or Lobo.