?Adelante mis valientes! La rehala
La rehala tiene un papel fundamental y protagonista en la monter¨ªa, regal¨¢ndonos momentos, agarres e im¨¢genes, que, sin duda, forman parte de los momentos m¨¢s especiales vividos por todo cazador.
?La rehala es el fundamento de la monter¨ªa, porque la condici¨®n precisa para que la batida tenga car¨¢cter de monter¨ªa es la presencia de sus perros?. Marqu¨¦s de Valdueza.
Pocos d¨ªas quedan por tachar en nuestro almanaque para que, al toque de caracola, se escuchen vibrar nuestros montes con las ladras de los valientes, de los guerreros, de la rehala. Porque el alma de toda monter¨ªa es, sin duda, nuestros perros, las rehalas.
La rehala tiene un papel fundamental y protagonista en la monter¨ªa, regal¨¢ndonos momentos, agarres e im¨¢genes, que, sin duda, forman parte de los momentos m¨¢s especiales vividos por todo cazador.
Papel fundamental y protagonista en esta modalidad cineg¨¦tica es la de los canes. Perros que derrochan todo su instinto y pasi¨®n. Solo hay que ver ¡°la suelta¡±, para comprender que esos perros disfrutan y hacen lo que m¨¢s les gusta y por lo que su instinto le convierte en guerreros. Llevan la caza en su sangre.
Dentro de toda rehala que se precie de serlo debemos distinguir siempre tres grupos de perros fundamentales: los punteros, los perros de media o ¡®centrocampistas¡¯ y los canes de agarre.
Los primeros localizan a la pieza escudri?ando en lo m¨¢s espeso del monte. Baten el terreno exhaustivamente, son r¨¢pidos y con una gran pasi¨®n, van a gran distancia de su perrero y, por lo general, suelen ser los que primero detectan la caza en la mancha.
Los perros de media hacen la funci¨®n de ayudar a los dem¨¢s en la persecuci¨®n de las reses hacia las posturas. En este camino deben latirlas para, de este modo, avisar a las dem¨¢s rehalas para que colaboren en la persecuci¨®n de la caza hasta las posturas, donde los monteros culminar¨¢n los lances.
Por ¨²ltimo, los perros de agarre inician su trabajo cuando la caza no quiere abandonar sus encames o se encuentra herida y decide plantar cara a la rehala; en este caso es cuando ¨²nicamente deben intervenir los perros de agarre, ayudando a sus compa?eros a apresar la caza (de este modo nos ahorraremos tener que lamentar consecuencias mayores cuando alg¨²n gran jabal¨ª plante cara al resto de los perros).
Habitualmente muchas rehalas cuentan con un n¨²mero excesivo de perros de presa, propiciando as¨ª muchos agarres. Algunos perreros creen que con un diez por ciento de este tipo de perros en nuestra rehala ser¨¢ m¨¢s que suficiente para hacer frente a situaciones de esta naturaleza.
Con un n¨²mero m¨¢s elevado de los mismos se perder¨ªa eficacia en la persecuci¨®n y tambi¨¦n se limitar¨ªa poco a poco el latir la caza durante su recorrido, pues pocos o ning¨²n perro de presa se conoce que lata tras la caza.
Entre los perros de rastreo destacan los podencos, aut¨¦nticos levantadores de reses de sus encames y que dan a la recova empuje, fuerza y vistosidad.
El conde de Yebes, en su libro ¡®Veinte a?os de caza mayor¡¯, elogiaba al podenco diciendo de ¨¦l que es el perro perfecto para la monter¨ªa porque tiene ¡°vientos, pies, dicha y boca¡±.
?El buen perro de rehala, sea cualquiera su clase, desde el puro podenco envelado y peliduro al de padres desconocidos y tipo inveros¨ªmil (que los dos pueden ser de punta), requiere, entre otras, las siguientes caracter¨ªsticas principales: fuerza, coraje, perseverancia, vientos y dicha. A cu¨¢l de ellas m¨¢s importante, y si no las re¨²ne es un perro incompleto?. Conde de Yebes.
De los perros de agarre hay que se?alar al alano, perro admirado por Antonio Covars¨ª, quien dec¨ªa que los alanos eran los que le garantizaban los resultados de sus rondas.
Actualmente esta raza, que ha ido perdiendo sus or¨ªgenes, est¨¢ siendo sustituida por el mast¨ªn en la mayor¨ªa de las recovas espa?olas.
Las mejores razas para montear
Montear con los perros es vivir la monter¨ªa desde dentro: sentir las ladras, los agarres, las carreras, a jara... Y eso s¨®lo se siente como rehalero, toda una pasi¨®n vivida los 365 d¨ªas del a?o, porque para ¨¦l su trabajo no s¨®lo se ejerce en la temporada de caza, sino durante todo el a?o cuidando y preparando a los valientes, a los perros.
Una labor costosa, de much¨ªsima dedicaci¨®n, mal pagada, pero que se ve recompensada con la vivencia en el campo y la superaci¨®n de vencerle al monte y a las condiciones extremas que ¨¦ste a veces opone.
La rehala es, sin duda alguna, el alma de la monter¨ªa.
?Salud y buena caza!