Un Barcelona fantasmal
?Nunca has so?ado que atraviesas la ciudad flotando por sus calles como si fueras un fantasma? Es uno de mis sue?os recurrentes. Paseo por un Oviedo imaginario y me muevo entre sus casas a medio camino entre la vida y la muerte. Difumin¨¢ndome a cada paso. Lo parezco, pero no soy yo. ?Esto est¨¢ sucediendo realmente?, es la pregunta que suele sobrevolar esos viajes extra?os junto a la almohada y record¨¢ndolos ahora no puedo evitar sentir una amarga empat¨ªa con el Barcelona de Ronald Koeman. A estas alturas, un equipo desvanecido. Un fantasma del que solo se reconoce la camiseta y esta temporada ni eso.
Hace un a?o escrib¨ª aqu¨ª que el Bar?a se hab¨ªa dejado arrastrar por la melancol¨ªa y la cosa solo ha empeorado. Son un club l¨¢nguido, acompasado con precisi¨®n al tiempo oscuro que nos est¨¢ tocando vivir en el f¨²tbol y en la vida. Han pasado de esperar goles asombrosos a conformarse con acabar las jugadas de cualquier manera para evitar al menos los contragolpes del rival, como reconoci¨® Koeman en sala de prensa. Abandonarse al famoso "es lo que hay" como a una de esas canciones tristes que te escarcha el ¨¢nimo aunque no quieras. Despu¨¦s llegaron el descalabro contable, la marcha de Messi y una depresi¨®n pegajosa que culmina, solo de momento, en el desastre del Metropolitano, pero los s¨ªntomas vienen de lejos.
Koeman, al comienzo h¨¦roe sobre los escombros, ha pasado de poner el pecho por los suyos a matarlos en p¨²blico. No estuvo afortunado el entrenador con Nico, el eslab¨®n m¨¢s d¨¦bil. La realidad de un equipo no est¨¢ s¨®lo en los n¨²meros: vive tambi¨¦n en las relaciones que mantienen entre s¨ª las personas que lo forman. En los dos aspectos el balance del Barcelona es desolador. Laporta despedir¨ªa ma?ana al m¨ªster si pudiera pagar un recambio decente y mientras tanto tensa la relaci¨®n con la esperanza de que el holand¨¦s renuncie. El rubio, lejos de achantarse, vive empe?ado en cavar su propia tumba con decisiones pasmosas. Que me echen. Cuando no te da una rueda de prensa esperp¨¦ntica, "el manifiesto kumanista", te monta un planteamiento suicida frente al Atl¨¦tico. Mientras la afici¨®n asiste a esta carrera absurda por apretar el bot¨®n rojo, el equipo se arrastra por los campos de Europa.