Una Selecci車n de dif赤cil consenso
A?os atr芍s hab赤a sano consenso en torno a la Selecci車n: todos los jugadores eran malos menos los del equipo de cada cual, y el seleccionador, un imb谷cil por no llevar m芍s de los m赤os y menos de los otros. Todo empez車 a complicarlo el tiqui-taca, un estilo revolucionario, para muchos aburrido, para otros tantos inteligente y bello. Y con patente Bar?a, as赤 que entre los primeros estaba casi todo el madridismo. Pero aquel equipo gan車 tanto, tuvo un aire tan amable (el Bar?a sin Alves ni Messi pero con Casillas) que el madridismo lo acab車 admitiendo, y m芍s cuando pas車 de Luis a Del Bosque. S車lo se autoexcluyeron los radicales mourinhistas.
Esta Selecci車n es m芍s dif赤cil de juzgar, porque se entrecruzan demasiadas cosas: la a?oranza de aquella generaci車n, que se sabe injusta; la sospecha de antimadridismo recalcitrante que pesa sobre Luis Enrique, que a 谷l no le asusta alimentar; cierta pervivencia del modelo tiqui-taca, que practicado sin Xavi e Iniesta no convence e irrita a los anti m芍s que nunca, porque suena a tardoguardiolismo; y la propia figura de Luis Enrique, con su marcha, su desgracia personal, su regreso brusco y feo tras el buen papel de su suplente. Y sus nulas ganas de caer simp芍tico, su barbilla alta en cada conferencia de prensa.
Como adem芍s los resultados van y vienen, no sabemos a qu谷 carta quedarnos. Es un equipo con buen manejo de 芍rea a 芍rea, pero flojea en las dos zonas militarizadas del campo, las que deciden los partidos. Las caras de la mitad de sus titulares ni suenan a la gente de la calle y cuando uno es muy conocido, v谷ase Morata, se le coge de pim-pam-pum. Cada poco aparecen, como extraterrestres, perfectos desconocidos como Robert S芍nchez, Porro o Abel Ruiz, tiros al aire de Luis Enrique mientras prescinde pertinazmente de Aspas y Nacho. Hay quien se quiere ilusionar, hay quien va desertando ya, harto de estar harto. Veremos hoy en Pristina.